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Son más de un centenar de ayuntamientos en toda España, pero en lo tocante a Castilla y León son sobre todo dos los que concitan la atención: Valladolid y Burgos. Dos capitales que estaban en manos del PSOE y sus socios el mandato pasado y ... que la derecha recuperó en mayo de 2023. Por ahora, esos pactos PP-Vox siguen adelante. Pero eso no es un seguro indefinido. Vox ha situado el listón de lo permisible en la inmigración. Y ha puesto una condición de ruptura. Si un municipio colabora con la inmigración ilegal, se caerá el acuerdo. Algo que, en todo caso, resultará difícil de valorar. Al menos directamente, porque en Castilla y León las competencias en estas cuestiones de acogida las tiene la Consejería de Familia y los municipios no tienen voz ni voto en el proceso.
Pero tanta indefinición abre algunas cuestiones. ¿Se considera apoyar la inmigración ilegal subvencionar a asociaciones como Accem, que está en el ojo de las críticas de Vox?
Esto acrecienta la tensión en los equipos de gobierno. En Valladolid, Jesús Julio Carnero ha escogido mostrar tranquilidad y seguir adelante como si nada. Hasta el punto, ha asegurado, de no haber hablado de estas cuestiones con su teniente de alcalde, Irene Carvajal (Vox). «No temo nada, no me preocupa nada. Yo soy una persona que, gracias a Dios, he pasado por una situación vital que me permite poder decir que yo no tengo miedo a nada, porque ni tan siquiera tengo miedo a todo eso que sabemos que algún día nos llegará a todos», zanjó.
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Antonio G. Encinas
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Su socia, Irene Carvajal, tampoco quiso ahondar demasiado. A semejanza de la actitud de Juan García-Gallardo, ya ex vicepresidente de la Junta, escogió la crítica por elevación, a Génova y no al socio más cercano. «La decisión de romper los pactos regionales es del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo», aseveró, en declaraciones recogidas por Europa Press. «Nosotros vamos a seguir construyendo Valladolid como han pedido las urnas el pasado 28 de mayo».
El maremoto lo ha aprovechado el PSOE para meter un poco de cizaña. «Carnero aún está a tiempo de romper el pacto con el partido de Abascal; puede seguir siendo alcalde sin necesidad de Vox y comenzar una nueva etapa en el Ayuntamiento basada en la política», ha dicho el portavoz municipal, Pedro Herrero. Pero con un matiz. »El Grupo Municipal Socialista mantiene esta propuesta si es Carnero quien toma la iniciativa y se separa de la ultraderecha; si por el contrario la ruptura es una decisión de Vox, que el PP no cuente con nosotros«.
¿Qué ocurriría si se rompiera el pacto en Valladolid? Pues en la práctica, que Jesús Julio Carnero seguiría como alcalde, pero en minoría, con más dificultades para elaborar y aprobar unos presupuestos y con una reordenación de las competencias. Sus ediles deberían recoger las áreas de Cultura, Salud Pública y Seguridad y Mercados. Y son 11 concejales, incluidos él como alcalde y Mercedes Cantalapiedra, que es edil sin delegación de área y diputada en el Congreso.
Solo habría un modo de que cambiara el Gobierno de Valladolid y es que Vox apoyara una moción de censura del PSOE y Toma la Palabra. Una opción que choca frontalmente con lo esgrimido por el partido de Santiago Abascal desde siempre, en el sentido de que su primer objetivo es evitar gobiernos de izquierdas allí donde sea posible.
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