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El vino sin alcohol es un sacrilegio para algunos y una salvación para otros. Para el resto de mortales es una opción de bebida más. Además, una alternativa bastante interesante si se va a conducir o en entornos en los que sea mejor tener la mente despejada. También, puede resultar útil cuando se está tomando alguna medicación, en embarazos o en eventos laborales. La premisa es que si te gusta el vino, no notarás la diferencia, o por lo menos eso es lo que asegura Beatriz Moro, presidenta de la Bodega Win Sin Alcohol.
No se trata de un mosto o zumo de uva, es un vino desalcoholizado. «Hace 20 años sembramos la semilla de crear un vino sin alcohol. Ahora tenemos cinco tipos de vinos sin alcohol: verdejo; dos tintos, uno tempranillo y otro en barrica francés y americano y dos espumosos, el espumoso rosado y el espumoso verdejo», relata Beatriz Moro, que además explica que una de las claves para haberlo conseguido ha sido la gran inversión en I+D+i.
Los vinos sin alcohol son similares a los que sí lo tienen. Si tenemos en cuenta las fases de la cata, «a nivel visual nadie se da cuenta de que es un vino sin alcohol». En la fase olfativa tienen una tecnología con la cual se mantienen los aromas naturales de los vinos y, por último, en boca, estos vinos mantienen las propiedades organolépticas del vino tradicional.
Las primeras partes del proceso para producir estos vinos son las mismas que las de un vino tradicional. «Hacemos una selección de nuestras uvas de las parcelas que dan menos grado y después las llevamos a la bodega y hacemos un vino. Un vino que podemos comercializar y vender». Aquí es donde se aplica la innovación, un paso más: la desalcoholización.
La desalcoholización es lo que hace que no sea un mosto o zumo de uva. Es un vino que a través de una tecnología se le quita el alcohol y mantiene las propiedades organolépticas del vino.
«La desalcoholización se hace a través de un proceso físico. No se añade nada. No tiene química absolutamente», sentencia la presidenta de Win que describe de la siguiente forma el proceso: «El vino pasa por un sistema de conos rotatorios y extraemos lo más volátil que son los aromas. Lo siguiente más volátil es el alcohol, vamos extrayendo las diferentes partes del vino y luego lo recomponemos dejando fuera el alcohol. Este proceso se hace a muy baja temperatura para que el vino no se estropee, para mantener el alma del vino».
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Beatriz A. Casares
La horquilla de graduación de los vinos sin alcohol tiene que ser menor de 0,5%. «Un zumo de manzana o una burrata tienen más alcohol que Win. Lo pueden tomar embarazadas, también en el periodo de lactancia, se puede tomar con medicamentos, en horario laboral para hacer networking o para invitar a unos clientes, también en temas religiosos».
Sus vinos se exportan a otros países como Estados Unidos y Canadá, «que son países que en este aspecto nos llevan la delantera». No obstante, en Valladolid se puede comprar en la propia tienda de la bodega y en varios restaurantes como Buena Brasa, La grata parada, Sibaritas Klub, La Braseria de Cuellar, As de copas, Indian aderezo, Despacito o Napoli, entre otros. Además, Beatriz Moro asegura que cada vez hay más demanda de esté tipo de vinos: «Estamos creciendo a doble digito. El interés de las personas por el vino sin alcohol está aumentando».
Aprendemos varios trucos para catar un vino, paso a paso de una manera sencilla y clara. Las fases visual, olfativa y gustativa y algunos pasos previos que nos pueden ayudar a conocer mejor los vinos que nos gusta tomar, y a disfrutarlos de otra manera.
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