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La posibilidad de disponer de toda la oferta de servicios del banco en el teléfono móvil o el ordenador va camino de dejar de ser una alternativa para convertirse en una obligación. La sofisticación de los cajeros automáticos provocó la extinción de las ventanillas de ... ingresos y abonos la digitalización ha dado paso al cierre de las sucursales enteras, que en la comunidad autónoma marcha a un ritmo de 150 anuales en el último decenio. Desde 2008 han desaparecido la mitad de las oficinas, dentro de un interminable proceso de reestructuración bancaria que deja un panorama de locales vacíos en las mejores calles de las capitales y 'banco-buses' itinerantes en el medio rural.
Banca, 'on-line' o presencial
Ángel Blanco Escalona
Los cierres, lejos de ir a menos, como mínimo se mantendrán en los próximos años, a tenor de los expedientes de regulación de empleo anunciados por las mayores entidades. El sector financiero contaba con 3.180 sucursales abiertas al público en Castilla y León en 2008 y al cierre de 2020 conservaba 1.596, según datos del Banco de España. Por encima de ese 50% de contracción se sitúan provincias como Palencia (56%), Valladolid (53%) o Salamanca (51%); mientras que otras como Segovia, aparecen por debajo, aunque no mucho (45%).
Las propias entidades desconocen cuál será el 'suelo' en lo que número de oficinas se refiere. De momento, los tres grandes ERE anunciados o ya en marcha acarrearán en el caso de la comunidad autónoma la clausura del 25% de las oficinas de CaixaBank (tras su fusión con Bankia), lo que supondrá unas 87 de un total de 348; de 59 sucursales del BBVA en la zona Noroeste (Galicia, Asturias y Castilla y León); y de 77 en el caso del Santander.
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El goteo, sin embargo, es constante y afecta a todas las entidades, también a las no tan grandes, como ha puesto de manifiesto el reciente cierre de la 'histórica' oficina central de la antigua Caja España en la plaza de Fuente de Dorada, llevada a cabo por Unicaja Banco. A tenor de lo visto, ninguna está libre de ser sentenciada. No se trata ya solo de dependencias en el medio rural, donde los estragos de la despoblación afectan al negocio de las entidades. Desde hace algún tiempo cualquier sucursal puede ser prescindible y las ubicaciones privilegiadas de los centros de las ciudades, donde antes se encontraban los clientes más rentables y muchos más que se desplazaban desde otros barrios, ahora están en el mismo saco. Ahí están recientes desapariciones de oficinas como la del BBVA en la Acera de Recoletos –también la de la Plaza de la Rinconada–, o la de CaixaBank en Regalado.
El cierre de una sucursal conlleva el 'residuo' de un local comercial vacío, muchos de los cuales eran alquilados, más un reguero de víctimas colaterales en forma de personal de limpieza, seguridad o mantenimiento.
Asociaciones de consumidores usuarios de banca como Adicae o Asufin, además de los representantes sindicales en el sector, llevan tiempo alertando de que se ha espantado a la clientela de las sucursales para después justificar su desaparición.
En la actualidad, la comunidad presenta una ratio de una sucursal por cada 1.500 habitantes, cuando la media de la Eurozona es de una por cada 2.200, lo que da margen y argumentos a las entidades para seguir con los cierres.
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Las entidades sostienen que «la transformación digital es un imperativo para el sistema financiero, no solo por el nuevo entorno de interacción con los clientes, sino también por el potencial que supone en términos de desarrollo de nuevos productos y servicios». Según manifiesta el responsable de comunicación de la patronal AEB, José Luis Martínez Campuzano, «los canales digitales permiten conectar en todo momento con las personas por muy lejos que estén y hacerlo mejor», a la vez que aumentan la transparencia en la relación con las empresas.
«La digitalización ha abierto la puerta a nuevas posibilidades que redundan en beneficio del cliente y de la compañía;forma parte de nuestra vida cotidiana y hace tiempo dejó de ser el futuro» para ser el presente.
La patronal cree que no adaptar y transformar sus modelos de negocio a la nueva realidad repercutiría en la calidad del servicio y pondría en peligro la supervivencia de las propias entidades. «La tendencia a la digitalización se ha acelerado durante la crisis sanitaria y el proceso ya no tiene vuelta atrás y necesita importantes recursos que han de rentabilizarse». Para las entidades, «la oferta de productos y servicios financieros ha estado garantizada desde el inicio de la crisis sanitaria gracias el esfuerzo inversor acometido por los bancos», que han reforzado sus canales de atención 'online' para ofrecer servicios que antes solo podían ofrecerse de modo presencial. «La banca telefónica es un complemento perfecto al resto de los canales de comunicación entre el cliente y su banco, con el objetivo de seguir ofreciendo el mejor servicio posible a todo el mundo», señala Campuzano.
El nuevo modelo bancario se traduce también en menos necesidad de empleados. Si los cierres de oficinas han jibarizado las redes en el 50%, en el caso de las plantillas la reducción es parecida. De los 12.850 trabajadores con que contaba en 2008 se ha pasado a 6.747, es decir más de seis mil puestos eliminados.
Según los planes ya anunciados por CaixaBank, BBVA y Santander, a las tres entidades les 'sobran' 650 trabajadores en la comunidad autónoma (cerca de 14.000 en toda España). Más al detalle, las conclusiones no pueden sino sorprender: casi la mitad de las extinciones previstas por el BBVA (42 de 103) serán en Valladolid;uno de cada cuatro empleados eliminados por CaixaBank serán de dos de las provincias más pequeñas de la comunidad, Segovia (85) y Ávila (61).
En estos dos últimos casos, quienes comenzaron trabajando para Caja Segovia y Caja de Ávila y después pasaron a pertenecer a Bankia, ahora verán cómo terminan en un retiro forzoso en las filas de CaixaBank. Un aspecto que no hace sino recordar con añoranza los tiempos en que las cajas de ahorro castellanas y leonesas dominaban el negocio financiero de la comunidad.
La Federación de Servicios de CC OO alerta de que el 15% de la población de Castilla y León sufre ya exclusión financiera al no tener un banco donde obtener dinero en efectivo a menos de 20 kilómetros y tampoco disponer de acceso a la banca por Internet. La mayoría de esta personas viven en el medio rural, que ya ven al borde de la desertización bancaria.
El secretario general de Servicios de CC OO, Marcos Gutiérrez, exige al Gobierno y a la Junta que eviten la «exclusión financiera» de la población. En su opinión, dotar de crédito a la economía y dar acceso al dinero en efectivo son funciones sociales de las entidades que están abandonando por el proceso de reestructuración creciente. El sindicato cree necesaria la presencia de un banco público que garantice los servicios bancarios, algo de lo que antes se encargaban las cajas.
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