Feijóo despeja los nubarrones a Carnero
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El líder del PP promete soterrar si llega a presidente del Gobierno, mientras el PSOE recupera a Rodríguez Zapatero como mitineroEl PP no solo sacó un gallego en procesión. Sacó a El Gallego. Alberto Núñez Feijóo había prometido llevar el agua adonde no la hubiera y allí que aterrizó la nube negra, anticipándose a su llegada en el Ave, para remojar todo el escenario de ... la Plaza Zorrilla. «Este es un partido que se moja», bromeó Alfonso Fernández Mañueco. Y podía haber añadido que partido que se moja unido, sigue unido. Porque el PP repitió el cónclave de Segovia, la cita preelectoral de Feijóo con Castilla y León, y dispuso las sillas para todos los cargos orgánicos, consejeros y demás. Con etiqueta con el nombre, que estos actos son de anotar presencias y ausencias. Más de mil sillas para que luego muchos tuvieran que guarecerse bajo las copas de los árboles.
Feijóo paró las aguas, lo que no deja de ser una paradoja, y salió hasta el sol. Dos veces. Una, literalmente, cuando asomó por detrás de la Academia de Caballería embelleciendo la postal. Y la segunda, metafórica, cuando le despejó los nubarrones al candidato Jesús Julio Carnero. «Me dijo que si quería venir a Valladolid y no estaba dispuesto a ayudarle a afrontar el soterramiento del tren, mejor que no viniera. Y aquí estoy, he entendido el mensaje. Cuando ganemos las generales, volveré a Valladolid, me sentaré con Jesús Julio y con Alfonso y entre los tres sacaremos adelante el soterramiento y empezaremos a transformar la ciudad». Aplausos enfervorecidos y respiro generalizado.
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Antonio G. Encinas
El anuncio, que es la promesa de una intención que necesita dos triunfos consecutivos, el de Carnero y el del propio Feijóo, permite al candidato afirmar su programa. Importante porque en su lista aparecen nombres ligados a los equipos de Gobierno que no consiguieron hacerlo realidad, como Mercedes Cantalapiedra o Alberto Gutiérrez Alberca. Y en el público se encontraba Javier León de la Riva, el alcalde que tantas veces llevó en campaña el soterramiento. Eso hace que Carnero deba remar contra la desconfianza, además de contra la «realidad» que defienden PSOE y Toma la Palabra de las obras de integración, ya en marcha.
También alabó Feijóo la disposición de Carnero por haber «tenido el valor de dejar una Consejería [para ser candidato a la Alcaldía], tiene valor dejar algo seguro para iniciar otra senda». Obviando, claro, ese deseo que había expresado el candidato de compatibilizar ambos cargos hasta el final.Y con una acotación del propio Carnero en su discurso que sonó extraña. «Hoy he dejado por primera vez de ser consejero con Alfonso Fernández Mañueco –lo fue de Agricultura de 2019 a 2022 y de Presidencia ahora–, pero seguimos siendo amigos». Fuentes del partido aseguran que a Carnero le han convencido de la idoneidad de dejar el puesto doble para centrarse en una carrera en la que parte como aspirante.
Tanto Feijóo como Carnero hurgaron en el sanchismo de Puente. «Como buen sanchista le tocó ser uno de los primeros purgados por Sánchez», dijo el líder popular recordando el efímero paso del alcalde de Valladolid por la Portavocía de la Ejecutiva Federal del PSOE. «Ser sanchista en España no cotiza al alza, supone perder las elecciones», auguró. Y Carnero le definió como «la replica de Sánchez, su devoto más devoto», que apuesta «por una ciudad sin modelo».
El argumentario nacional –Bildu, ley del solo sí es sí, okupas– y la arenga de «trabajar, trabajar y trabajar para ganar, ganar y ganar» de Mañueco completan el dibujo del acto principal de campaña de los populares.
¿Y el sanchista Óscar Puente? Pues en funciones de alcalde por la mañana, en el consorcio de la Feria de Valladolid y como oficiante de una boda. Y como candidato, con un par de entrevistas y con algo de reposo campañero porque la rodilla, con los últimos excesos, está para poca broma. «Que se recupere», le deseó Feijóo. Está en ello. Puente arengó a los suyos la noche del jueves, en Fuente Dorada, tras analizar metódicamente los datos escondidos del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas. Los que mostraban porcentajes de aceptación de su gestión bastante buenos entre aquellos que se declaraban votantes del PP o de Vox. Claro que antes que el sanchismo, el enemigo del PP fue 'La Ceja'. Y 'La Ceja', también conocido como ZP o el expresidente Zapatero, pasó por La Parrilla, en torno a 500 habitantes, para apoyar a la alcaldesa socialista, Esperanza Toquero.
Es la pirámide invertida de la Presidencia del Gobierno. El presente, Pedro Sánchez, de encuentro con el presidente norteamericano, Joe Biden. El aspirante para el futuro, de mítin en clave municipal rumbo a lo general, que quiere atisbar cerca, a tiro de unos meses. Y el pasado, para arengar a la tropa donde haga falta al estilo 'batallitas del abuelo'.
A Toma la Palabra, el socio de Óscar Puente en el Gobierno municipal, le gustó más el epígrafe en el que el CIS decía que un 20% de los que piensan votar a otra opción les elegirían a ellos si cambiaran de opinión.
Los de María Sánchez se arroparon con la eurodiputada Sira Rego. Que utilizó un argumento que será habitual entre los partidos de izquierdas, pero especialmente en Castilla y León. «El auge de la extrema derecha es muy preocupante porque se basa en el negacionismo de todo y en que viene a imponer restricciones de derechos. En la Junta tenéis un desgraciado ejemplo y por eso es tan importante el proceso electoral al que vamos», advirtió.
A Vox, más allá de la discreción de la candidata, Irene Carvajal, o de la amenaza que esgrimen los partidos de izquierdas, le puso en el disparadero una ausencia. La de su consejero de Industria y Empleo, Mariano Veganzones –o de alguien de su departamento, al menos– en la reunión del Consorcio de la Feria de Valladolid, del que forma parte. Que ya era la segunda vez. Y que se une a la ausencia de su aún concejal Javier García-Bartolomé de las comisiones y de la sesión plenaria del Ayuntamiento de Valladolid durante el último mes, ya incorporado a su trabajo. Instituciones, Junta y Ayuntamiento, cuyo mandato dura cuatro años, sin rebajas.
Pablo Vicente, de Ciudadanos, se hizo un 'begoñavillacís' y calzó una lona que cubre la fachada a un edificio en el paseo de Zorrilla. «Transformemos Valladolid», dice el eslogan de la pancartota. En eso, en el fondo, coinciden todos los candidatos. Lo de la forma, como diría otro político gallego del PP, ya tal.
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