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Miguel Delibes y Alejandro Royo-Villanova salen del Colegio de la Asunción tras una visita institucional al presidente de la Junta en 1992. Henar Sastre
El Delibes que conocí

El Delibes que conocí

«La historia y la personalidad de El Norte de Castilla fueron marcadas a fuego por él»

Sábado, 12 de diciembre 2020, 08:51

Para mí, ha habido siempre tres facetas de Miguel Delibes completamente diferentes. El Delibes de El Norte, siempre responsable y profesional. El Delibes escritor, parco en sus comentarios, salvo cuando hablaba de sus obras llevadas al cine, y contaba anécdotas críticas y elogios. Y el Miguel amigo, compañero de tantos días de caza, distendido, simpático y sin esa actitud un poco hosca que adoptaba a menudo después del fallecimiento de su mujer.

El Norte de los años sesenta y setenta no se explica sin él, tanto por su presencia en el periódico o en la sala de cultura –tan a menudo perseguida por la censura–, como por el plantel de periodistas que reunió y en parte formó a su alrededor. Leguineche, Umbral, Alonso de los Ríos o Jiménez Lozano son un ejemplo de lo que dejó. Miguel se sintió periodista por encima de todo y me costó años que aceptara ser miembro del Consejo de Administración por sentirse, decía, al otro lado de la mesa.

Del Delibes escritor fui incondicional desde que leí 'Las ratas' y 'El camino' y solo quisiera comentar los ratos tan divertidos que pasamos mientras escribía 'El disputado voto del señor Cayo', cuando le contaba algunas de mis experiencias en los pueblos como candidato al Senado por Valladolid, y los disparates de aquella campaña electoral.

Pero tengo que decir que el Delibes que más aprecio es el Delibes cazador. Miguel se transformaba en el campo, acompañado siempre por alguno de sus hijos. Perdía las distancias, rejuvenecía. Creo que volvía a ser la persona que había sido antes de la muerte de su adorada Ángeles. Era un compañero de caza óptimo y tengo el honor de haber sido inmortalizado en uno de sus diarios de caza como el protagonista del tiro más largo a una liebre que había visto en su vida.

Muchos han dicho, analizando la vida y la obra de Delibes, y él lo afirmó a menudo, que El Norte era parte muy importante de su vida. Mas yo quiero afirmar aquí que la historia y la personalidad de El Norte de Castilla fueron marcadas a fuego por él.

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