![Pablo Casado, Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso entran entre la gente al pabellón 1 de la Feria de Valladolid.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/12/media/cortadas/pp-casado-khHE-U1609128172570vC-624x385@El%20Norte.jpg)
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El Norte
Sábado, 12 de febrero 2022, 00:06
La campaña electoral de 13-F en Castilla y León baja la persiana tras quemar la traca final en Valladolid. Con los líderes nacionales volcados con sus candidatos autonómicos para intentar afianza el voto propio, birlar alguno en aguas ajenas y, sobre todo, echar la red en el banco de los indecisos que las encuestas de principios de esa semana situaban aún en porcentajes que rondaban el 30% del censo.
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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, respaldó a Luis Tudanca en Valladolid, tras haber recorrido los últimos días Soria y Burgos. Alfonso Fernández Mañueco estuvo arropado por Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, en un mitin en el que participó Feijóo, que ha hecho campaña por Zamora, León y Burgos como si Castilla y León fuera casi una extensión de Galicia. Inés Arrimadas ha vuelto a la capital del Pisuerga para respaldar a Francisco Igea y el tándem que han conformado estas dos semanas Santiago Abascal y el candidato de Vox, Juan García-Gallardo, protagonizó en Valladolid el último mitin. Y con Pablo Fernández, de Unidas Podemos, estuvieron los ministros Alberto Garzón, Ione Belarra e Irene Montero. Finaliza una campaña con excedente de políticos nacionales y se abren unas horas de respiro, en la jornada de reflexión, hasta las votaciones y el escrutinio de las urnas.
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E. E.
Alfonso Fernández Mañueco puso la advertencia, «el lunes no se vota, se vota el domingo, y hay que votar el domingo para que el lunes no llegue el lamento», y la aliñó con un nuevo repaso, el enésimo esta campaña, a las medidas estrella que ha prometido si sale del 13-F como presidente. Lo demás, la escenografía victoriosa, el antisanchismo, el «socialismo o libertad» ayusiano, la contraposición a Vox, los pusieron los invitados a la fiesta de cierre de campaña en la Feria de Valladolid. «Estáis a tope, estáis a mil, pero queda la recta final. Las urnas no se llenan con encuestas», arengaba desde el atril, ante tres mil personas, Fernández Mañueco. Fuera, autobuses con cartelones de procedencia inverosímil para unas elecciones autonómicas: Alcobendas, Usera, Tres Cantos. Y dentro, desde Juan José Lucas, expresidente de la Junta, al senador Javier Maroto, los consejeros de Mañueco y hasta Juanma Moreno y Fernando López Miras en modo telemático, ese 'hit' de la comunicación en pandemia.
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Núñez Feijóo encauzó el argumento que Mañueco ha esgrimido mediada la segunda semana de la campaña para detener el declive demoscópico, el de la gestión experimentada. Después, la baronesa de la otra mayoría casi absoluta, Isabel Díaz Ayuso, recurrió a su lema ya clásico para enfervorizar a los propios. Con cinco motivos para votar PP. «Castilla y León, Constitución, instituciones, España y la pregunta que hemos de hacernos este domingo, ¿cómo quiero vivir? Elige socialismo o libertad». Aplausos, vítores, fiebre del viernes noche. Y en ese ambiente le llegó el turno a Pablo Casado. Sabe que Vox acecha, que ese trasvase puede acabar en un Gobierno de coalición o de entendimiento o desembocar en una suma insuficiente por la fragmentación del voto de la derecha. De ahí que su discurso sobre el PP como el partido del sí fuera a la vez un ataque a Pedro Sánchez y una diferenciación de Vox. «Decimos sí a Europa, a la PAC y a los fondos europeos sin los chanchullos de Ferraz, […] sí a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, sí a las víctimas del terrorismo, sí a la bajada de impuestos». Y por si alguien tenía aún dudas del sentido de su perorata: «El PP es la alternativa eficaz, moderada, sensata y tolerante; por eso decimos claramente que quien quiera que gobierne el Partido Popular solo puede votar al Partido Popular». ANTONIO G. ENCINAS
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El PSOE eligió un enclave «talismán», la Cúpula del Milenio de Valladolid, para cerrar campaña y el aforo se quedó pequeño para un acto en el que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, reclamó votos suficientes el domingo para «gobernar» en Castilla y León, no solo para ganar. Porque Luis Tudanca fue el más votado en 2019, pero no gobernó. «No queremos que se repita esa historia», animó Sánchez, que defendió que el PSOE está preparado para liderar «el cambio que necesita» Castilla y León. Y recalcó que frente a ese proyecto que encabeza Tudanca, se sitúa la posibilidad de «una combinación fatal para esta tierra, la del agotamiento de un proyecto político [el del PP] al que se suma la involución de Vox».
Sánchez reivindicó los logros sociales de su gestión para encarar la salida de esta crisis de forma muy diferente a la que aplicó Mariano Rajoy y afeó el proceder del PP. «La política no es hacerse un 'book' de fotos o hablar en un secadero de jamones; la política es subir el salario mínimo, es revalorizar las pensiones, es aprobar una ley de muerte digna o la reforma laboral. La política es algo muy serio y esa política seria la hace el PSOE», subrayó Pedro Sánchez, que elogió también la gestión económica de su Gobierno: «Digámoslo alto y claro, nosotros gestionamos mejor la economía que la derecha».
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Antes que el presidente, habló Luis Tudanca. El candidato reclamó el voto para que su generación sea la última de la diáspora en Castilla y León. «Queremos vivir aquí, trabajar aquí, dar un futuro a nuestros hijos en la tierra que les vio nacer», apostó el aspirante a presidir la Junta, que contrapuso su proyecto con el de un PP agotado, «al que le da pavor el calendario judicial» que se le avecina tras las elecciones. Con la trama eólica, la Perla Negra y la investigación por financiación ilegal de las primarias de Fernández Mañueco.
Y Óscar Puente, alcalde de Valladolid, y Patricia Gómez Urbán, cabeza de lista por Valladolid, aludieron a esas primarias bajo instrucción judicial. «Ya le gustaría a Mañueco ser Pedro Sánchez, porque sabría lo que es ganar unas primarias limpiamente», resaltó Gómez Urbán. «Y también ser presidente tras haber ganado unas elecciones», añadió. «En 35 años hay cosas que se corrompen, dinámicas de degradación», argumentó Óscar Puente, que terminan sufriendo los ciudadanos. Y a las que Luis Tudanca va a poner fin el domingo, auguró el alcalde. SUSANA ESCRIBANO
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Veinte minutos pasadas las siete de la tarde arrancó en el patio del hotel Meliá Recoletos de Valladolid el acto de cierre de campaña de Ciudadanos con el candidato a la presidencia de la Junta, Francisco Igea, y la presidenta del partido, Inés Arrimadas.
La exconsejera de Sanidad, Verónica Casado, ocupó el papel de escudera completando el trío sobre el que cerraron filas el resto de pesos pesados de la formación. Fue ella quién abrió boca ante los afiliados y militantes con la experiencia adquirida «Hemos hecho la mejor campaña de vacunación de España» presumía sobre el escenario. Después, llegó el turno de los ataques. «Quién me hubiera dicho a mí que iba a superar una pandemia como consejera para morir –políticamente– de un apuñalamiento por la espalda», atizo sobre su despido.
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El partido, defenestrado por las encuestas, ahora aspira con confianza a «sacar cinco procuradores y tener grupo parlamentario seguro». Del ostracismo a ser «aquellos en los que mucha gente ha visto un rayo de esperanza no solo para Castilla y León, sino también para España», según Igea.
Entre medias, «la delantera estrella» –como definió la presentadora del acto a líder naranja– arremetió de nuevo contra el resto de candidatos y en especial contra Alfonso Fernández Mañueco. «Espero que paguen en las urnas la estupidez cometida convocando elecciones para contentar intereses de partidos y líderes», atacó. «Algunos han jugado con esta tierra y la han intentado utilizar como un peldaño para llegar a la Moncloa, pero les va a salir el tiro por la culata», advertía.
El colofón corrió a cargo de Igea, que cogió el testigo espoleado por las palabras de Arrimadas. «Una semana más y los arrasamos», comenzó, para tornar el ímpetu inicial en emoción al recordar el apoyo recibido. Después, pasó a la ofensiva contra el modo de hacer política del resto de candidatos y recurrió a la «honestidad» para terminar por todo lo alto. «Vamos a tener un resultado mucho mejor de lo que se pronostica. No estábamos muertos, estábamos de parranda», concluyó, con una sonrisa, en su tono irónico habitual para clausurar una campaña que puede haber significado la subsistencia del partido. ALEJANDRO RODRÍGUEZ
Al grito de ¡presidente! ¡presidente! y con la habitual despedida de un extracto del himno nacional, Santiago Abascal cerró en la plaza de San Pablo la campaña de Vox. Acompañado del habitual despliegue de banderas nacionales y con algunos tímidos gritos de '¡Al PP, ni agua!' Abascal arropó a al candidato regional de su formación, Juan García-Gallardo, acompañado de otros rostros habituales como Ortega Smith o Espinosa de los Monteros.
Del habitual 'barrido' de Abascal por todos los males que aquejan al país destacó el intento de clarificar la postura de Vox en caso de que se cumplan los vaticinios que convierten al partido ultraderechista en la llave para que Fernández Mañueco siga en la presidencia regional. «Algunos del PP han llegado a decir que prefieren perder el Gobierno a tener que pactar con nosotros. Nosotros si ganamos solo pactaremos con el PP. Pero que aclaren ellos con quién van a pactar».
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Cansado de los vaivenes en la estrategia de pactos con ellos desde el Partido Popular, Santiago Abascal arremetió con dureza contra su rival en el voto conservador. «No sabemos ya quién manda en la política de pactos del Partido Popular. Porque ya no son un partido soberano y tal vez les dictan las órdenes desde Bruselas. Nosotros solo obedecemos a los intereses de los españoles», les advirtió.
Tampoco dejó indemne a la coalición de gobierno en el Estado, «socialistas y comunistas que son capaces de vender a sus muertos (en referencia al apoyo de Bildu). El PSOE tiene que pagar su falta de escrúpulos para llegar al poder», reclamó a sus simpatizantes.
No faltaron sus habituales referencias y defensa de la historia de la península. Lamentó que «hayan tratado de que nos avergonzemos del papel de la Hispanidad». Incluso –dijo– «algunos desearon que nos conquistaran los franceses. Y les parece un oprobio que les rechazáramos. En cambio, nosotros estamos muy orgullosos».
A sus huestes castellanas les prometió que «vamos a recuperar el dinero que va a partidos y sindicatos para dárselo a los castellanos y leoneses. Y no faltó una referencia final a su lema de campaña: 'Siembra'. «No venimos a prometer lo imposible porque todo lo estropeado no se arregla en una semana. Pero venimos a sembrar futuro para pensar en la España del mañana y frente a los que llevan más de 30 años sin hacer nada».
Además de la intervención del candidato Juan García-Gallardo, el mitín de despedida contó con las palabras del fundador de Vox, José Antonio Ortega Lara. ANTONIO CORBILLÓN
Antes de la llegada de los rostros conocidos de Unidas Podemos, el famoso camión de 'Mudanzas Mañueco' ya esperaba junto a la puerta de un pabellón que empezó a recibir el goteo constante de cientos de personas que en pocos minutos llenaron el aforo para escuchar a sus líderes.
Cierre de filas en el partido en el último día de una vertiginosa campaña electoral que puso punto y final en el polideportivo La Victoria, donde el candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Pablo Fernández, estuvo arropado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Derechos Sociales, Ione Belarra.
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Aplausos, peticiones de selfis y gritos de «sí se puede» ante la inesperada presencia de Juan Carlos Monedero; vítores que se prolongaron durante los discursos de las caras conocidas de Unidas Podemos, que pusieron sobre la palestra –y ante más de medio millar de personas– el optimismo de la formación morada por lograr el cambio y mejorar resultados este domingo. «Un momento histórico, decisivo, una oportunidad que no vamos a dejar escapar. Os pido que os movilicéis, aún no hay nada decidido», señaló Pablo Fernández.
La propuesta de una reforma fiscal justa, la garantía de la educación y la sanidad en el medio rural, el apoyo a los autónomos y la polémica de las macrogranjas –eje principal del discurso de Garzón– centraron la hora y media de acalorados discursos a modo de asamblea tan característicos de la formación.
Una de las ideas que sobrevoló el mitin fue que «hay una grieta en el muro», en alusión a las dudas que, según Unidas Podemos, tiene el PP de cara a los resultados de este domingo. «Han jugado a la promoción del odio entre adversarios, a la corrupción, los bulos y las mentiras y han vaciado de vida a Castilla y León», aseguraron tanto Garzón como Montero. Durante el último acto pidieron «reclamar el papel protagonista para intentar cambiar el rumbo de Castilla y León». SOFÍA FERNÁNDEZ
«Estamos muy ilusionados en este cierre de campaña, es una fiesta para nosotros porque esta primera vez que nos presentamos a las elecciones no se va a volver a repetir, las siguientes serán de otra manera, pero esta primera vez ha sido muy especial. Hemos recorrido 4.000 km estas dos semanas visitando hasta el último rincón de la provincia y la gente nos ha acogido muy bien, nos hemos sentido muy arropados y hemos escuchado las necesidades que mejor que la gente que vive en las zonas rurales no conoce nadie; estaban a falta de ser escuchados por los políticos», dijo Vanessa García, la candidata número dos por Soria ¡Ya! a las Cortes regionales.
Las encuestas dan al partido que encabeza Ángel Ceña Tutor entre dos y tres procuradores. El número tres, Toño Palmar, apuntó que «después de escuchar a la gente de los pueblos hemos incluido algunas cosas en nuestro programa electoral que siempre hemos dicho que estaba abierto y era vivo. Y esta noche la vivimos como una gran fiesta en la que derrochamos la ilusión de los sorianos que se han ilusionado con nosotros, estamos acompañados por Teruel Existe y otros compañeros de la España Vaciada, más no podemos pedir».
Vanessa García añadió que «partimos de cero, pero queremos ser la fuerza más votada en la provincia y seguramente lo seamos y se demuestre que hace falta hacer una política diferente. ISABEL G. VILLARROEL
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