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El problema de falta de sanitarios en Castilla y León no hace más que acrecentarse después de los resultados de las últimas pruebas de MIR que evidencian que nuestra comunidad no es un destino suficientemente atractivo para los jóvenes profesionales. En la última convocatoria el 28% de las plazas en Atención Primaria no se han cubierto. El envejecimiento de las plantillas y de los usuarios del servicio de salud agravan un conflicto vital para la región.
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Ana Santiago
Según el Informe Demográfico de los sanitarios de 2022, que publica el Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Castilla y León, el número de médicos activos por habitante no es homogéneo y oscila por provincias. Esto supone una merma en el acceso a la asistencia sanitaria pública y un trato discriminatorio a los ciudadanos de Castilla y León. La distribución, por franjas de edad, de los médicos en activo de la comunidad adopta forma de pirámide invertida, se ha multiplicado por dos el número de médicos activos mayores de 65 años lo que supone que en los próximos 5 años este grupo, que representa el 11% del total, se habrá jubilado. El informe de los colegiados concluye que la toma de medidas para aumentar la base de la pirámide poblacional de médicos es inaplazable si queremos asegurar la sostenibilidad de nuestro Sistema de Salud. El primer paso es dar con las claves de por qué los profesionales no quieren venir a trabajar a Castilla y León.
Un total de 45 plazas de Medicina Familiar y Comunitaria han quedado vacantes en la autonomía en la última convocatoria de mayo, un 28% de las 161 ofertadas para 2022. Las provincias que menos profesionales incorporan son Soria, que cubre 3 plazas de las 15 que oferta, y Zamora que cubre 4 de las 12 disponibles. Medina del Campo no logra cubrir ni una sola de las 5 plazas vacantes y Ponferrada solo cubre 1 de 7. Burgos y Palencia tienen un déficit de 5 profesionales cada una, León deja 2 vacantes y Aranda de Duero y Miranda de Ebro no logran el cupo completo por una plaza. Las provincias que han ocupado todas las vacantes de medicina familiar son Valladolid, Salamanca, Segovia y Ávila.
El salario de los Médicos Internos Residentes del Sistema Nacional de Salud depende directamente de la Comunidad Autónoma en la que realizan su residencia. Según los datos del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, actualizados en abril de 2022, el salario base neto de un MIR en Castilla y León es de 1.181,20 euros. Ese salario neto es, durante el primer año de residencia, de 1.040 euros y se incrementa paulatinamente hasta llegar a los 1.345 euros que cobra de base un residente de quinto año. Castilla y León se encuentra, junto a Andalucía, en el tercer lugar por la cola en remuneración a sus médicos de Atención Primaria. Solo empeoran las condiciones salariales Cantabria, con un salario medio neto de 1.179,80 euros, y Galicia con una remuneración media de 1.168,60 euros. Las guardias, la atención de emergencias médicas en jornadas que llegan a ser de 24 horas ininterrumpidas en ocasiones, pueden llegar a suponer la mitad de la remuneración de un médico residente. El pago medio de la hora de guardia en Castilla y León es de 20,46 euros. El precio total depende del año de residencia del trabajador, se incrementa a medida que el profesional adquiere experiencia, y del tipo de día de la guardia dividiéndose en laborables, con un pago medio de 16,95 euros la hora, festivos con un coste medio de 18,32 euros, y especiales, los de superior importe, con una media de 28,44 euros la hora.
Ocupar la tercera posición en la cola salarial, el aumento de la vida, especialmente el de la gasolina, fundamental en la itinerancia diaria de los médicos que ejercen en núcleos rurales, y la limitación máxima de siete guardias mensuales, hacen que la oferta de Castilla y León no sea de las más seductoras y muchos de nuestros médicos decidan ejercer en otras Comunidades Autónomas.
Si comparamos los sueldos de estos médicos en otros países de Europa la diferencia es enorme. En Alemania un R1 cobra 4.600 euros al mes por el mismo trabajo, y, en ese mismo país, el sueldo de un R5 llega a los 5.700 euros. Esta gran desigualdad salarial es determinante para que muchos de los especialistas formados en la Comunidad decidan hacer las maletas y desarrollar su carrera en países con mejores condiciones laborales.
La sobrecarga de trabajo es la principal razón por la que los MIR no eligen especializarse en medicina familiar, los que ocupan plazas en la ciudad se ven desbordados al superar todas el cupo óptimo de tarjetas sanitarias individuales por profesional, establecido entre 1.200 y 1.300 pacientes por médico. Todas las provincias de la comunidad tienen centros de salud con profesionales con más de 1300 pacientes asignados, representados en el siguiente mapa con puntos rojos. A pesar de la alta saturación los profesionales que se quedan eligen Valladolid y Salamanca, como grandes urbes bien comunicadas, o Segovia y Ávila, por su cercanía a Madrid y su buena comunicación por carretera. El norte de la comunidad es el que más dificultad tiene para cubrir las vacantes en Atención Primaria.
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Otro dato negativo a tener en cuenta es que menos de la mitad de los centros de salud de la comunidad disponen de pediatra. La falta de especialistas visibiliza dos graves problemas relacionados con la despoblación, en primer lugar, los menores de 16 años que viven en la mitad de los territorios de la región no pueden acceder a un pediatra en su centro de salud por lo que, o bien son atendidos por Médicos de Familia, o bien tienen que recorrer kilómetros para visitar a un especialista. En segundo lugar, las familias son conscientes de esta situación y la falta de especialistas puede ser un factor relevante a la hora de asentarse en un territorio u otro. La merma en los servicios básicos dificulta la vida y acentúa el abandono del medio rural.
En el caso de los profesionales de la enfermería la situación es más preocupante aún. El Sindicato de Enfermería impulsó una propuesta de ley a nivel estatal, la Ley de Seguridad del Paciente, con la que pretende regular el ratio de enfermeras y así poder mantener altos estándares de calidad en la atención al ciudadano. Esta ley se encuentra actualmente bloqueada en la Cámara Baja pese a haber sido respaldada por amplia mayoría en el congreso en diciembre de 2020. Según Satse, la asignación de población por cada enfermera y enfermero no debería superar nunca los 1.500 habitantes.
En Castilla y León este ratio de 1.500 pacientes por cada profesional de la enfermería lo superan 157 zonas básicas de salud, la gran mayoría en grandes núcleos urbanos como son Valladolid, Salamanca, Burgos, León, Zamora, Segovia y Aranda de Duero. 7 centros médicos superan, incluso, los 2.000 pacientes por enfermera o enfermero, 6 de estos centros se encuentran en la ciudad de Valladolid, el séptimo en el Centro de Salud Periurbano de Salamanca. Satse alerta sobre la insostenibilidad de mantener la sobreasignación de pacientes por cada enfermera, una situación que pone en riesgo el Sistema de Salud y la propia salud de los profesionales. El sindicato advierte de que para alcanzar los números de Europa, España tendría que aumentar un 34% el número de profesionales de enfermería, en el caso de Castilla y León la Junta, para mantener los ratios, debería contratar 45.000 enfermeras.
La amplitud del territorio unido a la baja densidad de población es otro importante factor a tener en cuenta para comprender el motivo por el que los profesionales no eligen Castilla y León. El 48% de la población de la comunidad, 1.037.844 personas, viven en municipios de menos de 10.000 habitantes, el 19% del total en localidades con una población inferior a los 1.000 habitantes. La mayoría de los residentes del medio rural se ven obligados a contar con vehículo propio para poder acceder a los servicios básicos de salud de la comunidad. Para los profesionales se hace imposible trabajar en el medio rural sin contar con un coche, y, aún así, los que sí deciden trasladarse a los pueblos pasan, en ocasiones, más tiempo al volante que pasando consulta.
De las 510 zonas básicas de salud con las que cuenta la comunidad los sanitarios que trabajan en Burgos Rural Norte y Sur, Briviesca, Aranda, Zamora Norte o Ávila Rural, hay más ejemplos, atienden a pacientes de más de 20 municipios. Son las zonas que más municipios abarcan pero no las únicas, ni mucho menos, que dan soporte a grandes áreas en el territorio. Los profesionales que trabajan en la P.A.C. de Soria rural Norte y Sur, Arenas de San Pedro, Lerma, Alba de Tormes y Benavente, entre otros, dan servicios a más de 10 municipios de Castilla y León. En total 47 zonas básicas de salud de la comunidad son responsables del servicio sanitario de más de 10 municipios en su zona.
El informe de los médicos de Castilla y León concluye con una resolución clara, ven necesaria la creación de un nuevo Plan de Ordenación de Recursos Humanos que aborde, de forma inmediata y con una planificación correcta, los retos demográficos a los que se enfrenta la profesión en la comunidad. Se hace necesaria la mejora de las condiciones laborales de unos profesionales que se sienten saturados, infravalorados y desprestigiados. El fortalecimiento en la gestión de la Atención Primaria es prioritario si queremos mantener la viabilidad de nuestro Sistema de Salud.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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