Mañueco pasa al ataque a 1,13 'sáncheces' por minuto

La línea la fijó desde el primer momento. El 11 de abril, en la sesión plenaria de mañana y tarde en la que resumió su programa de Gobierno y dio réplica a los grupos parlamentarios, Alfonso Fernández Mañueco nombró al presidente del Gobierno en 20 ocasiones durante sus contestaciones a Luis Tudanca, que duraron 42 minutos. «Usted es sobre todo un político dócil y sumiso al interés de Sánchez», atacó. Y utilizó ese argumento para justificar el adelanto electoral que había llevado a ese momento. De nuevo acusando a Pedro Sánchez de estar detrás de la maniobra de la moción de censura que presentó el PSOE y que Ciudadanos no llegó a apoyar a pesar de la salida del grupo naranja de la salmantina María Montero, que finalmente se abstuvo. «Cumpliendo las órdenes de Sánchez, usted embarcó a Castilla y León en una vergonzosa moción de censura apoyada en tránsfugas», le dijo al secretario autonómico socialista.

El silogismo de Mañueco se mostró nítido en esa jornada. Sánchez es el mal para Castilla y León; Tudanca es Sánchez; ergo Tudanca es el mal para Castilla y León. Y armó ese discurso con variaciones sobre un mismo tema, como un bolero de Ravel político. «Yo sirvo a Castilla y León; usted, a Sánchez». «Usted no es más que el representante de Sánchez en Castilla y León». «Sienta usted, por favor, señor Tudanca, los colores de Castilla y León, porque hasta ahora lo único que ha demostrado es que siente los colores de Sánchez». «Usted solo representa la defensa de los intereses, el sometimiento a Sánchez. Siempre ha sido así».

Y como conclusión, remató: «Pierde Sánchez; gana Castilla y León y gana España».

Conclusión que ha elevado a categoría de argumentario principal. Hasta el punto de que en la bancada socialista han llegado a contar en voz alta las veces que Mañueco nombraba a Sánchez y eso ha provocado un retruécano sarcástico del presidente de la Junta en el Pleno del pasado 7 de febrero. «Mire, usted piensa que yo voy a hablar de Sánchez», le dijo a Tudanca. Y lo hizo mientras decía que no lo haría. «Y yo podría decir aquí que Sánchez ha traicionado sus principios al cambiar la malversación para favorecer a los corruptos y eliminar la sedición para favorecer a aquellos que quieren romper España; pero no lo voy a decir. Podría decir que Sánchez es un chapuzas por la ley del «solo sí es sí», más de 400 agresores sexuales beneficiados -subiendo-, pero no lo voy a decir. […] Tampoco voy a decir que Sánchez ataca a Castilla y León. Lo podría decir, pero no lo voy a decir, que nos maltrata en los Presupuestos, nos recorta los fondos europeos, y también se olvida de nosotros en el reparto de las agencias nacionales».

Era el primer pleno ordinario desde el parón navideño y los de los presupuestos y la ley de medidas financieras y tributarias -incluido el que subsanaba el error-, y marcó lo que está por venir, de entrada, hasta el 28 de mayo. Y después, hasta las generales. Dos semanas más tarde le acusó de servil a Sánchez. En el primer Pleno de marzo llamó «electoralista» al presidente del Gobierno. Y el pasado martes lo nombró cuatro veces. Pero sobre todo ha acompañado al «sanchismo», desde diciembre, del otro argumento-ariete contra el Gobierno central: la ley del sólo sí es sí. En cada Pleno, Mañueco y sus procuradores hacen el recuento de agresores sexuales beneficiados por las rebajas de penas. En el último, incluso, en dos ocasiones, una en respuesta a Tudanca: «La mayor vergüenza que ha sufrido este país ha sido la ley del solo si es sí, que está beneficiando a más de 800 agresores sexuales, señor Tudanca, y se va a corregir gracias al PP». Y otra al contestar a Pablo Fernández (Unidas Podemos): «¿Y cuál es el balance de este año suyo? […] La ley del solo sí es sí que usted loaba y que ha rebajado a 800 agresores sexuales sus penas. Ustedes no son útiles para los castellanos y leoneses ni para los españoles».

Porque el argumento-Sánchez no se restringe al ataque a los socialistas. Francisco Igea (Ciudadanos) es Sánchez en cierto modo. «Porque usted es como Sánchez, porque usted traiciona sus propios principios, señor Igea», le dijo en febrero. Ángel Ceña, de Soria ¡Ya! también tiene un tic sanchista, porque reivindica ante el Gobierno autonómico pero es más complaciente, a ojos de Mañueco, con el de España. «El señor Sánchez es quien tiene que explicar por qué no hay una estrategia de reto demográfico. Pregúntele a él». O también: «Reclámeselo al Gobierno de España, al señor Sánchez, no les dé a ustedes miedo, que no pasa nada».

Igual consejo que el que Mañueco le dio en febrero a Pablo Fernández, de Unidas Podemos. «Esta pregunta se tenía que hacer en el Congreso de los Diputados, al señor Sánchez y a los ministros del Gobierno de España».

Y Luis Mariano Santos, de Unión del Pueblo Leonés, es evidentemente sanchista. En este caso cómplice del sanchismo. «Usted es cómplice del desprecio de Sánchez a la provincia de León y a esta comunidad». O también: «Usted saldrá corriendo a dar unos abrazos muy grandes a los camaradas, a los compañeros del señor Sánchez. Lo veremos en el mes de junio».

De la oposición, solo Pedro Pascual, de Por Ávila, partido creado a partir de una escisión del PP, está libre del virus sanchista. Y el otro que se libra de sospecha en el hemiciclo es, evidentemente, Vox. El socio de Gobierno, además, cuenta con un activista contra el comunismo como el consejero de Industria, Mariano Veganzones, que ha sacado a relucir el sanchismo desde el atril igual que sus compañeros David Hierro, Fátima Pinacho o Ignacio Sicilia.