«Te dicen que no cojas el coche, pero no tienes opciones para irte a casa»

Lo sabe Óscar Calle, gerente de Venta Magullo, que ve a clientes en la rotonda de la N-110. Algunos «afectados sensorialmente» se toman la espera –a veces más de una hora– con humor, pero otros no tienen tanta paciencia. «Muy poquitos se bajan a Segovia andando. Hay quien recurre a su propio coche». Pero su preocupación se centra en el hotel cuando se acumulan eventos. «Hay veces que no cogen el teléfono porque están saturados; otros te lo cogen, pero tardan lo indecible. Los servicios de los sábados con muy complicados». Su flota disponible son los tres taxistas de La Lastrilla –su primera llamada– y la de la capital. «Querría más taxis, pero es complicado. ¿Es rentable vivir solo del fin de semana? A lo mejor no».

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El director del Hotel Cándido, Alberto López, elogia al servicio. «Funciona muy bien, somos buenos clientes y estamos muy contentos». No son pocos los días en los que su negocio solicita unos 20 o 30 taxis, la mayoría a través de la página web o la aplicación, pues libera el teléfono de recepción y permite conocer la ubicación del conductor. «Por la localización donde estamos, los clientes del hotel suelen demandar bastante a menudo taxis. Sí que es cierto que cuando hay mucha demanda, tardan un poquito más, se retrasan, pero es normal». Pone el ejemplo de un evento de empresa. «Luego se quieren bajar a tomar una copa a Segovia. Y son 50 un jueves a las 12 de la noche. Tienen que venir 12 o 14 taxis. Hay momentos en los que no pueden con todo, pero los clientes del hotel suelen darme críticas bastante buenas».