El centro de Valladolid se moviliza por Carnero y echa a Puente de la Alcaldía

Carnero no ha cimentado su voto en la promesa del soterramiento, a juzgar por la escasa repercusión que su postura ha tenido al este de la ciudad, en los distritos más afectados por la vía. Allí la primera fuerza ha sido el PSOE, que solo se ha dejado unas décimas respecto a 2019. La clave del vuelco electoral está en la zona centro. En los cinco distritos que lo conforman se ha superado ampliamente el 70% de participación. La media ha sido del 71,8%. Y eso agrupa el centro, Campo Grande, Paseo de Zorrilla bajo, Plaza España, Universidad, Cantarranas, Caño Argales, San Miguel, San Nicolás y San Pablo. Y allí se ha impuesto el PP con absoluta rotundidad. Desde un 57,1% de los votos en la zona centro al 44,5% en Caño Argales. Al 96,4% escrutado, eso suponía 5.689 votos de diferencia para los populares solo en esos cinco distritos.

Eso equilibraba a los dos principales partidos en número de concejales, 11-11. Y dejaba la clave, como se esperaba, en la tercera fuerza.

Acertó el sondeo de GAD3 para El Norte, publicado hace una semana. Todas las demás encuestas situaban a Toma la Palabra en el entorno del 12-13% de voto y a Vox en el 10%. Finalmente ha sido Vox el que se ha acercado a ese umbral del 12-13% que otorgaba el tercer concejal y Toma la Palabra se ha quedado en un 9,09% (Narciso Michavila pronosticaba un 9,2%). Los de María Sánchez apenas han recabado 15.000 votos, cuando partían de 17.000 y aspiraban a sumar los cinco mil que contabilizó Podemos hace cuatro años. El batacazo ha condenado al actual pacto de gobierno PSOE-VTLP.

Vox, tras una campaña discreta y después de haber vivido una crisis en el Comité Ejecutivo Provincial tras la salida de Javier García-Bartolomé, se encarama así al Ayuntamiento de Valladolid como fuerza de Gobierno. Irene Carvajal no quiso dejar claro en la entrevista con El Norte si exigirá determinadas áreas para los suyos o no, pero parece evidente que la formación de Santiago Abascal no renunciará a ocupar alguna concejalía. Todo eso formará parte de una negociación que deberá resolverse con rapidez, puesto que el 17 de junio, sábado, se constituirán los ayuntamientos con los nuevos equipos. Jesús Julio Carnero será el segundo alcalde del PP en democracia tras Javier León de la Riva.

El vuelco cuenta con un par de ingredientes picantes. El primero, que Jesús Julio Carnero, pese a perder en votos, ha conseguido el bastón de mando con apenas cinco meses de campaña electoral, después de múltiples conflictos internos, incluido entre el PP provincial y el grupo municipal, y con el hándicap de venir de la Junta, como su antecesora, Pilar del Olmo, y de partir como empadronado -recientemente- en Simancas, donde votó, por ejemplo, en los comicios autonómicos del 13-F. El segundo ingrediente es el argumento de Óscar Puente para la derrota. «En las ciudades de más de cien mil habitantes la ola nacional tiene mucho peso», dijo tras conocerse los resultados definitivos. Sin embargo, el domingo pasado Pedro Sánchez visitó la Feria de Valladolid, su concejala Ana Redondo proclamó alto y claro su sanchismo y el de sus compañeros y el presidente del Gobierno apenas tuvo palabras para aterrizar el mensaje en clave local y se dedicó a preparar su propia campaña electoral para las generales.

En Valladolid Toma la Palabra, la derrota ya ha tenido consecuencias. María Sánchez y Alberto Bustos no cogerán el acta de concejales. Les sustituirán Rocío Anguita y Jonathan Racionero. De ese modo, queda disuelto por completo el equipo que cogobernó Valladolid desde 2015, puesto que antes de este 28M ya había anunciado su marcha Manuel Saravia, que ocupó el puesto 27 de la lista de modo simbólico.

A partir de ahora empiezan, de nuevo, a contar los plazos. En tres semanas habrá nuevo equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Valladolid. Y con deberes por delante. En este caso, autoimpuestos. Jesús Julio Carnero trazó un «plan de choque» que incluía la reversión de los carriles bici de Isabel la Católica y Avenida de Gijón, dejar la zona de bajas emisiones reducida «a la mínima expresión» y comenzar a negociar con todas las partes para retomar el proyecto del soterramiento. Del mismo modo, aseguró que paralizaría las obras de integración ferroviaria ya en marcha, lo que afecta de lleno a Panaderos y a los pasos que el Ayuntamiento pensaba licitar de modo inmediato.