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Rosario (izq.) y Leandra de la Calle, en la fábrica de licores que dirigen en Samboal. EL NORTE

Con 70 cumplidos y trabajadoras

Rosario y Leandra de la Calle o Balbina Vicente son ejemplos de segovianas que siguen activas tras rebasar la edad de jubilación. En la provincia, las mujeres que continúan trabajando después de superar los 65 años han aumentado un 69% en un cuatrienio

Domingo, 7 de marzo 2021, 13:37

Hay en la provincia de Segovia 462 mujeres que siguen al pie del cañón en sus trabajos una vez que han sobrepasado los 65 años. No se jubilaron. No quisieron o no pudieron por las circunstancias, ya fueran elegidas o sobrevenidas. Estos datos corresponden ... a este pasado mes de febrero 2021. Son medias que sonsaca la Seguridad Social al recontar la bolsa de cotizantes en cada territorio. Pero si se cruzan con el padrón, se deduce que tres de cada cien segovianas que han soplado 65 velas están en activo en sus respectivos trabajos. En el caso de los varones, 694 han alargado su vida laboral más allá de la edad oficial de jubilación.

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Entre ellas hay empresarias que se aventuraron a montar su taller de licores en Tierra de Pinares cuando el DNI decía que habían rebasado los sesenta, como Rosario y Leandra de la Calle; hay tenderas de toda la vida como Balbina Vicente, en Cuéllar; o Piedad, que continúa haciendo las tareas domésticas en casas que no son la suya, o Maruja, que persiste al pie del mostrador en la carnicería que lleva en Santa María la Real de Nieva.

Son solo una pequeña muestra del universo femenino segoviano que, tras toda una vida entregada al trabajo que las apasiona, y en sus casos concretos a un negocio que han mantenido en lo más alto durante décadas, quieren seguir entregadas a su pasión. Son mujeres que, por diferentes motivos, no pueden o no desean jubilarse al llegar a la edad legal. Todas son septuagenarias. A lo largo de su vida personal y laboral han tenido que aprender a renunciar, ha tomar decisiones, han hecho malabares para conciliar, han tenido que romper techos de cristal por el simple hecho de ser mujeres. Pero todas ellas coinciden en que su edad de oro es la actual y afirman que por nada del mundo renunciarían a su trabajo, porque es su vida. A otras, que no figuran en las estadísticas oficiales, también siguen activas echando una mano en cocinas, mostradores o en los negocios de sus hijos porque a veces ellos tampoco llegan a todo. Ahí está, por ejemplo, Mercedes Sanz, quien después de toda una vida dedicada al bordado en ocasiones cubre la ausencia por fuerza mayor de su hija o de su yerno en el quiosco de San José. Pero hay más. Petra de vez en cuando se pasa por la librería Cervantes, la más antigua de la capital segoviana, y que durante decenios regentó junto a su marido. Ahora es su hijo. Guillermo Herrero, el que se afana en que esta tienda con solera siga siendo refugio literario y cultural.

Estas mujeres y todas las que han insistido en mantenerse activas pese a lo que digan los DNI son ejemplos de que con perseverancia, trabajo y pasión se pueden romper estereotipos y barreras. «Yo soy feliz en la tienda, aunque muchos me digan que por qué no me he retirado ya», comenta Balbina Vicente en el mostrador de su mercería Balbi en Cuéllar. Las hermanas De la Calle –Rosario y Leandra– agarraron el volante de sus vidas y se salieron de la ruta convencional en busca de un emprendimiento algo tardío para lo que se encuentran habitualmente las oficinas que tramitan nuevas iniciativas empresariales.

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Regreso al terruño

Ya habían cumplido los sesenta y querían reencontrarse con sus raíces segovianas. Pusieron rumbo desde Madrid a Samboal, una enclave pinariego que mucho tiene que ver en su producción y «una joya que habría que cuidar más», apunta Rosario, la más joven de este tándem fraternal que se reparte las tareas del taller artesanal de Licores Los Pinares. Una se dedica a elaborar las recetas y la otra a tener la logística y la mercadotecnia a punto para la distribución. Hasta en la etiqueta ensalzan el origen segoviano de estas bebidas que tienen mucho sentimiento, más que grados. Y eso que la pandemia está pasando factura: «el año 2020 ha sido nefasto»; pero no se rinden ni se doblegan frente a los vientos adversos que soplan.

Ya sea por necesidad, o simplemente porque sí, porque les apetece prolongar sus vidas laborales, lo cierto es que a lo largo de los últimos cuatro años las estadísticas oficiales ponen de manifiesto un aumento de las mujeres mayores de 65 años que siguen en la brecha y al tajo. En la provincia, entre febrero de 2017 y el mismo mes de este 2021 , el colectivo de segovianas que han superado al pie del cañón la edad de la jubilación ha aumentado un 69%, pasando de 273 a 462 en los promedios registrados por la Seguridad Social.

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