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Ocho años es la vida que le ha permitido recorrer la crisis del coronavirus a la taberna Cervantes Galleo Bú, el popular Volapié de la ... Calle Real de Segovia, en pleno eje del latir cotidiano y del trasiego turístico de la ciudad, aunque ahora apenas se note el pulso. Esther Núñez y su marido Nazario Merino no venían del mundo de la hostelería, pero emprendieron esta aventura en un sitio estratégico de la capital. Ahora se ven obligados a cerrar sus puertas.
Las cuentas que han hecho son tan difusas como el panorama venidero. «Hay que tener en cuenta que el local no es nuestro, hay una propiedad que no ha bajado suficiente la renta», así que con más de dos meses sin ingresos y solo gastos, este negocio cae víctima del virus y es uno de los cadáveres económicos que deja la pandemia tras de sí.
El coronavirus en Segovia
Esther Núñez, en medio del desconcierto en que está sumida la hostelería, calcula que «hasta primavera o Semana Santa del año que viene es un tiempo razonable para saber verdaderamente si se va a poder salir adelante». La duda es si podrían sobrevivir hasta entonces. Insiste en que «hay incertidumbre». Frente a la falta de certezas sobre los planes de desescalada y de respuestas a sus incógnitas, han optado por no reabrir.
«Es muy doloroso, pero no me veo viniendo a abrir cada día con estas condiciones, así que pienso que es lo que hay que hacer», explica la empresaria. Lo que ve e intuye en un plazo corto de tiempo es que «no hay turismo».
El establecimiento, con los ingredientes de una taberna española tanto en la carta como en la decoración, en alguna que otra actuación que ha acogido y en la afición a los toros que rezuma, tenía tirón entre los visitantes orientales, apunta Núñez. «Pero estamos viendo que se está tirando hacia un turismo nacional, que habrá un parón en el consumo y que los de Madrid en verano obviamente se irán a la playa», argumenta.
El no poder ampliar la terraza por los requisitos del decreto que lo regula también ha sido un puyazo para el negocio, que hizo un ERTE. «Eran siete de plantilla, de los que dos eran extras de fin de semana», precisa Esther Núñez.
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