Dos carteles marcan la diferencia de precio entre las dos monedas. En detalle, Carmen Montalvillo y Demetrio Bayón explican su primera experiencia con el euro. Rodrigo Ucero

«Era camarera y dar los cambios fue muy complicado, siempre pensabas en pesetas»

Los vallisoletanos hacen memoria para viajar 20 años al pasado y contar su primera experiencia con el euro

Sergio García

Valladolid

Sábado, 1 de enero 2022, 08:16

«El euro comienza a circular», así rezaba la portada de El Norte de Castilla el 2 de enero de 2002. El precio del periódico de esa jornada fue de 0,85 euros, o 141 pesetas, ya que por aquel entonces se podía pagar ... con ambos métodos. 20 años después, esa primera experiencia con el euro todavía está en el recuerdo de algunos vallisoletanos. Ir con esa pequeña calculadora a comprar o pagar en pesetas y recibir el cambio en euros fueron algunas de las dificultades que se vivieron durante los primeros días de circulación de esta nueva moneda.

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«A mí me gusta mucho alternar y un vino pasó de costar doce pesetas a casi el doble», relata Ángel Pascual. El cambio, a pesar de la subida del precio de esta bebida, no le importó. «Al principio nos costó un poco, pero ahora creo que estamos mucho mejor», asegura. Él fue una de esas personas que acudían a la caja registradora con la pequeña calculadora para hacer el cambio al instante. «Pero si lo veía muy mal dejaba el dinero y que me diesen la vuelta y ya», matiza.

«Bueno anda, por favor», responde Teresa Rodríguez ante la pregunta de llevar encima esa calculadora, el producto estrella durante los primeros momentos del euro en España. «No tuve ningún problema y ahora ya no trabajo con pesetas», afirma. Este no fue el único aparato que ayudaba a hacer el cambio sin muchas complicaciones, durante esas primeras experiencias con la nueva moneda, también se repartieron unas tarjetas que mostraban el cambio de pesetas a euros de algunas cantidades fijas, como diez, veinte o cincuenta euros.

Los establecimientos también ayudaban y muchos colocaban el precio en ambas divisas. «Creo que nos adaptamos bien, pero muchos todavía piensan en pesetas cuando hablan de grandes cantidades», comenta Demetrio Bayón. Él, relata, hizo el cambio con anterioridad para estar preparado ante la inminente llegada del euro. «El banco te daba una bolsa con céntimos y euros cuando ibas a cambiar. También recuerdo que los billetes parecían mejores, más bonitos», añade. Para Balbina Gutiérrez, la moneda en papel al principio parecía «más pequeña y diferente». Pero estas características no eran un impedimento por las ventajas que menciona. «Te permite viajar a muchos países y nos permitió integrarnos más en Europa», apunta.

Historia de una camarera durante el cambio

Carmen Montalvillo estuvo durante esos primeros días en el otro lado de la historia. Detrás de una barra, donde trabajaba como camarera durante esos días de 2002. Ella recibía el pago en pesetas y, a cambio, entregaba euros y céntimos. «Dar los cambios era muy complicado, siempre pensabas en pesetas», explica. El cambio de los precios llevó a situaciones de caos. «Al principio nos daba un poco de miedo, pero ese primer día fue muy gracioso», asegura.

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También vivió la situación desde el otro lado, como todos los españoles cuando se acercaban a hacer las primeras compras del año. «Lo que más noté fue que se gastaba muy rápido», comenta. El euro y la peseta, no eran lo mismo. «Tenías un billete de cinco euros y uno de mil pesetas y no duraban lo mismo, el nuevo se gastaba en seguida», relata.

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