Cómo dormir bien a pesar de las altas temperaturas

La temperatura es sin duda unos de los factores fundamentales que afectan a la calidad del sueño, tal y como asegura la Sociedad Española del Sueño (SES). Para conseguir descansar lo suficiente necesitamos que nuestras habitaciones no superen los 28 grados por lo que mantener los dormitorios lo más frescos posibles debe ser uno de nuestros principales objetivos en estos meses tan calurosos. No obstante, es importante tener en cuenta otros consejos que menciona la SES para lograr que el verano no suponga una verdadera pesadilla a la hora de dormir.

Si bien es importante ventilar las habitaciones cuando nos despertamos, en las horas donde más altas son las temperaturas debemos mantener las persianas bajadas, evitando que los cristales de las ventanas desprendan mucho calor. Por el contrario, durante la noche es conveniente mantener la ventana abierta ya que disminuyen las temperaturas y suele correr el aire, un gran aliado para que nuestro dormitorio sea un espacio fresco a la hora de descansar.

En verano son habituales las comidas con familiares y amigos, en donde las barbacoas suelen ser las grandes protagonistas. Sin embargo, la SES advierte de la importancia de mantener una alimentación correcta para lograr un sueño de calidad, por lo que en estos meses, debemos vigilar todo lo que comemos, sobre todo antes de irnos a dormir.

Es por ello que en las cenas, hay que evitar en la medida de lo posible tanto las comidas pesadas que puedan dificultar hacer una buena digestión como las bebidas alcohólicas y azucaradas. En estos casos, lo mejor es alimentarnos con alimentos frescos y ligeros como ensaladas, cremas frías y frutas además de hidratarnos correctamente.

En primer lugar es importante recordar que dormir una siesta de entre 15 y 30 minutos es bueno para la salud, ya que está comprobado que ayudan a mejorar nuestro rendimiento durante la tarde, nos relajan y mejoran nuestro estado de ánimo. Sin embargo, si no conseguimos descansar lo suficiente durante la noche, recurrimos a siestas de larga duración para compensar las horas que no hemos dormido. Esto supone un error ya que dormir demasiado tiempo después de comer puede interferir con el sueño nocturno por lo que las siestas no deben durar más de 30 minutos.

Por lo general, con la llegada del verano tendemos a ducharnos con agua muy fría con el objetivo de huir del calor. Sin embargo, esto se trata de un error muy común. Los expertos aseguran que cuanto más fría se encuentra el agua de la ducha más rápido hace que sintamos el calor ya que nuestro organismo se reactiva de forma brusca. Por tanto, lo más recomendable antes de irnos a dormir, es ducharnos con agua tibia ya que tendremos una sensación de frescor durante mucho más tiempo.

Es un hecho que una gran mayoría de personas se acuesta y se levanta observando el teléfono móvil. En los casos en los que no conseguimos dormirnos, los dispositivos electrónicos se han convertido en nuestros aliados para entretenernos hasta esperar hasta que llegue el sueño, un error que supone uno de los principales problemas por los que muchas personas llegan a tener insomnio. Esto se debe al tipo de luz que recibimos la cual, disminuye la neurohormona que nos hace dormir: la melatonina. Por tanto, si no consigues dormirte evita utilizar el móvil o la tablet y en su lugar sustitúyelos por un libro o una revista.