![Coronavirus en Castilla y León: En tiempos de tribulación...](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202003/22/media/cortadas/1423512212-kJSG-U100630098129ksB-1248x770@El%20Norte.jpg)
En tiempos de tribulación...
Diario de un confinamiento. Día 7 ·
Séptimo día de encierro. Aquí se aguanta lo que haga falta, pero si sacrificamos la libertad por salvar la vida, ¿por qué esta sensación de que gana la parca de goleada?Secciones
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Diario de un confinamiento. Día 7 ·
Séptimo día de encierro. Aquí se aguanta lo que haga falta, pero si sacrificamos la libertad por salvar la vida, ¿por qué esta sensación de que gana la parca de goleada?En tiempos de tribulación no hacer mudanza... ni balance, añado, a la luz –o mejor a la ausencia de ella– de cómo pintan las cosas cuando se cumple una semana de encierro preventivo. «¿Así que te habías hecho una composición de lugar según la cual, tú y toda la peña os quedabais en casa como ciudadanos responsables y el virus pasaría de largo, como la Santa Compaña, como cuando en el escondite el que se la pocha va buscando a los que más asoman? Joder, Chemita, eres un ingenuo.
Lo que me cuesta caerme del guindo. Como soy tan peliculero, lo primero en lo que pensé cuando se confirmaron las medidas supuestamente salvadoras –que seguramente lo fueran, pero se aplicaron tarde– fue en listas de películas y series cuyo argumento podría albergar algún parecido con esta nueva situación. Qué distópico y qué divertido, ¿no?, todos guardaditos hasta que pasase el coco, como los niños pequeños, que para que no les vean cierran los ojos, así, fuerte, y ya está. ¿Cuál es el problema? Se acaba el papel higiénico, pues lo reponen. ¿Netflix tiene que bajar la calidad de sus emisiones para no petar la red? Pero si lo veo en el móvil, a ver si ahora me voy a poner estupendo.
Vale que en mi descargo puedo esgrimir aquella tres catorce que nos hicieron hace poco más de un decenio con el virus H1N1, la gripe A, calificada como «la primera pandemia del siglo XXI» –qué nos gusta ponernos épicos para bautizar presuntos fenómenos irrepetibles, el partido del año, la madre de todas las batallas, la pandemia del siglo... Damos con un buen título y hemos cumplido. A ver quién se va a leer la mierda que va dentro, la letra pequeña–. Pues eso, que llegaba un virus que según la OMS podría provocar 150 millones de muertos en todo el mundo y que llevó a los países a gastar una burrada en vacunas que ni llegaron a utilizarse –en España se tiraron 333 millones de euros en 37 millones de dosis jamás inyectadas– y al final la cifra de muertos en nuestro país por contraer la gripe A no llegó ni a 300 personas, aunque la verdadera epidemia fue la de las caras de tontos de los que dedujeron por fin a quiénes había beneficiado todo aquel lío.
«Eso no sirve de atenuante, contraatacará el fiscal, –¿ves? otra vez peliculeo– en este caso tuvisteis la experiencia previa de China y de otros países de Asia y no hicisteis nada». Touché. Si es que es verdad, si esta vez solo ha faltado aquel máquina de la UCD que para explicar por qué durante el síndrome del aceite tóxico en 1981 la gente enfermaba –20.000 afectados, buena parte en todas las provincias de Castilla y León– y moría –alrededor de 1.100 personas en toda España, tres veces más que las muertes causadas en España por la gripe A, casi idéntica cantidad que la provocó el coronavirus en nuestro país hasta el viernes sin alcanzar aún el pico más alto–, aquel genio de la divulgación científica habló en rueda de prensa de «un bichito tan pequeño que si se cae de esta mesa se mata».
Es cierto, por mucho que un desastre sanitario así ataque por sorpresa y sea muy difícil estar preparado para combatirlo, veíamos lo que estaba pasando en China y como el que oye llover. Empezó un runrún con un no sé qué en el norte de Italia y no iba con nosotros. Si hasta hubo cachondeíto por aquel falso contagio en Valladolid de una ciudadana de origen chino (cómo no) que iba así como cargadita para no hacer dos viajes... pero como estábamos en el limbo, nos quedamos tranquilos cuando confirmaron que no tenía el bicho y alguno además llegó a pensar que por mucho que aquel incidente se produjera cerca de la Estación de Autobuses pucelana, esto del Covid-19, como las pelis de Bruce Lee, era cosa de chinos. Y ya saben. Que no me entere yo que no se cuidan.
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