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El coronavirus dispara la venta de mamparas anticontagio en los negocios vallisoletanos. G. Villamil / A. Mingueza / H. Sastre
Coronavirus en Valladolid: El coronavirus dispara la venta de mamparas anticontagio en los negocios de Valladolid para protegerse

El coronavirus dispara la venta de mamparas anticontagio en los negocios de Valladolid para protegerse

Farmacias y estancos son los primeros en aprovisionarse y la hostelería empieza a interesarse por su instalación y precio

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 26 de abril 2020, 07:58

Empezaron en estancos, farmacias y supermercados al ser los espacios más transitados y, por tanto, donde el riesgo de contagio por el coronavirus es más elevado, pero su instalación ya se ha hecho extensible a todo tipo de establecimientos. También a los vehículos. Las mamparas de metacrilato han llegado a la provincia de Valladolid para quedarse. Los propietarios se están rearmando, preparando y adaptando sus negocios para hipotéticos escenarios que puedan darse una vez se levante el estado de alarma y el Gobierno permita que reabran sus puertas. Quieren anticiparse, que no les pille el toro, y prueba de ello es que muchos ya han optado –pese a no ser obligatorios– por implantar estos protectores transparentes de plástico resistente frente a sus mostradores para protegerse y evitar posibles contagios, pues este virus se propaga fundamentalmente por la saliva al toser, estornudar o hablar.

La covid-19 ha disparado la demanda y los fabricantes, que trabajan a pleno rendimiento, anticipan que «es probable» que haya escasez de materia prima. A ello, además, cabe añadir que es un producto «caro, que de por sí vale dinero», por lo que estiman que aunque de momento «vamos bien, cubrimos las necesidades», hacerse con planchas de este derivado químico puede antojarse misión imposible en un futuro próximo. Una de las empresas que en la provincia se dedican a la producción de estos materiales es Macoglass, dedicada «fundamentalmente» a mallas y plásticos de agricultura y a la venta de metacrilato «cortado con láser y a medida». Pero con el cierre de las industrias y el confinamiento domiciliario obligatorio, y en vistas de que «las búsquedas en Internet eran altísimas», decidieron «aprovechar» la funcionalidad de las dos máquinas de las que disponen (una por láser y una fresadora CNC) y «apostaron» por la creación de mamparas anticontagio. Encontraron un nicho de mercado y ahora están «desbordados».

«Somos una de las tiendas pioneras en España que vende metacrilato cortado a medida y con láser y una de las pocas de Valladolid que fabrica estas mamparas; el volumen de pedido de estas últimas ha sido desorbitado desde hace quince días», asegura una empleada de la entidad, Silvia Torino, al tiempo que asevera que «a día de hoy la competencia es brutal». «La gente es lo que busca, se oyen muchos rumores de que si van a ser necesarias y las empresas también nos interesamos en cubrir esa necesidad», apostilla.

Antes de la emergencia sanitaria, reconoce que por norma general no fabricaban mamparas, aunque «alguna vez» producían pantallas de este material, pero sin conocer la finalidad para la que iba a ser utilizada. «Siempre hay alguien a quien le interesa, pero antes de esto no podíamos imaginar que estas mamparas anticontagio iban a venderse tanto», sostiene.

«Esta mampara anticontagio higiénica está pensada para proteger a los trabajadores que atienden al público de forma directa. El vendedor y el cliente mantendrán así una distancia adecuada y estarán protegidos con este separador higiénico invisible». Esta es la carta de presentación que Macoglass hace de las pantallas de metacrilato en su página web, el «principal» canal de venta de esos productos durante el aislamiento (la tienda está cerrada al público). Producen tres tipos diferentes –abiertas y cerradas con base o con pies, todas de idénticas dimensiones– y su precio oscila entre los 44 y los 85 euros. «El modelo caro es menos económico, pero es más estable y es el que más vendemos», indica.

Escasez de materia prima

El 'boom' estalló hace aproximadamente tres semanas. Desde entonces, el goteo de llamadas y correos electrónicos preguntando por estos materiales ha sido constante. Hasta la fecha, calcula que han vendido en torno a medio millar. «Es una barbaridad, no te imaginas la de gente que llama preguntando y la cantidad de tiempo que dedicamos a ello», indica, mientras avanza que uno de los «problemas» a los que deberán hacer frente radica en la disponibilidad. «El volumen de demanda es altísimo y hay escasez de material; ahora mismo localizar metacrilato en España es muy complicado, y lo que viene de fuera tarda más», continúa. Este negocio ha encontrado en farmacias y estancos sus mejores clientes, aunque la onda se expande y ya reciben los primeros pedidos de estaciones de ITV, oficinas para renovar el DNI y jefaturas de tráfico, entre otros. «Para farmacias se ha vendido muchísimo, yo diría que lo que más, y además fueron los primeros en interesarse y en hacerse con una», recuerda.

Una de ellas es Farmacia Crespo. A principios de abril, decidieron hacerse con tres para «estar más seguros porque la gente no respetaba la distancia de seguridad», tal y como comenta una empleada, Sonia Lucendo. Otros como Luis Tremiño, estanquero, encargó varias a su carpintero nada más decretarse el estado de alerta y «viendo todo lo que se venía». «Es algo que compensa aunque el desembolso inicial sea alto; ahora estamos más seguros», apostilla. Macoglass también ha suministrado, a través de intermediarios, protectores a taxistas de la capital vallisoletana (realizan las mamparas a medida en función del vehículo) y a los autobuses urbanos de Valladolid.

En la hostelería, por su parte, el «runrún» es constante. Son solo rumores, pero el sector está en jaque. Los dueños de los bares y restaurantes saben que deberán tomar alguna medida cuando les permitan reabrir sus negocios, y ya están recabando información para estar prevenidos. Ya son «varios» los que llaman preguntando por estas mamparas anticontagio, aunque el contacto queda ahí. Por el momento ninguno ha dado el paso de comprarlas. «Se están interesando, pero muy despacio. Ahora que no están facturando no se van a gastar ese dineral en la inversión, imagino que esperarán a tener claras las condiciones en las que puedan trabajar», subraya Torino.

Disponibilidad inmediata

Por estas pantallas pasa, además, el presente y futuro de sectores como el de la administración, que ya ha comenzado con la instalación de estos protectores transparentes para evitar el contacto entre funcionarios y en donde además la atención con el público es permanente. «Ya sea la gripe o el coronavirus, el que trabaja de cara al público está siempre muy expuesto, y creo que España se ha dado cuenta de esto ahora», apunta Torino.

Precisamente el sector público (junto con las tintorerías) es el principal cliente de Rotuvall, dedicada a la rotulación pero que vio en las mamparas de metacrilato una «buena oportunidad» y se lanzaron a la «piscina». No las fabrican, sino que hacen «el diseño a ordenador, se lo mandamos a nuestro proveedor y nos lo manda mecanizado, con las medidas que le decimos». Así lo confirma su propietario, Víctor Velasco, quien señala que «el proceso en sí no tiene mucha ciencia». «Lo vi en Internet, y como hacemos cartelería de metacrilato con formas que normalmente va para luminosos, en vez de hacerlo en blanco se hace en transparente y se da forma», explica. En «dos o tres días» está en su tienda.

Comenzaron a comercializarlas hace quince días, y hasta la fecha han dado salida a una treintena, aunque esperan «muchos más pedidos». Ofertan de dos tamaños (de 100x80 y de 60x40 centímetros) y su coste es de 75 y 50 euros, respectivamente. «Estamos desbordados, hasta arriba de trabajo no solo por esto, sino también porque nos piden mucho material que ahora está muy demandado como cintas de separación o carteles de aforo limitado», indica Velasco. A su teléfono también han llamado hosteleros preguntando por su producto, aunque este joven no se «arriesga»: «Lo que ellos buscan no se lo puedo ofrecer».

«Lo que les viene bien son unas mamparas que están ancladas al techo y el material cae hasta una altura que permita pasar el vaso por debajo, no estas que tienen patas». Saben que es un «boom pasajero y estacional», que cuando las empresas se aprovisionen tendrán que decir adiós a su venta, que la demanda desaparecerá, pero, por el momento, se aferran a esa «necesidad que tiene la sociedad».

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