A las diez menos cinco de la mañana un nutrido grupo de clientes espera a que se abran las puertas de los grandes almacenes. Es el último día de las 'ofertas límite' con las que El Corte Inglés pone punto y final al periodo de ... rebajas de invierno y también la oportunidad para despedirse de esta marca en el centro. Después de 28 años de servicio en el corazón de Valladolid, la cadena dice adiós a sus instalaciones de la calle Constitución. El martes por la noche la persiana del reconocible inmueble, que en 1974 inauguró Galerías Preciados, se bajará definitivamente para dar paso a su relevo: un gran centro multiusos en el que será protagonista una macrotienda de Zara, además de un gimnasio, hotel y un restaurante con terraza. Ese es el futuro. De momento, pesa más una nostalgia adelantada.
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La ciudad despide este martes «con pena» al que ha sido uno de sus principales referentes comerciales. Lo hace sin estridencias, sin ningún cartel que anuncie la clausura, aunque con algunas señales que apuntan a ello. Dentro, percheros y muestrarios a medio gas, con el género justito para pasar la jornada. También dependientes moviendo cajas, prendas y complementos. Fuera, dos operarios cubren los escaparates con unos vinilos decorados con el clásico triángulo de la empresa, pero sin el nombre de la misma. Ambiente de mudanza.
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Las gemelas Belén y Maite Soto lo van a echar de menos. «La verdad es que nos gustaría que siguiera, la gente valora mucho El Corte Inglés, la cafetería está muy bien y nosotras venimos habitualmente, es una pena», resumen. Como ellas, los que acceden a hablar con El Norte recalcan la importancia que esta compañía de distribución ha tenido para dar vida al cogollo de la capital. «Cuando se pierde El Corte Inglés, se pierde riqueza; al final el comercio se resiente y el centro también; queda para el turismo, porque le gente tiende a concentrar sus compras en lugares donde es más fácil aparcar», considera Antonio Hernández.
Un matiz. A la marca no la expulsa nadie. Cierra porque quiere liquidez y porque las instalaciones de Constitución no ofrecen la rentabilidad que de ellas esperaba su consejo de administración. No solo ha pasado aquí, sino que ha tenido réplicas en toda España. La empresa se está desahaciendo de los centros 'no estratégicos' y concentrando la oferta en los que todavía tienen tirón. Es una operación mercantil.
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Habrá un sustituto en Constitución, sí, pero a día de hoy a los clientes consultados les cuesta visualizarlo. Hay algunos incluso, como Saturnino Barroso, que hasta muestran cierto enfado ante la clausura. «Me parece muy mal, vengo todos los días a tomar un café; ahora nos joden, suelo venir con la mujer a comprar ¿dónde vamos a ir los jubilados?», se pregunta este pensionista, quien ya anuncia que se irá con su esposa hasta las instalaciones del Paseo de Zorrilla, aunque les queden a desmano. Se reconoce Saturnino un fiel de los grandes almacenes.
Desde la dirección de la empresa, pocas novedades sobre este adiós. La única, una carta enviada a los clientes con tarjeta de El Corte Inglés y firmada por la máxima responsable regional en la que se les recuerda que en el Paseo de Zorrilla encontrarán todo lo que necesitan con una oferta renovada y ampliada. Durante el mes de marzo, los empleados trabajarán a puerta cerrada para desmontar la tienda con el objetivo de entregar las llaves a la nueva propiedad el 1 de abril. A partir de ese día y a expensas de recibir la licencia, comenzará la obra para reconfigurar el inmueble de 18.000 metros cuadrados para adecuarlo a los nuevos usos.
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En el comercio cercano, este relevo no se ve mal, aunque aseguran que hasta que llegue Zara «se va a notar». Mercedes Pérez, dependienta de la tienda Misako, confía en el tirón que puede tener el proyecto sustituto. «Creo que nos va a venir muy bien, pero primero hay que hacer la obra y eso tarda», apunta. Desde Avadeco, una de las dos asociaciones del sector, valoran de forma positiva el diseño de la oferta de recambio a El Corte Inglés. «Todo lo que sea mantener la actividad comercial en el centro es bueno, hay que recordar que esta compañía lleva ya años concentrando su oferta y cerrando espacios, como Bricor, la electrónica de Menéndez Pelayo... La tienda de Zara será la tercera más grande de España y eso en sí mismo puede funcionar bien», destaca Alejandro García Pellitero, presidente de la entidad. Este profesional espera que la reubicación de la marca de Inditex en el inmueble lleve aparejada también la ocupación de las dos tiendas que Zara tiene ahora en la zona. La cuestión, subraya, es que haya una reposición en la oferta para que el entorno mantenga el pulso de la compras. Jesús Herreras, máximo responsable de Fecosva, considera que el «mix» planteado en el bloque «con una marca potente» como la de Inditex será «un polo de atracción». «Destinar las plantas nobles del edificio a comercio es importante para la zona», subraya.
Mientras se celebra esta despedida discreta, el departamento de personal de la compañía ultima la reubicación de los 172 empleados en los otros establecimientos de la marca dentro de la propia plaza de Valladolid, aunque también está abierta la posibilidad del traslado a tiendas de otras ciudades, siempre, recuerda la empresa, que haya acuerdo con el trabajador.
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