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El Bar Casero echa el cierre un siglo después de su aperturaEs, si no el que más, uno de los establecimientos hosteleros de Palencia con más solera. Ubicado en la Calle Mayor al lado del Monumento a la Mujer, abrió sus puertas en 1923 de la mano de José Casero, abuelo del actual propietario, y ... echará la verja este 30 de diciembre, cuando Julio Casero Calderón, de 66 años, se quite la chaquetilla que lleva puesta desde los 14 años. Toda una vida detrás de la barra en el Bar Casero, el del bacalao rebozado, el de las riquísimas gambas a la gabardina... Un local ilustre de la hostelería palentina dice adiós, dejando un poco más huérfana la principal arteria peatonal de la capital palentina.
Julio Casero y su mujer, Loli Villameriel, quieren disfrutar de una vida de descanso, la que les ha faltado al frente de su local, tan frecuentado por los parroquianos palentinos. El día 30 de diciembre será el último que atiendan a sus clientes, y el nuevo año comenzará con el Bar Casero cerrado. Sus propietarios estudian qué hacer con el negocio, si venderlo, traspasarlo o alquilarlo. Sus dos empleados, uno de ellos con más de 30 años de trabajo en el local, lo tendrán fácil para recolocarse, profesionales como son de un sector en el que escasea cada vez más la cualificación y la experiencia.
Quedarán atrás cien años de historia, un siglo desde que en 1923 abriera sus puertas el Bar Casero. Fue José Casero, el abuelo de Julio, quien puso en marcha el negocio, que después pasó a manos de Leandro, el padre de Julio, quien se lo compró a sus hermanos. Y Julio Casero hizo lo propio con su hermana para quedárselo. Julio tuvo la primera cafetera eléctrica de Palencia en su negocio, y junto a su mujer llevó a cabo una faraónica reforma del negocio en 1995 en el que únicamente se mantuvo la fachada, obligados por el Ayuntamiento.
Julio y Loli no querían la 'vida' del hostelero para sus hijos, que ninguno de ellos se dedicara a un oficio tan sacrificado, tan esclavo, con lo que la saga de los Casero en la restauración termina en Julio, que a partir de ahora gozará de un merecido descanso y el sector, herido ya por el goteo de cierres, le echará mucho de menos.
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