La fruta es uno de los pilares de una alimentación saludable. La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo diario de dos o tres piezas, teniendo en cuenta que los zumos no están considerados como una ración.
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De manera general, las frutas aportan agua, vitaminas, minerales, fibra y azúcares. De forma más detallada, el agua supone entre un 80-90%; la fibra alimentaria oscila entre el 1 y el 5%, las vitaminas son especialmente A, C y E y del grupo B, o en el caso de los minerales, destacan el fósforo, potasio y magnesio. Por cada 100 gramos de fruta se estima una media de 80 calorías.
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En España, tradicionalmente, la fruta ha estado vinculada al postre bien fuera después de la comida o la cena, pero en relación al momento del consumo han surgido muchos mitos o certezas (dependiendo de a quién se pregunte) sobre el momento más apropiado para su consumo. Sin partir de certezas universales, te brindamos algunos detalles.
Después de comer
Una buena forma de terminar una comida es con fruta, así se evitan otro tipo de productos como los dulces ultraprocesados, que si bien no es necesario retirarlos de la alimentación, sí es preciso dosificarlos, y disfrutarlos una vez a la semana.
Antes de comer
Uno de los mitos más establecidos dice que la fruta antes de la comida se digiere mejor y engorda menos. Esa afirmación incluye matices. El estómago no discierne el orden en el que se ingieren los alimentos, al final todo es papilla, pero es verdad que la fruta aporta fibra y agua y esos dos elementos favorecen la sensación de saciedad por lo que en una dieta hipocalórica consumir la fruta antes contribuye a ingerir menos alimentos a la hora de comer.
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Entre comidas
¿Ataques de hambre entre las comidas principales? La fruta es una buena opción para así evitar los alimentos procesados y calóricos. Sus azúcares son fuente de energía y ayudan a sentir saciedad y así, mitigar ese deseo de comer.
Dicho todo esto, la conclusión es que cualquier momento es bueno para comer fruta y nadie como uno mismo, para conocer las señales que le envía su cuerpo sobre la conveniencia de la hora y el momento.
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Cada fruta, un beneficio distinto
La distribución de los nutrientes en cada fruta es diferente, de ahí la conveniencia de alternar y además, decantarse por aquellas variedades de temporada con más sabor y económicas.
Así, la pectina de la manzana se asocia a la eliminación del colesterol; la piña se recomienda para eliminar líquidos; la naranja refuerza el sistema inmunológico gracias a la vitamina C; la pera es beneficiosa para la función intestinal; el melón es bueno para los riñones debido a su contenido en agua mientras que los frutos rojos evitan infecciones de orina debido a los polifenólicos.
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El auge de las frutas deshidratadas
Ya estaban en auge, pero el tiempo del confinamiento las puso incluso más de moda. Los azúcares que encontramos en las frutas deshidratadas están en ellas de manera natural y tienen vitaminas, minerales o fibra.
Los expertos destacan que junto a los frutos secos, la fruta deshidratada tiene grandes beneficios para la salud gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias o a su alto contenido en fibra y fenoles, entre otros, que previene de enfermedades cardiovasculares, enfermedades crónicas o cáncer.
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Si te interesan los temas nutricionales no dejes de leer el siguiente artículo: Batidos naturales, otra forma de consumir fruta. Además, Cómo comer saludable y barato en junio, Celulitis, ¿te atreves a combatirla más allá de la estética? y El envejecimiento, ¿cuestión de genes o de algo más?
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