

Secciones
Servicios
Destacamos
«La desescalada hospitalaria ya empezado, pero vamos despacito. Tenemos pensados los pasos y los tenemos puestos en un papel». Y hasta ahí puede leer ... el gerente de Asistencia sanitaria de Segovia y director del Hospital General, Jorge Elizaga, porque lo que vale hoy, mañana puede que no. Puede decir, como paciente, que venció al coronavirus; una enfermedad que no ha podido superar la celadora Marisol Sacristán, la primera vida que se cobra entre el personal del centro. Elizaga atiende esta entrevista horas de antes de conocerse el fallecimiento de la trabajadora.
Coronavirus en Segovia
La reducción lenta de la presión asistencial no es excusa para bajar la guardia. Recuerda que «somos una de las cinco provincias más afectadas de España, seguro». Por eso, «nos preocupa que se abra la veda de que se pueda salir. Estamos expectantes de lo que se abrió hace diez días y de la repercusión que puede tener a los doce o catorce días, que es tiempo para que alguien se infecte.
–Usted es uno de los más de 2.500 contagiados confirmados en los test. ¿Cómo lo pasó durante la enfermedad?
–Sí, y ya estoy bien. Estuve dos semanas en casa y la primera fue muy complicada. Me notaba muy cansado y tenía fiebre alta todos los días. Las mañanas me las pasaba conectado al teléfono o con videoconferencias, pero por las tardes la sensación era de mucho abatimiento. Por suerte no llegué a tener dificultades respiratorias.
–¿Cómo era su día a día antes de la pandemia y cómo es ahora?
–Ha cambiado todo. Empecé a trabajar como gerente en octubre. Mis primeros meses fueron de muchas reuniones con todos los servicios del Hospital y con la Atención Primaria para enterarme bien de todo lo que estaba pasando y poder diseñar los posibles cambios. Y de repente, dimos un volantazo. Todo ha quedado parado porque lo que tocaba era ver cómo organizar la Primaria y el Hospital para atender este tsunami que acaparaba el 90% de la atención sanitaria. Ha sido muy complicado y aún nos queda muchísimo.
–¿Reconoceremos el sistema sanitario público tras la pandemia?
–Veremos cómo evoluciona la enfermedad, si se repite todos los otoños-inviernos, si se consigue una vacunación eficaz... Este año seguro que va a cambiar porque tendremos que mantener un ojo avizor sobre todos los pacientes que lleguen con infección respiratoria. Tendremos que descartar en primer lugar que no tengan covid; tener circuitos 'limpios' y 'sucios' para ver a este tipo de pacientes, manteniendo la distancia, también entre compañeros, y la protección de equipos.
–¿Y cómo llegará la normalización en la que trabajan?
–Lo primero que tenemos en mente, en el Hospital y también en Atención Primaria, es diseñar circuitos diferentes para los pacientes. Deberíamos recuperar en algún momento las consultas externas, la cirugía programada, pero insisto, separando los que sean pacientes covid y no covid.
–Y la reapertura de quirófanos...
–Está planificado, pero estamos a la expectativa de que los casos vayan bajando y tengamos zonas suficientes. En la actividad quirúrgica está el problema de la UCI, que inicialmente ocupa un espacio que en condiciones normales son diez camas y hemos tenido trece habilitadas porque hemos doblado espacios dentro de la unidad; pero los pacientes superaron la veintena y hemos tenido que crecer hacia la zona de Reanimación, por lo que de momento no tenemos zona para cuando un paciente que sale de quirófano pueda pasar ahí. Hasta que no se desocupe completamente no podremos crear una zona limpia para estas personas.
–La vuelta a la normalidad, las medidas que habrá que imponer, la encuesta serológica encargada por el Ministerio a las comunidades... ¿Necesitarán medios y personal?
–Seguramente. A cada paciente que se diagnostique de covid habrá que seguirle muy de cerca y a todos sus contactos. Tendremos que ser muy exquisitos para diagnosticar lo más rápidamente posible a los pacientes y el tener a todos sus contactos muy ubicados para que no haya nuevos brotes que no podamos controlar. Eso exigirá un trabajo muy importante de Salud Pública y de Primaria.
–¿Temen una segunda oleada?
–Es complicado pronosticarlo. Lo sabremos mejor cuando sepamos hasta qué punto está infectada la población. Cuando lleguen octubre y noviembre, que se espera un rebrote, la atención y la incidencia dependerán de cuánta población es susceptible de cogérselo y de que los que lo hemos cogido tengamos inmunidad y estemos protegidos. Hay muchas incógnitas todavía. A muchos pacientes en AtenciónPrimaria se les ha hecho el diagnóstico que queda reflejado en la historia clínica como sospecha de covid. Se quedan en casa, evolucionan bien y no necesitan más atención que el seguimiento telefónico. Nuestro trabajo es ahora ver que esas sospechas realmente lo han sido.
–¿Han empezado a notar la bajada de la incidencia?
–Ya nos hemos retirado de algún espacio, pero siempre nos quedamos esperando dos semanas para ver qué pasa para dar el siguiente paso. La cafetería está vacía, la quinta planta está entera para pacientes no covid, el salón de actos todavía no está vacío. Empezamos a ver que hay más pacientes no covid, que durante un tiempo han estado como hibernados, parecía que no había otra patología que no fuera covid. En el peor momento teníamos 320 pacientes covid ingresados en planta, más unos 25 en la UCI , y en cambio no teníamos más de 20 ó 30 no covid. En condiciones normales, un hospital de 350 camas, lo tienes al 70% u 80%. Hay que tener en cuenta que no hay actividad quirúrgica programada; pero aun así. Por ejemplo, en Medicina Interna hay 68 camas y suele tener eso y más; sin embargo, había solo cinco u ocho pacientes no covid.
–¿Cuál ha sido el peor momento hasta ahora en el centro, cuando se dijo 'ya no da más de sí'?
–Fue el último fin de semana de marzo, que es cuando montaron el hospital de campaña porque en esos días es cuando estaban ingresando 50, 60 y hasta los 78 pacientes en un día. No teníamos más sitio. Estábamos haciendo la obras en el salón de actos y la cafetería para las tomas de oxígeno, pero en esos momentos casi todos los técnicos que se dedican a estas instalaciones estaban trabajando en el Ifema de Madrid. Y cuando terminaron allí, se pusieron con el de la Feria de Valladolid. No encontrábamos técnicos para hacer una obra imprescindible para los pacientes. Luego, afortunadamente, nos dieron una pequeña tregua los ingresos, pasaron a 20 ó 30, que en condiciones normales son una barbaridad. Hacia el 30 de marzo ya pudimos empezar a dar altas. A primeros de abril conseguimos abrir el salón de actos y la cafetería gracias a las enfermeras de Primaria. Eso nos liberó mucho porque fueron 30 camas y pudimos ver ya un poco la luz.
–¿Entiende las críticas que a veces se escuchan contra los sanitarios de que, por ejemplo, han dejado morir a pacientes?
– Aunque todo sea criticable, que en algunas ocasiones salgan datos como que hemos hecho mal nuestro trabajo de atención a los pacientes me parece superinjusto. Se pueden cometer errores, pero cuestionar la profesionalidad de lo que se hecho me parece superinjusto. Ha sido una situación muy crítica que no ha vivido esta provincia, ni este país, ni el mundo en los últimos cien años. Estamos aprendiendo sobre la marcha; pero que eso implique decir que no se les ha atendido, que hemos sido poco humanos, que hemos dejado morir a la gente, insisto, me parece muy injusto por los profesionales. Ahora hemos habilitado intentar avisar a las familias para que cuando ves que el desenlace es próximo puedan compartirlo, dándoles los EPIs correspondientes. Pero es que había momentos en que no había y si teníamos que dar uno a cada familiar, no teníamos ni para nosotros. Eran unas circunstancias que exigían medidas que no nos gustaban tomar, pero que había que tomar.
–La Junta anunció una investigación interna por la denuncia de familiares de dos personas fallecidas que no pudieron entrar en la UCI.
–En cualquier patología que se valore en la UCI, antes y después de la epidemia, se tienen en cuenta índices que miden un poquito la supervivencia que tendría esa pesona en esas condiciones Dependiendo de las patologías que tiene, se decide si es conveniente o no que ingrese en la UCI. Según esos criterios, en esta epidemia se ha visto que cuanto más mayores eran esos pacientes, peor respondían a los tratamientos, tanto a los médicos como en el caso de que su pulmón fuera capaz de aguantar un respirador. Los criterios seguidos son los de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, de los comités de bioética, que aplican una serie de índices. En ellos, la edad es un peso importante. No era una cuestión de que a partir de cierta edad no entran, sino un conjunto de medidas en los que la edad aporta mucho. Las primeras personas que ingresaron, que eran algo más mayores, han ido fatal.
–Sabedores de que la pandemia es una situación extraordinaria, ¿está sufriendo ahora Segovia una falta de infraestructuras sanitarias, como han denunciado organizaciones en los últimos años? Me refiero, por ejemplo, a la ausencia de un centro de estancias medias. Cuando pase el temporal, ¿se pensará en crear uno nuevo o rehabilitar el Policlínico?
–Nunca habíamos tenido problema de ocupación del Hospital. Otra cosa diferente es si hay que tener una estructura aquí y otra fuera para poder liberarte si pasan estas cosas. Segovia es la única provincia que no tiene ninguna otra estructura pública donde podamos mandar pacientes. No habíamos tenido un déficit para crónicos hasta esta epidemia, pero sí veníamos notando una carencia para medias estancias, que en una circunstancia como esta podríamos haber reconvertido en un hospital limpio y haber mantenido este para pacientes covid. Cuando termine esto nos tendremos que sentar y evaluar lo que tenemos y lo que deberíamos tener. Cuando volvamos a una situación de equilibrio, tendremos que diseñar cosas para Segovia, o al menos yo lucharé para estar mejor preparados para situaciones similares. El Policlínico no es el sitio; yo preferiría hacerlo en un espacio más abierto, con mejor acceso, hacer un edifico nuevo con diseños actuales, con mucha luz.., pero eso no depende de mí.
–Cuando Madrid cerró colegios y universidades, muchos se lo tomaron como unas minivacaciones y se trasladaron a sus segundas residencias segovianas. ¿Tiene calculado el impacto que tuvo en cuanto a infecciones? ¿Si hubiera sido por usted, habría cerrado las comunicaciones?
–Parece obvio que Madrid ha sido un foco de irradiación claro. Tendremos los datos más adelante de cómo ha sido cuando sepamos todos los contagiados o incluso lo podemos hacer temporalmente como una especie de ola para ver cómo se expandió. Para cuando se vio el problema ya era un poco tarde. No lo supimos en las dos primeras semanas de marzo y esas medidas se tendrían que haber tomado desde el inicio. Cuando se ve a posteriori, parece muy claro que tendría que haberse hecho, pero decir ahora que el día que se cerraron los colegios y las universidades en Madrid tendría que haberse cerrado todo es un poco ventajista.
–¿Fue un error montar un hospital de campaña en el momento más crítico y no poderlo usar por falta de medios y personal?
–No fue un error. Es verdad que faltaban enfermeras. Era un momento en el que ya no veíamos sitio para expandirnos y pedimos ayuda al Ejército. Todo coincidió. No podíamos llevar oxígeno por unas conducciones como Dios manda y la obra necesitaba técnicos que estaban en el Ifema. Se pensó en balas de oxígeno, pero no había porque todos queríamos lo mismo en España. Preferimos volcar más recursos en el salón de actos y la cafetería porque nos parecía un sitio más humano y adecuado para tratar pacientes.
–El presidente del Colegio Oficial de Médicos, Enrique Guilabert, ha criticado, sobre todo al inicio de la crisis sanitaria, el «ninguneo y abandono» de la Junta hacia Segovia. ¿Es así, la provincia está olvidada por las autoridades sanitarias regionales?
–La palabra 'abandonado' es un poco fuerte; pero sí es verdad que históricamente teníamos déficit de médicos y enfermeras.
–¿Ha faltado o falta protección para el personal sanitario en Segovia?
–Si de algo estoy de lo que se ha hecho en el Hospital es de la gestión de los Equipos de Protección Individuales (EPIs). El trabajo del director de gestión ha sido exquisito porque día a día calculaba los EPIs que teníamos, los pacientes ingresados y el posible gasto dependiente de ese número de pacientes. Nunca nos hemos quedado sin EPIs. Ese era el objetivo. Eso exigió durante unos días, hasta que empezamos a recibir donaciones, hacer una gestión muy estricta para no quedarnos sin equipos. Entonces sí, los dábamos con nombres y apellidos y al personal le decíamos que los tenían que usar equis días. También se han esterilizado batas. Se han usado todos los recursos posibles en un momento en el que no se encontraban por ningún lado. Y también se han distribuido en Primaria. Si no nos hubieran venido las primeras donaciones y luego a través de la Junta y del Ministerio, corríamos el riesgo de quedarnos sin nada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.