Necesita descansar, lo reconoce. Salva Calvo tiene 75 años y desde 1975, muy cerquita del medio siglo, ha estado al pie del cañón en la cervecería Moravia, en el Parque del Salón. Le ha acompañado en toda batalla el camarero de toda la vida, Chuchi ... Bragado, que este sábado precisamente (y ya se hace oficial el cierre, los últimos días han sido de vacaciones) cumple los 65 años. Es la hora de la jubilación, que han alcanzado juntos en los últimos diez años en un local contiguo al anterior, pero siempre como un rincón emblemático con sabor alemán, uno de los primeros de estas características que se abrió en Castilla y León.
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Es un establecimiento con solera de la ciudad, a los que los paladares y otros sentidos asocian indiscutiblemente con platos de hamburguesas, salchichas alemanas o una tabla de quesos, que en las últimas semanas mantiene las sillas y mesas de la terraza apiladas y la fachada sin ningún cartel, lo que ha confundido a los palentinos con unas vacaciones.
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Pero no, son unas vacaciones merecidas para Salva Calvo, es el fin de Moravia al menos como ha funcionado hasta ahora, una clausura que se suma a la lista de cierres de los últimos tiempos, también paliada por nuevas aperturas, como Diecinueve en la Calle Mayor o La Cuchillería en la Plaza Mayor.
Salvador Calvo cogió la cervecería Moravia por un traspaso en febrero de 1975, con la ayuda de sus padres y de un hermano. «Mantuve la filosofía de la cervecería porque me gustó la idea. Cuando yo la cogí, ya se servían hamburguesas y tablas de queso, pero después fuimos ampliando la carta», explica el propietario, quien considera que el éxito del negocio ha sido saber mantenerse a lo largo de los años. «Los principios fueron duros, porque yo era muy joven, tenía solo 25 años, y hemos trabajado muy bien, aunque todo ha cambiado mucho», evoca, reconociendo que generaciones de palentinos han sido fieles a su negocio, «pero ahora todo es distinto», dice entre la nostalgia y la satisfacción de una trayectoria profesional desarrollada con tesón y entrega.
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Hace diez años, su edad y el vencimiento del contrato del local donde se ubicaba la cervecería fueron dos motivos que amagaron con cerrar la querida Moravia. Pero entonces Salvador Calvo, con su camarero a diez años de la jubilación, se decidió a darle una segunda oportunidad. Inicialmente pensó en ceder el testigo a su hija, y aunque le ha ayudado bastante, es funcionaria y no vive en Palencia, por lo que Salva Calvo ha tirado otra década en el local contiguo. El anterior se derribó y como recuerdo queda el solar y el cartel de una promotora inmobiliaria. El titular de Moravia se hizo con el local contiguo, un poco más pequeño y lo adaptó de forma que no perdiera la esencia y que fuera un establecimiento similar. Y así ha pasado otra década, que se va también con el secreto de la salsa que hacía tan especiales a las hamburguesas y salchichas, además del pan y su tueste especial. Ahora la mítica cervecería palentina queda como un goloso plato para los establecimientos hosteleros de la zona del Paseo del Salón para un posible traspaso en lo que el propio Salvador Calvo denomina el 'Paseo de la Fama'.
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