Vista general del pequeño tramo que va desde Martí y Monsó hasta la plaza de Poniente. Rodrigo Jiménez

Valladolid

Una calle fantasma en el centro: el caso del famoso escultor que se cayó del callejero

Hace más de treinta años que la vía entre las plazas de Poniente y Martí y Monsó perdió su nombre, pero en Google Maps aparece todavía (y mal) como Alonso Villabrille

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 2 de noviembre 2024, 20:56

Son apenas 37 metros de largo en pleno centro de Valladolid. Un puñado de adoquines entre las plazas de Poniente y de Martí y Monsó. Un vial estrecho conocido por una mítica discoteca (Tintín), pero que el tiempo y los azares administrativos han convertido en ... un triángulo de las Bermudas pucelano, en un lugar de nombre equívoco, en un vial que llegó a estar dedicado a un famoso escultor barroco, pero que desde hace años ya no. Bienvenidos a la calle con nombre de plaza. Está a punto de entrar usted en la calle fantasma del casco histórico de Valladolid.

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El Ayuntamiento lo tiene claro y así lo certifican no solo los documentos oficiales, sino también la placa que luce en el acceso al vial. A todos los efectos (por ejemplo, de cartografía municipal o de empadronamiento), esta es la plaza de Martí y Monsó. Lo certifican los negocios aquí instalados, los vecinos que viven aquí. En este tramito hay apenas dos números. El 1 se corresponde con la tienda de comida rápida Ipan. En su perfil de Instagram (sin fotos nuevas desde hace casi cuatro años) se anuncian como 'calle Martí y Monsó'. El 3 es un edificio de viviendas que además alberga oficinas. Como las de la Federación Hípica de Castilla y León. «Llevamos bastantes años aquí instalados y esto siempre ha sido Martí y Monsó», explican desde esta agrupación. «Nosotros nos trasladamos aquí hace poco, desde Poniente, y nunca ha habido confusiones. Estamos en Martí y Monsó, 3», dicen desde el Centro Cultural Chino. Por ese lado no parece que haya muchas dudas. De hecho, así aparece también en el callejero municipal.

En Google Maps, aparece como Alonso Villasbrille. R. J.

El problema llega cuando se busca en los GPS, cuando se recurre a los mapas virtuales. Porque entonces, este trocito de calle tiene otro nombre. Si se introducen las coordenadas en Google Maps, identifican este tramo viario como calle de Alonso Villasbrille (sic). Ni siquiera acierta con el nombre real, porque ahí sobra una ese. Debería ser Alonso Villabrille. Así aparece también, por ejemplo, en las webs de los portales inmobiliarios. Pero la cosa se vuelve todavía más loca si le preguntas a Google dónde está la discoteca Tintín. La desconcertante respuesta que ofrece el buscador es que esta sería la calle Alonso Berruguete Villasbrille (otra vez sic). Un quilombo morrocotudo que resulta de mezclar y confundir a dos artistas clave vinculados con Valladolid.

¿De dónde viene este lío, entonces? ¿Por qué en unos sitios aparece como Martí y Monsó y en otros sale a relucir el nombre de un conocido escultor del barroco español? Responder a estas preguntas no es tarea sencilla. La calle es tan pequeñita que en muchos documentos históricos ni siquiera aparece rotulada.

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La placa recuerda que la calle se llama, de forma oficial, plaza de Martí y Monsó. R. J.

El plano de Ventura Seco, el más minucioso del pasado histórico de Valladolid, dice que esta sería (vinculada con la plaza de Martí y Monsó) la calle de las Campanas, como explica Juan Agapito y Revilla en su libro 'Las calles de Valladolid'. Conectaría la calle de la Pasión con la de los Molinos (por lo tanto, no sería exactamente la vía que recibe ese nombre en la actualidad). En 1775, esta maraña de vías pasó a ser la plazuela del Teatro. El 28 de enero de 1921 se aprobó el acuerdo por el que la plaza recibía el nombre de Martí y Monsó, en homenaje a quien fuera director de la Escuela de Bellas Artes y conservador del museo provincial de Valladolid. Y este nombre se extendió también a ese tramito de calle que iba desde la plaza hasta Poniente. Así aparece en el plano guía de turismo publicado en 1931. Sin embargo, cuatro años después, los callejeros consignan que este trocito de calle se llama Comedias (como la vía que va desde el otro lado de Coca hacia Pasión). Así está consignado en el plano que en 1935 editó el servicio de Arquitectura del Ayuntamiento de Valladolid y también en el callejero del Plan General de Ensanche Cort, de 1938. Un galimatías.

Pues bien, en varios callejeros editados años después, este vial se descubrió con un nuevo nombre: Alonso Villabrille. Y así permaneció durante décadas. Teníamos, por lo tanto, la plaza de Martí y Monsó en el centro, y en torno a ella, varias calles adyacentes (Campanas, Comedias, Calixto Fernández de la Torre, Dulzainero Ángel Velasco, Caridad…y Alonso Villabrille). Durante décadas, parecía que no había dudas, aunque sí que se empezaron a registrar movimientos que afectaban a la nomenclatura. En 1972, según explican fuentes municipales, el portal de viviendas más importante ubicado en esta calle adoptó el nombre de la plaza vecina: empezó a ser registrado como plaza de Martí y Monsó número 3. Pero la callecita mantenía su nombre como Alonso Villabrille.

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Así aparece en el anuncio que el Gabinete de Tráfico del Ayuntamiento de Valladolid publicó en prensa el 9 de octubre de 1984.

Anuncio publicado en El Norte de Castilla en 1984 sobre la próxima implantación de la ORA, con la calle Alonso Villabrille en el listado. El Norte

Mediante ese aviso, informaba a la población de la inminente entrada en vigor de la ORA, el 22 de octubre de ese año. En la relación alfabética de calles afectadas, con residentes que podían recoger su distintivo para la línea azul (dentro de la zona uno), se encontraba Alonso Villabrille. La hemeroteca de El Norte certifica que tres años después se seguía usando este nombre. Así figuraba en el bando firmado por el alcalde, Tomás Rodríguez Bolaños, en el que informaba de la ampliación de la ORA (el 16 de marzo de 1987). Y el nombre de esta calle se recogía como tal en el proyecto de peatonalización redactado en el verano de 1995.

La plaza de Martí y Monsó, en agosto de 1995, antes de su peatonalización. Gabriel Villamil

Esta pequeña vía tenía incluso un papel crucial, porque hubo un momento en el que la propuesta inicial prevía una escalinata desde Poniente hasta Coca para salvar el desnivel de la plaza. Finalmente, y después de las propuestas de los vecinos y de los informes de Patrimonio, se eliminaban estos escalones y se igualaba la superficie. El caso es que con la peatonalización de Coca llegó también la de esta vía. Y tal vez fue entonces cuando perdió definitivamente su nomenclatura diferencial. El Ayuntamiento confirma que este nombre está dado de baja en el callejero municipal. Fuentes municipales no han podido precisar la fecha exacta de este momento, pero Alonso Villabrille ya no figura en el listado oficial de calles. De hecho, ya no aparecía como tal en el plano editado en 1997 por el Consistorio.

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Callejero de 1997, ya sin la calle Alonso Villabrille. El Norte

Así, si se cumple ese 1995 como fecha clave (coincidiendo con su peatonalización), están a punto de cumplirse treinta años de que la calle Alonso Villabrille no existe como tal. Aunque su nombre siga en Google Maps… e incluso se utilice desde el propio Consistorio que dio de baja la calle. Este mismo verano, el Ayuntamiento informaba de la entrada en vigor de un nuevo sistema de recogida de cartón y embalajes en los comercios del centro. Y, atención, porque en el listado de calles afectadas facilitado por el Servicio de Limpieza se encontraba, precisamente, Alonso Villasbrille. Y de nuevo con esa ese tramposa.

Porque, en realidad, la persona a la que se rendían honores era Juan Alonso Villabrille y Ron (sin ese), un eminente escultor asturiano (1663-1732) cuya obra tiene una importancia destacada en el Museo Nacional de Escultura. Allí se conservan varias piezas suyas. Cuenta el perfil del artista que traza la Real Academia de la Historia que con 23 años se encuentra en Madrid y que a los 24 ya era maestro, pues hay referencias de que recibió en su taller a un aprendiz. «Es muy posible que en sus primeros años madrileños tuviera relación con el escultor vallisoletano Pedro Alonso de los Ríos, el artista más destacado más destacado que trabajaba el arte de la escultura en el Madrid de aquellos años».

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Cabeza de San Pablo, obra de Alonso de Villabrille, en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. El Norte

Su obras cumbre, según la catalogación de María del Rosario Fernández González, es 'Cabeza de san Pablo', una de las siete piezas con su firma que custodia el Museo Nacional de Escultura, según los registros del Ministerio de Cultura. Esta escultura de bulto redondo procede del convento vallisoletano de San Pablo y «durante mucho tiempo, fue la única obra conocida de Villabrille y Ron», hasta que el investigador Marcos Vallaure ahondó en la biografía de «la personalidad más poderosa del pleno barroco madrileño».

San Joaquín, Virgen Niña y Santa Ana, esculturas de Alonso de Villabrille. El Norte

Las otras esculturas suyas que se pueden ver en el museo vallisoletano son 'Cabeza de San Juan Bautista' (procedente del Monasterio Real de la Concepción, en Madrid); las tallas en bulto redondo de San Joaquín, Santa Ana y Virgen María Niña (llegadas del convento de la Encarnación de Valladolid) y las tallas de San Agustín de Hipona y Santa Rita de Casia (del convento de la Magdalena, en Alcalá de Henares).

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