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La última y más ambiciosa novela del escritor

25 años de 'El hereje'

La última y más ambiciosa novela del escritor

Se convirtió muy pronto en una de las cumbres de la novelística española del siglo XX

Sábado, 4 de noviembre 2023, 00:07

El 29 de septiembre de 1998 salía a las librerías la novela 'El hereje', última escrita y publicada por el novelista castellano, vallisoletano por más señas, Miguel Delibes. Habían transcurrido, a la par, exactamente cincuenta años desde la primera, 'La sombra del ciprés es alargada', publicada en 1948.

Miguel Delibes tardó tres años en escribir 'El hereje' y lo culminó justo un mes antes de que le diagnosticaran un cáncer de colon. «Fue providencial –comentó el novelista–: poner punto final al libro y anunciarme los médicos que tenía cáncer. Si llega a declarárseme un mes antes, no lo hubiera terminado. Todo estuvo en un tris de que así ocurriera». Pero no ocurrió. Delibes pudo rematar la novela y fue intervenido quirúrgicamente mientras ésta se imprimía en los talleres de la editorial.

«Mi novela más compleja y ambiciosa»

Y dejo ya de lado las circunstancias y me centro en la novela propiamente dicha. La idea de la misma se la brinda un día su amigo Ángel Torío, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valladolid, al mostrarle unas fotocopias de 'Los heterodoxos españoles', de Marcelino Menéndez Pelayo, en relación al proceso inquisitorial y auto de fe contra el doctor Agustín Cazalla y un grupo luterano, en el Valladolid del siglo XVI.

Delibes queda impresionado por aquellos textos. Y hasta se pregunta cómo a nadie le ha tentado novelar tales episodios. Y es a él a quien le tientan. «Casi sin darme cuenta, me sorprendo leyendo y rebuscando datos sobre el hecho histórico en sí y sobre la época. El virus lo tenía ya dentro».

Y es así cómo 'El hereje' se convierte, tras tres años de intensa y casi obsesiva dedicación, en «la novela más ambiciosa, densa y trabajada de cuantas he escrito. La propia complejidad del relato, tanto en acontecimientos como en personajes, la necesidad de casar la Historia con mi propia historia inventada, novelada, me impuso una disciplina de trabajo y una concentración superior a cualquier otra novela. Hasta entonces había escrito sobre hechos y personajes que conocía de primera mano, y ahora, por contra, los unos y los otros me eran extraños y lejanos. Hasta el lenguaje se me convirtió en problema... Aunque también tengo que reconocer que el reto lo afronté desde la experiencia técnica y literaria de más de medio siglo escribiendo».

No se trata de una novela histórica al uso

El resultado de esta dedicación de tres años a la escritura de la novela, fue, en opinión de críticos y lectores, que 'El hereje' se convirtió pronto en una de las cumbres de la novelística española del siglo XX.

Ganó el Premio Nacional de Narrativa 1998, los 90.000 ejemplares de la primera edición se agotaron en tres días, y al mes ya se habían vendido 200.000.

Miguel Delibes, sin embargo, nunca estuvo de acuerdo con quienes calificaron 'El hereje' como una novela histórica. «No. Es la historia de un hombre acosado por el entorno, como tantos otros de mis personajes, un perdedor, como me ha gustado siempre calificarlos. Cipriano Salcedo es, además, un ente de ficción, no es histórico. Y he procurado que la historia no devore a la fábula, no prevalezca sobre la invención literaria».

La historia y la fábula transcurren, eso sí, en el Valladolid del siglo XVI, y «A Valladolid, mi ciudad» dedica Miguel Delibes la novela.

Un preludio, tres libros y un zamarro

Novela que el escritor reparte, estructuralmente, en un preludio y tres libros. Y a lo largo y ancho de cuya elaboración y escritura tuve el privilegio de colaborar. Me explico: Miguel Delibes solía pasarme el original de sus libros mecanografiados una vez terminados por completo, nunca durante el proceso de creación. En 'El hereje' se saltó este hábito y me fue haciendo partícipe de la escritura libro a libro –además del preludio–, hasta la declaración final de Minervina Capa ante el tribunal de la Inquisición.

Y todo empezó cuando, en el verano de 1996, viajo y visito a Miguel Delibes en su refugio burgalés de Sedano, y le encuentro enfrascado en sus pesquisas y apuntes para la novela, pero lo primero que me suelta, nada más verme y saludarme, es que ya ha escrito un episodio.

–¿Un episodio? ¿El comienzo, quieres decir?

–No, un episodio aislado. Claro que previamente me he inventado al protagonista. Cipriano Salcedo se va a llamar. Un burgués comerciante en telas. Diseña una nueva prenda, un zamarro, que logra imponer a nobles y plebeyos. Y exportarlo incluso a Europa. ¡Este va a ser mi personaje, mi protagonista!

A partir de esta anécdota, la confianza del novelista en mi persona y criterio me dejan desconcertado y agradecido a partes iguales.

¿Que de qué hablábamos en nuestros careos Miguel y yo? ¿Qué era lo que más le preocupaba? El lenguaje. «No puedo arriesgarme a emplear un lenguaje de época, sonaría a falso y además me ataría de pies y manos. Escribiré a mi manera, en tercera persona, y sólo en los diálogos o frases textuales, procuraré...».

Y así lo hizo. Y yo acompañé al escritor a lo largo de este intrincado camino, y pude comprobar cómo la aventura humana y literaria corrieron ligadas e indisociables hasta la declaración final de Minervina Capa ante el tribunal de la Inquisición: «lo que más la conmovió de lo que vio aquella tarde fue el coraje con que murió 'su niño', que aguantó las llamas tan tieso y determinado, que no movió un pelo, ni dio una queja».

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