PP y PSOE miran de reojo a la tercera fuerza
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PP y PSOE parten de un suelo de voto muy alto, pero necesitan a sus dos posibles aliados, VTLP y Vox, que han hecho campañas dispares28M ·
PP y PSOE parten de un suelo de voto muy alto, pero necesitan a sus dos posibles aliados, VTLP y Vox, que han hecho campañas disparesPP y PSOE se asientan en suelo firme. Sus macroestructuras de partido alcanzan a casi todo el territorio autonómico y su presencia en el salón de Plenos del Ayuntamiento es mayoritaria por aplastamiento casi desde 1983 –aunque el PP entonces no era propiamente PP, sino ... AP, y antes Coalición Democrática–. La irrupción de Ciudadanos, Vox, Podemos o la coalición de Izquierda Unida con Equo (Toma la Palabra) quebraron ese bipartidismo y derivaron en la actual confrontación de bloques. Sin embargo, un vistazo a sus números deja entrever que el límite de los dos grandes, por abajo, es muy alto. El PP nunca bajó del 30% del voto válido. El PSOE llegó a quedarse en el 23,28% en 2015, cuando VTLP y Sí se Puede fragmentaron el espacio en tres, pero fue una rareza. Su peor marca anterior fue un 27%.
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O lo que es lo mismo. El PSOE nunca bajó de 8 concejales ni el PP de 9.
Garantizados esos 17 concejales entre ambos, quedan 10 por repartir. Y la clave, dicen todas las encuestas, no va a estar en los dos primeros partidos. El promedio de todas las muestras publicadas dice que ambos partidos rebasan de largo el 30% y se sitúan en el entorno del 35%, con el PSOE por encima con una ventaja de 2,5 puntos según los dos últimos estudios publicados. Puede convertirse en un 11-10, un 12-10 o un empate a 11, horquillas que manejan todos los sondeos previos. Siempre, eso sí, con ventaja para el actual alcalde, Óscar Puente.
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Antonio G. Encinas
Deciden Valladolid Toma la Palabra y Vox. De hecho, si los promedios aciertan, Toma la Palabra sería la llave con 4 ediles. Y aquí hay que introducir todos los peros, claro. Pero hay un 19% de indecisos, pero hay un 25% de los que votaron a Ciudadanos que no han decidido su voto, pero no se sabe qué papel jugará Contigo Avanzamos, pero puede influir la clave nacional y ETAy la ley del solo sí es sí, pero, pero, pero…
Por eso a VTLP y a Vox, a sus futuribles socios, miran de reojo socialistas y populares.
En el PSOE se observa, y se comenta con un punto entre admiración y sorpresa, que la campaña de Toma la Palabra ha movilizado bien su voto. Yolanda Díaz, a mitad de la quincena, ha supuesto un impulso para la candidatura de unidad y María Sánchez ha relevado con seguridad a Manuel Saravia en el número 1. Han incidido en los barrios y se han enfocado en fidelizar el voto. Campaña de ciudad, obviando cualquier cuestión nacional. Desde 2011 no han bajado del 10,5% del voto válido. Las seis encuestas conocidas, en promedio, le auguran un 12,3%.
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En el PP, mientras, se mira a Vox. La foto de Juan García-Gallardo hablando a un salón de actos de La Victoria con un tercio del aforo ocupado ha preocupado en las filas populares. Los mítines son para llenarlos con los propios, admiten fuentes del partido. El acto con Jorge Buxadé y el vicepresidente de la Junta era el punto central de una campaña con perfil bajo, poca exposición pública de la candidata, Irene Carvajal, y centrada en la caseta de la Plaza de Zorrilla y en las carpas, que sí se han movido algo más por los barrios de Valladolid. Ni siquiera las cincuenta candidaturas en el ámbito provincial sirvieron para rellenar el acto central de campaña –Santiago Abascal vino en marzo– y los hombres del PP en la provincia creen que tampoco allí Vox obtendrá un gran resultado: demasiados candidatos desconocidos. Los sondeos le vaticinan un 10,1%. En Vox dan por seguros los dos concejales, lo que obligaría al PP a superar al PSOE en porcentaje de voto. Sin embargo, en 2019 se quedaron en un 6,35% y un concejal. Y repetir ese porcentaje condenaría al bloque de derechas a la oposición sin remisión salvo vuelco tremebundo que llevara al PP a pasar de 9 a 13 concejales.
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El Partido Popular ha constatado que Vox sí ha hecho fuerza en otras latitudes. El PSOE ha paseado a Pedro Sánchez y sus ministros por doquier, el PP ha tirado de Alberto Núñez Feijóo, de José María Aznar, de Ana Pastor –vendrá este viernes a Valladolid– y otros ilustres, y en la izquierda a la izquierda ha sido Yolanda Díaz la que ha hecho kilómetros. A Vox, como a Díaz, le penaliza la estructura tan jerarquizada y la falta, por ahora, de baronías. Juan García-Gallardo ha ejercido como tal, como líder territorial con funciones de Gobierno autonómico, y ha viajado por toda España. Los principales nombres de Vox han tenido que escoger: demasiadas comunidades autónomas y muchos enclaves con un vaticinio de resultados ajustados. Y Valladolid se ha quedado un poco al margen de ese vaivén.
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Con esas cuentas, las últimas horas de campaña se centran en afianzar los mensajes clave. Miguel Tellado, mano derecha de Alberto Núñez Feijóo en Génova, pasó por Valladolid para recordar que «Puente es el sanchismo» y que, por el contrario, su presidente se comprometió el primer día de campaña a «apoyar el soterramiento». Alfonso Fernández Mañueco, que cerrará la campaña vallisoletana a las 18:00 horas este viernes, también había incidido en ello un poco antes, en un cumbre de la mediación que se celebró en la Feria de Valladolid, esa institución cuyo consorcio ha dejado de recibir la visita de la Junta dos veces en el último mes porque el consejero del ramo, Mariano Veganzones (Vox), no ha acudido a las reuniones. «El soterramiento no es solo un proyecto, es un mensaje de ilusión a los ciudadanos», arengó Mañueco.
Tellado, como Carnero y como Feijóo, también aprovechó para llamar al voto útil. Que, en el razonamiento popular, es el voto al PP y no a Vox, por mucho que Jorge Buxadé reclamara que la utilidad se refugia en Vox porque es el partido que hace lo que otros no se atreven a hacer.
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Otra muestra más de que el PP trata de movilizar el voto propio al máximo a la vista de la campaña de Vox. Soterramiento, movilidad, soterramiento, movilidad. La coctelera temática tiene tres cuartas partes de estos ingredientes y luego se aliña con la rodajita de limón del centro del vino en las Catalinas, presentado de nuevo ayer, o el proyecto retomado del puente de Poniente de 2011, o el inevitable silogismo 'Sánchez es el mal, Puente es sanchista, luego Puente es el mal'.
Al fin de fiesta del PP replica Óscar Puente con una obra ya en marcha, o casi. El segundo ascensor de Parquesol. Sin inauguración, pero en funcionamiento parcial. Y con una visita al lugar en el que se edificarán 650 viviendas públicas: la parcela del cuartel entre el paseo de Zorrilla y la carretera de Rueda. Que, asegura, estarán en marcha enseguida porque hasta la licencia urbanística es sencilla de tramitar. En cuanto el Gobierno compre los terrenos a Defensa. Es decir, cuando el sanchismo quiera. ¡Eironeia!
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Las últimas horas han sido de entrevistas, muchas y tan tensas como corresponde a quienes quieren gobernar la ciudad de todos, y debate televisado. De estrés para llegar a todo y para preparar un fin de fiesta acorde a lo que hay en juego. Con un ojo puesto en los propios y otro en los socios-rivales, que nunca se sabe. O quizá sí.
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