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Lavu muestra que se encuentra perfectamente, desde su casa en Auckland, en Nueva Zelanda. NORTE
80 horas de viaje para un aislamiento temporal

80 horas de viaje para un aislamiento temporal

Lavu Vallabh ·

El jugador del Palencia Rugby se muestra animado desde su casa en Nueva Zelanda tras abandonar la ciudad que le ha acogido

Martes, 31 de marzo 2020, 07:38

Tenía trabajo y equipo en Palencia. Más que eso, tenía trabajo, equipo, amigos y era feliz aquí. Pero, viendo lo difícil que se estaba poniendo todo, decidió hacer las maletas e irse a su casa a Auckland, Nueva Zelanda, para estar al lado de su familia mientras dure la crisis del coronavirus.

Lavu Vallabh decidió, tras darle muchas vueltas, irse con los suyos durante estos meses convulsos, diciendo 'hasta luego' –que no 'adiós'– al Physiorelax Palencia Rugby Club y a Roams, donde estaba trabajando desde que llegó a Palencia, a finales de septiembre. Tardó ochenta horas en conseguirlo, en viajar hasta las antípodas de Palencia y estar con los suyos. «Con el coronavirus ya en España, yo no sabía el tiempo que iba a estar todo parado. Tomé la decisión pensando en mi familia y en que estaría mejor allí con ellos mientras durase todo esto», explica desde su hogar. «Nueva Zelanda también está comenzando un periodo sin actividad y cerrando sus fronteras, aunque aún permiten a los ciudadanos neozelandeses volver a su país. Lo malo es que si cierran las fronteras de Dubai o Doha ya no habrá manera de volar hasta aquí desde España. Así que, mi decisión de salir de Palencia fue justo antes de que el control en las fronteras fuera mucho más estricto», reconoce.

«Ha sido muy difícil llegar hasta mi casa. Tuve miedo y fue todo muy frustrante porque no sabía dónde me iba a quedar»

El segundo fichaje en los veintiséis años de historia del Palencia Rugby Club –el primero fue el centro sudafricano Dean Moolman el año pasado– viajaba hasta Nueva Zelanda, haciendo escala en Londres. El problema llegó al aterrizar en la capital inglesa, ya que habían suprimido todas las conexiones aéreas con Nueva Zelanda. «Ha sido muy difícil llegar hasta mi casa, con todas las fronteras del mundo cerradas. Fue frustrante y sí que tuve miedo porque realmente no sabía dónde me iba a quedar y si podría llegar hasta casa», reconoce el apertura.

Sin avión, parado en el aeropuerto de Heathrow, tuvo la gran suerte que tener familia que vive a escasos veinte minutos de allí. «Me vinieron a buscar y dormí en su casa. Al día siguiente, me llevaron hasta el aeropuerto de nuevo y pude coger un vuelo hasta Dubai y desde allí directo a Auckland sin problema», narra.

En total, ochenta horas desde que abandonó su querida Palencia hasta que llegó a su hogar, a Auckland, ya que salió de la capital del Carrión el martes por la mañana y no llegó a Nueva Zelanda hasta la madrugada del sábado. «Mi familia está contenta de tenerme aquí, y yo también lo estoy de estar con ellos en estos tiempos, la verdad», señala.

Control de fronteras

Ya tranquilo, en su hogar, en su habitación de siempre, argumenta sus motivos. «No tuve miedo en Palencia porque sabía que mis amigos del rugby y de Roams se iban a preocupar por mí y me iban a cuidar, pero temí no ser capaz de llegar a mi casa por el control en las fronteras de todo el mundo, por eso me fui antes de que todo fuera a peor», afirma.

Lavu y Garrido, entrenador del equipo, cuando aterrizó en Madrid al inicio de la temporada para jugar en Palencia.

La crisis sanitaria del Covid-19 no ha golpeado tan fuerte a Nueva Zelanda como a España. «El tema del coronavirus no está siendo tan serio aquí como en Europa o España. Aun así, han decretado cuatro semanas de cierre de emergencia, así que esperemos que los Kiwis puedan atajar mejor y más fácil a este virus», señala.

Seis meses pudo disfrutar Lavu de Palencia y se acuerda todos los días de la ciudad y de sus gentes. «Lo que más echo de menos es a los palentinos, a la gente de Palencia, a todos los integrantes del Palencia Rugby, desde el presidente hasta los patrocinadores. A todos. También a mis compañeros de Roams, a los que agradezco que intenten buscar soluciones para que siga trabajando desde aquí», reconoce.

El viaje fue costeado íntegro por el club palentino. Lavu solo quiere que terminen estas semanas inciertas para retornar a su querida Palencia. «Estoy deseando poder volver cuando pase todo esto. Me encanta la cultura, la comida, la cerveza y el rugby, así que realmente espero impaciente que se resuelva esto», concluye el jugador del Palencia Rugby.

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