Que las listas de espera encabecen las quejas de los usuarios de la sanidad pública no es novedad. Lo hacen desde que hay registros de las mismas, hace más de dos decenios, pero sí es nuevo que disparen las reclamaciones hasta duplicar, y más, los ... datos de hace diez años. Y en tal medida que ni las peores cifras de este siglo, ni siquiera las elevadas prepandémicas, se acercaran a las actuales.
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Los pacientes que ponen una reclamación se muestran indignados, y ya no solo por demoras incomprensibles para quien tiene un problema de salud, que superan el año o que ni siquiera entran en agenda porque están cerradas. Es que fallan, según reflejan las quejas, las citaciones, los cambios y las anulaciones, el trato, los informes de alta y, de forma muy grave, se percibe la falta de profesionales.
Las reclamaciones –168 por cada diez mil usuarios– son como una cata de lo que ocurre cada día en Sacyl, muestran tendencias y son un espejo de resultados. Son 38.870 las que registró Sacyl en 2022, un 33,9% más que en 2021, cuando se contabilizaron 29.025. La pandemia saca de la foto al año 2020 con tan solo 19.763, mientras que la etapa precovid sumó 27.670 en 2019, después de tres años de más ligero pero progresivo incremento, según los datos de la Consejería de Sanidad.
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En Atención Primaria, aunque con un leve descenso con respecto a 2021, los datos han empeorado año a año desde la época prepandémica a la actualidad, cuando suma 10.274 reclamaciones, el 26,4% del total presentadas en el Sistema de Salud, lo que representa una tasa de 44,5 por cada 10.000 usuarios.
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La asistencia hospitalaria suma 27.011 requerimientos, el 69,5% del total, con una tasa de 117 reclamaciones por dicho volumen de pacientes, muy por encima de los centros de salud.
Más bajos son los datos de las protestas ante las gerencias de salud de área: 1.439 reclamaciones, el 3,7% del total, y una tasa de 6,2 por dichas tarjetas sanitarias. Y la Gerencia de Emergencias Sanitarias sumó otras 103 reclamaciones (el 0,3% del total), lo que equivale a 0,45 por dichos usuarios. El resto del balance se reparte de forma menor entre diferentes centros, como las 39 de Hemoterapia y Hemodonación, lo que supone un descenso del 19%.
Las listas de espera son las mayores protagonistas de este balance anual con 20.782 protestas, casi el doble de las otras quejas asistenciales (11.836) y bajan a 6.060 las de organización y funcionamiento del sistema, entre otras. Con menos frecuencia se registran las relacionadas con el trato recibido (4,5%), tal y como ocurría en años anteriores, la documentación clínica (2,1%), las condiciones de hostelería y confortabilidad de los centros sanitarios (1,9%), la información (1,4%) o las de contenido económico (0,2%). La mayoría incluso descienden.
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De entre las demoras que han dado lugar a reclamación, los servicios que más parecen haber desesperado a los pacientes son los de urgencias. En solo un año, las quejas han crecido el 157,6%, con 711 frente a las 276 registradas en 2021. El número de reclamaciones por listas de espera, 20.782 –un incremento en un solo año del 65,7%– se disparan sobre todo por los retrasos en consultas y pruebas de diagnóstico, que aumentan el 74,5% hasta alcanzar las 14.484 protestas. Mucho más que las más habituales por las intervenciones quirúrgicas que, con 3.249 escritos, crecen un 33,8%. La demora para la obtención de resultados genera también mucha indefensión y un buen número de quejas, con 713, más del doble que en 2021.
En las recogidas como motivos asistenciales, llama especialmente la atención el exponencial aumento de las reclamaciones por falta de profesionales, en consonancia con la conocida carencia de recursos humanos que abruma al sistema sanitario. Mientras en años anteriores a la época covid, y en 2021, apenas superaban los dos millares o dos y medio de quejas, ahora suman 4.272, un 110,4% más en un solo ejercicio y escala muchos puestos como motivo de crispación. Los fallos del transporte sanitario son ya un clásico en el listado de las discrepancias de los usuarios con el servicio. Han aumentado este 2022 un 80,7%, similar porcentaje de subida que ya 2019 constató frente a 2018. Así, 477 usuarios sufrieron retrasos para su traslado a casa o a terapias, entre otras quejas.
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La falta de continuidad en la asistencia se ha instalado en la lista con peso el pasado año, en el que se contabilzaron 733 peticiones de mejora, cuando no solía superar las 450. Sin embargo, la dotación de recursos materiales ha mejorado en el sistema sanitario, o al menos la percepción sobre el aparataje de los pacientes, y caen un 41% quienes están descontentos con este apartado. La organización y funcionamiento del sistema mejora en términos globales, bajan casi un 3% las quejas en este sentido, aunque superan las seis mil. No obstante, es muy llamativo cómo las reclamaciones por la suspensión de citas, consultas y pruebas –en consonancia con el problema de las listas de espera– han pasado de las 600 u 800 reclamaciones en años anteriores a los dos millares en el cerrado ejercicio. Crecen un 131,4%.
En cuanto a la documentación, aumentan mucho los casos, un 112%, aunque solo suponen 53 escritos los presentados por problemas con los informes de alta. Y mejora sustancialmente el disparado dato de 2021 de la pérdida de historia clínicas. Hay 18 demandas presentadas.
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En cuanto a los aspectos de confortabilidad y hostelería, las dificultades para comunicarse por teléfono, aunque han recortado reclamaciones, siguen teniendo peso con 325 escritos a Sacyl, lo que más molestias ocasiona. También los problemas con la cafetería, la televisión, suministro de prensa escrita o las máquinas expendedoras crecen, un 136% así como la falta de información clínica durante la hospitalización.
En el año 2022, se redujeron, como cabe esperar, las quejas relacionadas con las restricciones por la pandemia. Bajan un 55% las reclamaciones debido a las medidas establecidas en los centros sanitarios para el control de la covid. Aun así, hay 622 escritos relacionados con estas medidas. La mayor parte la acaparan también las listas de espera, 250 quejas, en este caso incluso aumentan con respecto al ejercicio previo, en el que se contabilizaron 78 por demoras. A cambio, ya no hay ninguna protesta ni por el trato recibido por el personal, citaciones, documentación o gestión de las consultas. Algo alta se mantiene, no obstante, la insatisfacción del usuario con la asistencia recibida, con 77 reclamaciones, pero lejos de las 239 de 2021. Y bajan de forma drástica las protestas por las exigencias de las normas de régimen interno, tales como las distancias, limpieza de manos, o entradas controladas, aunque no desaparecen del todo. Aún hay 40 pacientes molestos con tales limitaciones.
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