Diario de un confinado, día 3: Salida de Usain Bolt, distancia de Abel Antón

Hola, un día más. Un día menos. Los mejores aficionados al teatro rechazan las entradas para la representación del día después al del estreno. Las propias compañías constatan que si bien todos los implicados en un montaje escénico afrontan con mucha tensión y nervios esa primera función, los grandes fallos se producen en la representación siguiente. Como si superada con éxito y sin errores la prueba del primer día llegara una relajación general, un cierta caída de brazos, sumadas al cansancio vivido el día de la puesta de largo, que facilitaran esos desajustes del segundo día.

Pues bien, hemos pasado el estreno y hemos sobrevivido al día después. Todos trabajamos desde casa pero no hemos dejado de ser un equipo compenetrado. Bueno, todos no están en sus casas –por mucho que a veces lo parezca–. Ahí están Carmen y Mar en el puente de mando, defendiendo el fuerte, siendo origen y destino de lo que cada día arranca como, aventurado a veces, proyecto de información y acaba como noticia contrastada, como historia de interés, moldeando el espacio para que el resultado final que llega a las manos de los lectores y a sus pantallas muestre equilibrio y rigor sin perder gancho y, de vez en cuando, justificando la existencia de unas puertas abiertas que franquear para echar un pito o la del rumor in crescendo del hervidor de agua donde prepararse un té, a poder ser con refuerzo.

Ya vamos adaptando el protocolo tras detectar los puntos en los que este fallaba y avanzamos hacia la velocidad de crucero... pero pianno, pianno, o no llegaremos lontano. Corremos el riesgo sobre el que alerta @PepeDemi en ese microvideo de 73 segundos que circula por las redes. «¿Qué nos pasa? Que llevábamos medio día de aislamiento y ya habíamos puesto en marcha conciertos de balcón, bingos por la ventana, trapecismo y puenting desde casa y aún nos faltan dos semanas –prorrogables–... Me habéis creado unas expectativas que no vamos a poder mantener el resto de la p... cuarentena. Estamos quemando las mejores balas al principio y no llevamos ni tres días», advierte con gesto grave PepeDemi. Cuánta sensatez.

Pues eso, que hemos hecho un comienzo de competición memorable, digno de orgullo, sí. Pero la cosa va de que tal vez hemos salido a correr esta prueba como Usain Bolt cuando lo conveniente hubiera sido el ritmo inicial más perezoso de Martín Fiz; que esto, como el mus, no es como empieza, sino como acaba, aún quedan muchos metros de carrera por delante y podemos desfondarnos.

–«Martín Fiz, anda que no eres antiguo», me dice Miki, de Deportes. Ya lo sabréis y si no os lo digo yo. En todas las redacciones hay una sección cuando menos peculiar, la de Deportes. En condiciones normales, van a su bola, son de otra especie, tienen cambiado respecto al resto del periódico el ritmo vital de las semanas, si les asoman los colores en su trabajo, sus filias y sus fobias, es más perdonable que si nos pasa a los demás, a los que trabajamos en otras secciones. Pueden ir a trabajar con la camiseta del Pucela, o del Palencia, de la Gimnástica o de la Cultu y «es bien». Ahora dile a Susana E. que cubra un pleno de las Cortes con una camiseta de Mañueco. Regálale una de Tudanca, ya verás lo que nos reímos.

Pues a todo eso añadidle ahora que no hay competición deportiva que llevarse al coleto, ni la nacional ni la internacional, que no hay entrenamientos, ni ruedas de prensa pre y post partido, ni rumores del mercado de fichajes, ni lesiones, ni presidentes torpes, ni grupos de energúmenos en las hinchadas, ni nada de nada. Menos mal que ha llegado el confinamiento y nos ha ahorrado verles deambular errantes por los pasillos de la Redacción desesperados, agotadas todas las cuentas para garantizar ora la permanencia, ora la clasificación para competiciones europeas, si tenemos el golaverage ganado o perdido con el Espanyol, si al Madrid le van a abrir en canal en el Etihad o si a Messi se le ha visto en un concierto de Liam Gallagher, señal inequívoca de que se va a la Premier. Muy duro, difícilmente soportable. Y ahora encima se confirma que la Eurocopa se retrasa al 2021. Buf. A ver cómo lo encajan. «Tienes razón, Miki, hijo. ¿Dime, quién pita ahora en eso de correr sin parar 42,2 kilómetros?».

Y vosotros, ya sabéis, dosificaos, no lo deis todo al principio, que aún nos queda. Seguid así, saliendo de casa lo imprescindible, cuidaos. Ya salimos nosotros, es nuestra misión y nuestra vocación también. Ir, ver y contarlo.

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