25 años de la publicación de 'El Hereje'
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25 años de la publicación de 'El Hereje'
Un narrador magníficoÁlvaro Pombo
Sábado, 4 de noviembre 2023, 00:06
En el insondable océano del espíritu objetivo se hunden, a la vez, las grandes novelas y el tiempo inmanente de la conciencia del tiempo inmanente. Nosotros, los escritores y lectores de hoy en día, necesitamos recuperar esas novelas, recuperar ese profundo tiempo inmanente y único de cada una de las grandes novelas de nuestra historia. En esta minuciosa y heroica recuperación está empeñado Mario Crespo López. Y es que nosotros, todos nosotros, lectores y escritores, necesitamos recuperar esas novelas. Esa recuperación no consiste solo en releerlas, volver a leerlas de nuevo. Eso, con ser mucho, no es suficiente.
Regresemos, por un momento, imaginariamente, al Valladolid de Miguel Delibes preparándose para escribir su última gran novela, 'El hereje'. Miguel Delibes sabía de sobra, cuando inició su libro, cuantísimo trabajo, minucioso e histórico, tenía que llevar a cabo. Era consciente también de cuánta 'inspiración' hacía falta. Todo un complejo sistema de ocurrencias narrativas mantenidas a lo largo de la redacción de la novela, dándose a diferentes niveles de comprehensión. Tenía Delibes que controlar, suscitar y dirigir las ocurrencias de su yo ocurrente, los diferentes niveles de comprehensión que tenían que acoplarse juntos. Tenía que ser un historiador y tenía que ser un narrador inventivo y ágil. Fue una experiencia literaria emocionante, inquietante para el propio autor, quien, con toda seguridad, se sentiría acaso, a ratos, incapaz de llevarla a buen puerto. Pudo, sin embargo, calcular incluso cuánto tiempo cronométrico iba a llevarle todo eso. Finalmente surgió monumental 'El hereje' que todos hemos leído en su primera publicación. Esta novela es un gran navío sociológico y cultural.
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Leí 'El hereje' cuando se publicó por primera vez y he vuelto a leerlo ahora, en la edición minuciosamente anotada de Mario Crespo, precedida de una brillante introducción hermenéutica. Tengo la satisfactoria sensación de haber dado con dos monumentales navíos que emergen ahora, a la vez, en el océano del espíritu objetivo ante mi conciencia rejuvenecida y deslumbrada: es el deslumbramiento oceánico del alma individual y colectiva, donde resplandecen ahora ambos, el primer gran 'Hereje' y el segundo, 'El hereje' alumbrado, deletreado por la acción de Mario Crespo. Nosotros, que releemos esta edición de Cátedra, debemos tomar muy en serio estos dos sistemas espejeantes, a saber: la novela original y su interpretación, porque, en su presencia conjunta ante nuestra conciencia, tenemos dos autores, uno y el mismo libro, 'El hereje', en el gran océano del espíritu objetivo. Son dos apariciones complementarias en un único surgimiento resplandeciente.
Mario Crespo López ha buceado cuatro mil metros hasta reabrir, en pleno fondo oceánico, en el salvaje acerado océano del espíritu, una vez más 'El hereje' de Miguel Delibes. Se trata, sin duda, de un noble homenaje al novelista vallisoletano, aquel narrador minucioso, fascinado por las tierras de Castilla la Vieja, tan cercanas a mis propias tierras santanderinas y palentinas –sobre todo palentinas– que, al releer a Delibes, tengo la impresión de ver saltar de pronto de entre los trigos a la perdiz roja, con su vuelo de trimotor Junker.
Yo nunca fui un buen tirador, un buen cazador. Apenas he disparado cuatro tiros en mi vida. Pero sí fui, hasta hace muy poco, un gran paseante de Castilla. He recorrido las mismas tierras sedientas, resplandecientes, ascéticas, de Valladolid y Palencia que recorría Miguel Delibes y que, gracias a las notas y las indicaciones hermenéuticas de Mario Crespo podemos todos volver a releer ahora. Releer es recorrer sin movernos del viejo sillón del viejo despacho atestado de libros. Con ochenta y cuatro años que acabo de cumplir, esta reedición admirable de 'El hereje' me hace sentir veinte años más joven. Diez años más joven, por lo menos. En condiciones de seguir yo mismo escribiendo. El mejor recuerdo que un gran maestro literario como Miguel Delibes nos ha dejado a todos es el deseo de seguir escribiendo y leyendo hasta el final.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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