Elecciones Europeas

Feijóo contesta a la carta en Valladolid: «Sánchez debe dar explicaciones»

«Dado que tratan de interferir en el resultado del 9J, ojalá el señor Feijóo y el señor Abascal encuentren la respuesta que merecen en las urnas: condena y rechazo a sus malas artes», acusó el presidente del Gobierno en su carta. Y Feijóo le deseó lo mismo, pero a la inversa: «Sánchez tiene que responder ya y los españoles responderemos el domingo votando». Las elecciones europeas, convertidas de facto por ambos líderes en un plebiscito entre Sánchez y Feijóo. O en todo caso, entre dos tándems: Sánchez-Begoña Gómez y Feijóo-Abascal.

Mientras se esperaba la llegada de Feijóo, Mañueco, De la Hoz, Blanco, Carnero e Íscar a la plaza, un 'speaker' trataba de animar la fiesta a ritmo de bachata y de «que saluden ellos», «que saluden ellas», «arriba, arriba», como una verbena de pueblo. «Disfruta las cosas buenas que tiene la vida», y bailes y ondear de banderas. Y el epicentro del mitin, se supone, preparando la respuesta. Quince minutos de retraso sobre la media hora de retraso respecto a la fijada en el cartel, que resultó ser una suerte de «primera convocatoria» de reunión de vecinos. No sirve, cuenta la segunda.

Los demás oradores calentaron motores. Sánchez contra Castilla y León. Las políticas de Sánchez perjudican al territorio. Incluso «Teresa Ribera ha sido la mayor enemiga de Castilla y León», factor que añadió De la Hoz a la ecuación. «Acabemos con las políticas de Sánchez», urgió Mañueco. «Todo lo que no sea votar al PP es echarle un salvavidas a Sánchez», insistió. El presidente autonómico sacó en San Pablo el arsenal que habitualmente desata contra Sánchez en cabeza de Tudanca. Enterito.

Y todo para telonear a Feijóo, que tenía que responder a la segunda carta de Sánchez. Para él, la segunda parte de un «melodrama». El presidente del PP marcó tres actos en ese melodrama. El primero, el de Begoña Gómez, «a la que corresponde dar las respuestas oportunas delante de un juez». El segundo, el del propio juez, cuestionado por el presidente del Gobierno con su carta. «Habitualmente, se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el desarrollo normal de una campaña electoral», escribió Sánchez. «Al juez le corresponde dictaminar si hay consecuencias punibles o no», marcó Feijóo. Y llegó al tercer acto. El de las famosas «responsabilidades políticas». «Hay algo que sí le corresponde a Sánchez, dar explicaciones y tomar decisiones serias sin melodramas de por medio», concluyó.

Ante las sospechas del presidente del Gobierno o las referencias de los socialistas a que la denuncia se sustenta en la nada -para lo que exponen el informe de la UCO de la Guardia Civil, que no aprecia indicios de delito-, Feijóo trato de hacer una «exposición de hechos». Porque «los hechos no se tapan con insultos, cartas y descalificaciones». «Es la primera vez en democracia que se investiga por delitos de corrupción y tráfico de influencias a la esposa del presidente del Gobierno, esos son los hechos. Y Sánchez montó un melodrama a costa de 48 millones de españoles para tapar la presunta corrupción que llega hasta la Moncloa», insistió.

El acto de Feijóo cerraba los grandes mítines de campaña en Valladolid. Comenzó Buxadé con su acusación a PP y a PSOE de ir de la mano en Bruselas. Siguió Sumar poniendo a Vox-PP en el mismo lado y al PSOE como un partido que hace políticas que no son de izquierdas. Lo mismo que dijo Pablo Fernández (Podemos), sin más actos que un pequeño encuentro en Fuente Dorada. Pedro Sánchez de nuevo colocó a PP y Vox en el lado más extremo del arco conservador y obvió a sus socios. Y Feijóo cerró el círculo diciendo que el PSOE infla a Vox porque eso desinfla al PP. La campaña europea, convertida en un todos contra todos mientras PSOE-Sumar comparten Consejo de Ministros y Vox-PP comparten Consejo de Gobierno en la Junta de Castilla y León. Las urnas rompen hasta las parejas más sólidas.