Segovia
El tiempo de espera para coger un taxi aumenta hasta 20 minutos de mediaSecciones
Servicios
Destacamos
Segovia
El tiempo de espera para coger un taxi aumenta hasta 20 minutos de mediaLas mismas licencias de taxi atienden en Segovia un volumen creciente de clientes. «Es verdad que ha aumentado el tiempo de espera, sobre todo en horas clave», reconoce el presidente de la Asociación Radio Taxi Segovia, Alfredo Sastre, que habla de unos veinte minutos de ... media, datos que sitúa como similares a ciudades de tamaño parecido como Zamora. «El sector del taxi está alterado, pero a nivel nacional». Con un ingrediente especial, los alumnos de IE University, un cliente que representa entre el 25 y el 40% de los ingresos de los taxistas y con capacidad para colapsar el servicio. Una carencia que en el mogollón de la noche se recrudece sin soluciones sencillas a la vista, aunque el sector asume la necesidad de más efectivos. «Hay veces que no solucionaríamos nada, aunque tuviéramos el doble de taxis».
La crónica de sus compañeros dibuja a una ciudad que ha estado malacostumbrada. Para que las esperas breves fueran posibles, el teléfono sonaba poco. «Estábamos todos en las paradas mordiéndonos las uñas porque no había trabajo. El servicio se está ya igualando al resto de ciudades», sostiene uno de los conductores, que lamenta los inconvenientes. «No es lo mismo que lleguemos tarde a por un chaval que va a casa a dormirla, que a por alguien que va a trabajar o a coger un AVE». La pandemia ha aumentado la clientela, bien sea por comodidad o prevención. Sastre sitúa como ejemplo a las personas mayores que prefieren ir así al hospital y evitar el autobús.
El pacto entre el Ayuntamiento de Segovia y lo taxistas estableció una licencia por cada 1.000 habitantes cuando el padrón municipal daba para 58. Una ratio que no incluye a población flotante como los universitarios. «Los de la IE nos tienen copados para bien o para mal», subraya uno de los compañeros. Habla de «momentos oportunos», que cada vez son más, en los que todos los taxis están ocupados. Un ejemplo fue una fiesta que celebraron en Marugán y que vació la ciudad un sábado por la tarde –unos 30 servicios– con bodas o despedidas. Y un reto diario a eso de las seis de la tarde, la hora en la que salen de clase. «Cogen un taxi para ir a la esquina y te piden un montón para ir al Acueducto mientras tienes a gente para ir al AVE».
Alfredo Sastre
Presidente de la Asociación de Taxistas de Segovia
Sastre menciona un caso que superaba sus medios. Una fiesta en Otero de Herreros para la que los universitarios fletaron un tren desde Puente Hierro que se averió. «En lo que va un taxi y vuelve, pasa una hora. Y ya no atiendes al resto de la ciudad. Ni con 100 licencias nos hubiéramos hecho con ello». Él, que trabaja poco la noche, estima que un 25% de sus ingresos vienen de estos universitarios; en otros compañeros, llega al 40%. «Pero no todo el monte es orégano», avisa. Porque es el cliente más impaciente. «Piden un taxi por la app, otro a la operadora automática y otro a la central. Van tres coches para una persona. Eso nos genera pérdida de tiempo enorme». Otro taxista lamenta la «guerra» que dan. «Algunos te dejan el coche hecho una mierda con comida, bebida o el bañador mojado. Y no saben ni decir 'llévame a la universidad' en español».
Pero no es el único cliente. Los segovianos piden más taxis, por ejemplo, a la hora del vermú, lo que convierte el tramo entre 14:00 y 16:00 horas en peliagudo si hay bodas de por medio, pues la tendencia a celebrarlas en fincas de la provincia complica atender a la ciudad. A eso se une el cambio generacional, pues las licencias jóvenes tienden a reducir su jornada de trabajo en comparación con sus predecesores. «Estos taxistas mayores que trabajaban 14 horas diarias de lunes a domingo como los agricultores o ganaderos», señala un conductor de mediana edad. «La gente joven quiere salir, disfrutar de su familia, irse a jugar al pádel también con sus amigos. Si yo echo 80 horas a la semana, ellos hacen 60, pero es que los otros echaban 100».
Cada licencia decide si trabaja la noche. El Ayuntamiento fija unas guardias mínimas –en torno a siete– que son excesivas a diario e insuficientes en el fin de semana, así que el sector se autorregula y en torno a la mitad de los 58 trabaja las noches de viernes y sábado, el nudo gordiano. Lo explican en parte por la proliferación de fiestas de los pueblos, un sinfín de servicios concentrados en el alfoz con un dilema para los clientes: paciencia o aventurarse por el arcén. Uno de los motivos del paseo construido en la carretera entre San Cristóbal y San Lorenzo. Eso se suma a la demanda en el Acueducto o la Plaza Mayor.
La estación del AVE es otro punto de conflicto. Años atrás, corría un bulo que aún desata carcajadas en las paradas: que los taxistas decían a los conductores de los autobuses que se fueran antes para cazar a los viajeros rezagados. Ahora cuentan cómo un miércoles los buses urbanos de las líneas 11 y 12 vuelven vacíos porque las obras de Chamartín rara vez dejan a los servicios a tiempo en Segovia. «Lo que queremos es que se esperen y se lleven a la gente porque no nos hacemos con todos cuando aparecen 200… Eso nos descoloca. No estamos encantados, nos viene mejor más carreras más cortas que menos más largas. Hay veces que hay hasta peleas y no sabemos quién llegó primero», resume un taxista habituado a Guiomar.
Noticias relacionadas
Luis Javier González
Luis Javier González
Luis Javier González
Luis Javier González
Y lo que Sastre llama el apretón nocturno. Un bombardeo por tierra y aire, desde las paradas al teléfono. Cuenta que en otras ciudades han cortado las llamadas en hora punta para frenar la sangría. «Hay gente que pide un taxi al Mandala –una discoteca situada en la calle Colón– y como no viene se baja al Acueducto. Así se genera un retraso que vas acumulando. Agradeceríamos mucho que llamasen y anulasen el servicio». Pero descarta aplicarlo en Segovia. «Yo como presidente no me atrevo a hacer una cosa así. En algún momento pagan justos por pecadores. El que está de copas, si ha aguantado hasta las seis de la mañana, por esperar media hora más... Pero a esas horas hay gente que pide un taxi para trabajar o una persona mayor que necesita ir al hospital».
Ante la disyuntiva, Sastre apuesta a título personal por ampliar la nómina de conductores antes que las licencias. El número real está por encima de 70 porque dos licencias cuentan con tres conductores y otra docena tiene dos. «Hay momentos en los que tener más licencias nos vendría muy bien, esos picos de trabajo nos generan problemas, mucha ansiedad, pero luego se acaba ese momento de pico ¿y qué?». Sus compañeros no se fían de las vacas y secundan su opinión. «Esto va a explotar, va a venir un bajonazo. Imagínate que somos 68 y nos estamos mirando unos a otros la colleja. Hay un número de taxis para una ciudad de 50.000 habitantes. No nos quedamos todos a trabajar para que tú vengas de fiesta».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.