Jesús Julio Carnero (PP)

Valladolid

«La zona de bajas emisiones es un atentado a la convivencia dentro de la ciudad»

–¿Cogerá el acta de concejal si no tiene opciones de Gobierno?

–No lo dude usted. ¿Me ve a mí con cara de no coger el acta de concejal? He dado el paso más importante que se puede dar, renunciar a la Consejería de la Presidencia. Pero lo importante no es que vaya a coger el acta de concejal. Es que estoy convencido de que voy a coger el de alcalde.

–Viéndolo ahora con otra perspectiva, ¿habría dejado antes la Consejería de Presidencia?

–Lo he dejado cuando desde el primer momento tenía previsto dejarlo. Ustedes siempre que me preguntaban que cuándo iba a dejar la Consejería. Y siempre les decía lo mismo: que hasta el 17 de junio legalmente podía permanecer siendo consejero. Y lo he dejado en el momento que era oportuno y necesario. Tenía unas obligaciones que atender con todos los castellanos y leoneses.

–Las encuestas le dan la opción de un Gobierno con Vox, y ya sabe usted lo que es por su paso por la Junta. ¿Qué le parece?

–Lo único que le puedo decir es que yo estoy pactando con los vecinos y las vecinas de Valladolid. A partir del domingo, pues fíjese posibilidades que puede haber… Piense en qué resultado pueda tener, por ejemplo, el partido de la plataforma del soterramiento. Como hay muchas derivadas, lo que tenemos que hacer es pactar con los vecinos, pactar con el ciudadano.

–Pero ¿cómo prevé que pueda ser esa negociación? Lo hemos vivido a nivel autonómico. No sé si intervendría Génova…

–¿Usted piensa que yo me puedo plantear la negociación? Si yo ahora lo que tengo que hacer es seguir hablando con los ciudadanos, escuchándoles, explicándoles mi programa electoral. Y en eso estoy. El PP va a dar una grandísima sorpresa en Valladolid. Estamos ante un gobierno de izquierdas con una malísima gestión. Por inexistencia de lo prometido en su programa electoral o por la mala realización de lo poco que se ha llevado a cabo. Valladolid necesita un vuelco. Valladolid necesita entrar en la modernidad y la vanguardia y eso solo se lo puede ofrecer el PP. Por eso es muy importante decirle a los vallisoletanos que el voto se tiene que concentrar en el PP si no queremos que siga gobernando la izquierda.

–Está pidiendo el voto útil. Jorge Buxadé (Vox) decía en Valladolid que el voto útil eran ellos.

–Si un ciudadano entiende que hay una mala gestión por parte del gobierno de la izquierda del señor Puente, la única opción válida real para transformar esa situación y hacer de Valladolid una ciudad que tenga un modelo de ciudad... Eso solo lo puede ofrecer el Partido Popular. Usted lo llama voto útil, llámelo como quiera. Yo estoy apelando a la concentración del voto de las personas que consideran que el gobierno de la izquierda está haciendo una actuación ineficaz o inexistente de la gestión municipal. En el día a día, sin entrar en cuestiones profundas y mollares como el posicionamiento del grupo municipal en el Gobierno con algo tan deplorable como es la ley del solo sí es sí. Por dos ocasiones el PP le ha pedido que pidiera perdón y que pidiera que se reformara esa ley y las dos veces el gobierno municipal de Óscar Puente ha dicho que no. Y eso, dicho en Valladolid, es gravísimo. Un gobierno municipal no solo tiene que preocuparse de la movilidad, del alumbrado o de la gestión de la limpieza, sino que tiene que tener valores.

–El partido repite la fórmula de 2019: candidato que procede de la Junta, se le nombra tarde y en un principio mantiene la Consejería. ¿Por qué esta vez el resultado va a ser distinto?

–¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Yo soy Jesús Julio Carnero y estoy volcado en mi municipio, en hacer lo mejor por Valladolid, por todos y cada uno de los vallisoletanos. Y tengo una experiencia que es mi bagaje político. Y una experiencia personal que también aporta a ese bagaje político. He sido presidente de la Diputación, conozco las dinámicas de la administración local; he sido también consejero y secretario general, conozco las dinámicas de la Administración autonómica. Y he estado también trabajando en la Administración del Estado. Y esa experiencia es lo que aporto ahora. Que para mí no deja de ser orgullo, honor, responsabilidad, el ser alcalde de mi ciudad. Es lo que quiero, pero ojo, sin ningún tipo de personalismo. La Alcaldía de Valladolid, con Jesús Julio, va a ser una Alcaldía de los vallisoletanos. Por eso yo no me parezco a ninguno de los candidatos anteriores de mi partido ni a ninguno de los candidatos de otros partidos.

–Su grupo municipal comenzó por renegar del soterramiento y luego viró 180 grados. Usted ha seguido a favor del soterramiento. ¿Por qué ese viraje?

–Al arrancar la legislatura, el grupo municipal hace un análisis de lo que ha sido la expresión del soterramiento en relación al resultado. Pero pasado muy poco tiempo volvemos a entrar en una convicción fundamental: que el soterramiento es el gran elemento transformador de la ciudad de Valladolid. Eliminar una barrera física como la del tren es algo que se tiene que hacer. Y si es algo que se tiene que hacer, cuanto antes se haga, mejor. Y por eso yo lo voy a hacer. Voy a ser el alcalde que soterre la vía del tren en Valladolid. Es una cuestión que tiene una doble condición. En primer lugar política, con el presidente de mi partido, que va a ser pronto el presidente del Gobierno de España, Alberto Núñez Feijóo. Él se ha comprometido. Y con el presidente de la Junta de Castilla y León, presidente de mi partido a nivel regional, Alfonso Fernández Mañueco. Nunca ha habido una expresión conjunta de voluntad tan importante a la hora de abordar el soterramiento. Pero hay además una expresión personal. Yo estoy aquí para soterrar la vía. Porque no veo otra opción para Valladolid, si quiere entrar en la modernidad, que el hecho del soterramiento.

–Habla de la voluntad política del PP, que puede estar en todas las administraciones. Pero el otro día en el debate sobre el soterramiento le achacaban que eso ya pasó y no lo hicieron.

–Hay que contar las cosas como son. El soterramiento forma parte de una operación ferroviaria mucho más amplia, que ha ido acometiendo fases sucesivas. La primera fue la llegada del AVE. La segunda, los talleres de Renfe. Y en tercer lugar la variante de mercancías, que está a punto de finalizarse. La cuarta de esas fases, que tiene que ser sucesiva. era el soterramiento. ¿Qué ocurre? Que en el año 2015 todo esto se viene al traste. ¿Por qué? Por una falta de liderazgo del actual alcalde.

–Obvia usted en ese análisis las famosas 'comfort letter', la deuda que hubo que negociar...

–Eso son circunstancias que en un momento dado se producen y que en este momento están superadas. La deuda se satisfizo por Adif y Renfe, principalmente. Son acreedores preferentes contra unos terrenos liberados que tienen un valor. Hay que concebir el soterramiento como una operación pública, como usted concibe la realización de un centro de salud o una autovía.

–Ha hecho un plan para seis meses en el que marca una serie de hitos. Reiniciar el soterramiento, ¿cuántos años puede suponer hasta que veamos una máquina trabajando?

–Tenemos una hoja de ruta para los seis primeros meses. Negociando con el Ministerio, poniendo en marcha también con la Junta de Castilla y León la correspondiente negociación, haciendo el nuevo convenio… A partir de lo que marque el nuevo convenio, arrancamos rápidamente el soterramiento. Se tiene que acometer en sucesivas fases y por tanto la obra puede ponerse más pronto que tarde en marcha.

–Mientras tanto, ¿qué hacemos con el viaducto del Arco de Ladrillo?

–Hacemos lo que tenemos que hacer, que es poner en marcha la operación del soterramiento y eso tiene unos hitos para los seis primeros meses: modificación del Plan General de Ordenación Urbana, asignación de funciones a VIVA, crear la mesa de soterramiento, constituir el Comité de Expertos, negociar con el Ministerio de Transporte y con la Junta de Castilla y León y tirar para adelante.

–Modificar el Plan General, la última vez, ha costado 4 años.

–Pero como esta es una modificación que corresponde a un aspecto puntual… Las obras públicas tienen unos tiempos, eso lo sabemos todos, pero las obras públicas, por muchos tiempos que tengan, ¿las dejamos de acometer? Porque entonces el mundo no se hubiera movido. Uno tiene que tener ambición cuando está en política para mejorar la vida de los demás y eso cuesta remover obstáculos y lleva tiempo.

–¿Paralizaría las obras en marcha?

–Si, fruto de la negociación que se tiene que llevar a cabo, hay que paralizarlas, se paralizan. Estamos hablando de un cambio de modelo en la toma de decisiones y la expresión máxima va a ser en el soterramiento.

–Dice que tienen que convivir todos los medios de movilidad, pero ¿no prima usted al coche?

–Lo que yo no quiero es que por primar a otros sistemas de movilidad se acabe haciendo que la ciudad entre en parálisis. Fíjese si la movilidad está mal acometida por el equipo de gobierno actual que han tenido que revertir distintas situaciones: Miguel Íscar, paseo de Zorrilla. Entrar en López Gómez es para pensárselo. Uno entra diciendo 'a ver qué me depara y qué ratito pasó aquí'. Y Valladolid era una ciudad no atascada. Y hemos convertido Valladolid en una ciudad que obstaculiza el querer entrar en muchas partes de la misma. No le quiero contar la Zona de Bajas Emisiones lo que va a producir en el caso de que el gobierno de izquierda siga gobernando. Dios nos libre de una zona de bajas emisiones de 3,1 kilómetros cuadrados. Que lo sepan todos los ciudadanos de Valladolid: eso es un atentado a la convivencia dentro de la ciudad de Valladolid.

–Ha prometido un parking subterráneo en Parquesol, ¿con gestión pública o con una concesión como la de la Plaza Mayor?

–Si me está preguntando por lo que pienso yo de las privatizaciones y de lo público, lo tengo muy claro: soy funcionario público y mientras la gestión pública funcione, no hay inconveniente en gestionar públicamente todos los intereses y servicios públicos.

–En el caso del agua su partido fue muy crítico con la remunicipalización.

–En el caso del agua lo tengo clarísimo. Como está funcionando, yo no voy a revertir esa remunicipalización del agua. Pero si usted rasca, el conjunto de las acciones fundamentales de ese servicio está en manos privadas a través de las correspondientes contratas. ¿Eso es criticable? No, eso es constatable.