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El viaducto de Daniel del Olmo, al fondo, con el tráfico restringido para vehículos ligeros. Alberto Mingueza

Valladolid

Carnero propone añadir «un paso» en Daniel del Olmo al convenio de integración ferroviaria

El alcalde de Valladolid quiere aplazar la obra de Arco de Ladrillo, con el proyecto casi a punto, hasta solventar los problemas del viaducto de Argales para poder reordenar el tráfico

Antonio G. Encinas

Valladolid

Miércoles, 22 de mayo 2024, 19:34

Jesús Julio Carnero ha propuesto una vuelta de tuerca imprevista al convenio de integración del ferrocarril. Una intervención que retrasaría la obra de Arco de Ladrillo, provocaría una nueva negociación del convenio con Adif y Renfe y le permitiría, de paso, ganar tiempo en su ... intento de conseguir cambiar la integración por el soterramiento. Un paso que sustituya al maltrecho viaducto de Daniel del Olmo.

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El argumento principal es circulatorio. Arco de Ladrillo soporta «la friolera de 38.000 vehículos diarios», casi veinte mil por sentido. Es, de hecho, una de las bazas que el anterior equipo de Gobierno esgrimía para urgir su derribo y su sustitución por un túnel. «Si se procede a llevarlo a cabo, que implica la demolición del viaducto, la ciudad no está preparada en este momento para absorber ese tráfico», asegura Jesús Julio Carnero. Porque el paso de Labradores estará cerrado al menos hasta finales de año o principios de 2025 y otra de las alternativas, Daniel del Olmo, tiene restringido el tráfico pesado por el mal estado del viaducto que conecta el Paseo de Zorrilla con la carretera de Madrid por el polígono de Argales.

«Hemos pedido que [ese nuevo paso en Daniel del Olmo] se incluya en el convenio, ya que hay circunstancias sobrevenidas que hacen que se tenga que incluir», explicaba el alcalde de Valladolid. Carnero fue prudente tanto ante los medios como en el Consejo y en ambos casos evitó hablar de paso subterráneo. Pero en todo caso se trataría de una incorporación al actual convenio de integración y eso, señalan fuentes cercanas a la reunión, implicaría un paso subterráneo porque Adif no sufragaría el coste de otro tipo de obra. De hecho, construir un nuevo viaducto sería una obra íntegramente municipal, porque entra dentro de sus competencias. Es decir, que Carnero defiende el soterramiento como actuación deseable y posible al tiempo que pide añadir un nuevo paso al convenio de integración.

«De esa manera paliaría la situación de Arco de Ladrillo y nos permitiría dar una solución circulatoria a todo», asegura Carnero. Los plazos, sin embargo, no son halagüeños. Para empezar, habría que incorporarlo al convenio de integración. Como cada una de las partes -Junta, Adif, Renfe, Ayuntamiento- debería aprobarlo en sus órganos competentes respectivos, ese trámite podría demorarse unos meses (3 ó 4, calculan). Después, tocaría licitar la redacción del proyecto del paso en Daniel del Olmo, otros 4 meses. Un túnel como ese supone, según el cronograma de actuaciones previsto por Adif, en torno a 9-12 meses para tener a punto el proyecto constructivo. Después hay que licitar la obra, lo que se lleva otros 4 meses si no se complica la adjudicación. Y el tajo, si se toma como ejemplo la propuesta que hizo Adif para realizar un paso similar en la Avenida de Zamora -pasado Vallsur y hacia Argales- puede rondar los 18-24 meses. Es decir, que el mandato de Jesús Julio Carnero acabaría sin que el paso de Daniel del Olmo se hubiera ejecutado del todo. Y con Arco de Ladrillo intacto.

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Aunque en ese punto, Carnero incluye otro inciso que también afecta al convenio de integración. «Dado que hay que prolongar la vida útil del paso actual en Arco de Ladrillo, hay que llevar a cabo las actuaciones necesarias para mantener en condiciones lógicas y de seguridad la infraestructura», explicaba. Es decir, que en todo caso habría que acometer obras en el viaducto, con las lógicas incidencias en el tráfico, aunque con un plazo más corto que el que se prevé para construir el túnel definitivo y sin coincidir en el tiempo, se supone, ni con Daniel del Olmo ni con Labradores. El concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, dijo en enero sobre el actual paso elevado que «no corre riesgo de sufrir ningún problema estructural, aunque sí exige mantenimientos»

Daniel del Olmo, irrecuperable

El paso de Daniel del Olmo ha quedado restringido a vehículos ligeros a pesar de encontrarse en el acceso al Polígono de Argales. Esto se debe al calamitoso estado en el que se encuentra. El PSOE municipal aseguraba meses atrás que le quedan «3 ó 4 años de vida útil». A eso respondía el concejal de Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca, que de momento bastaba con esa restricción de tráfico para mantenerlo en orden. En ese punto debería arrancar el soterramiento de las vías que propone el equipo de Gobierno y que, por el momento, está descartado. Ahora, en vista de que Arco de Ladrillo va camino de la demolición y que Daniel del Olmo acogerá necesariamente más tráfico, urgen a darle una solución y anteponerlo a la que es la gran obra de la integración ferroviaria en Valladolid.

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Pero es que a todo el tajo pendiente en ambos pasos elevados hay que sumarle otra obra que está prevista desde hace tres años: la segunda fase de la reurbanización del Polígono de Argales. Con la Avenida de El Norte de Castilla en una fase ya avanzada tras muchos meses de retraso, Daniel del Olmo debería ser la siguiente arteria en pasar por el taller. Y no es un trabajo menor. Soterrar el tendido eléctrico, eliminar las medianas, reformar aceras, incorporar un carril bici que una Paseo de Zorrilla y Carretera de Madrid… 3,3 millones de euros se habían presupuestado. Una obra incompatible con acoger el tráfico desviado de Arco de Ladrillo.

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