¿Hasta qué punto realizar una resucitación cardiopulmonar a una persona?, ¿qué hacer frente a un paciente con daño cerebral irreversible, enfermedades degenerativas o tumor en fase avanzada o situaciones terminales», ¿hasta cuándo dilatar en esos casos la vida por medios artificiales?, ¿administrar en cambio ... fármacos para paliar el sufrimiento? Cuando una persona sufre estas situaciones no suele estar en condiciones mentales, ni físicas, de decidir por si misma y al desconocerse su voluntad se deja en manos familiares y médicas.
Publicidad
El testamento vital permite tomar estas decisiones, así como las del destino del cuerpo en cuanto la donación de órganos o del mismo para investigación, cuando la persona está con plenas facultades. Bueno para ella porque es quien dispone de su propia existencia, para los familiares porque los ayuda a resolver situaciones muy difíciles y para los profesionales sanitarios porque les pone mucho más fácil el respeto a la voluntad del interesado. Todo ello dentro de los márgenes legales, claro está. Desde junio 2021 en que se aprobó la Ley de Eutanasia, en este documento también se puede manifestar la voluntad de acogerse a la misma.
Noticia Relacionada
La elaboración de estas instrucciones previas, que pueden cambiarse o anularse en cualquier momento, y su firma es además, si se hace en la Junta, un servicio gratuito. También puede realizarse ante notario pero hay que pagar los honorarios, unos 60 euros. Sin embargo, hay fuertes reticencias a firmar estos deseos anticipados, el miedo a la enfermedad y la muerte provocan rechazo a plantearse y determinar las últimas voluntades.
Desde 2008, fecha en la que la normativa, de 2003, toma realmente impulso y desarrollo han sido 17.088 castellanos y leoneses los que han firmado un testamento vital. Tras una gran caída de los mismos el primer año de la pandemia hasta los 1.122 en 2020 después de cuatro años al alza hasta alcanzar en 2019 los 1.810, las instrucciones previas se han disparado en la comunidad. Un impulso que puede explicarse por el repunte tras la pandemia no solo porque aquel año las restricciones y el miedo al covid cambió la forma de vida de los ciudadanos y las prioridades sino porque, a la par, hizo tomar conciencia del valor de este tipo de decisiones. Junto a ello, la Ley la Eutanasia dio un impulso a estas consideraciones paralelas e, incluso, el debate en Castilla y León sobre la Ley de Derechos y Garantías de las personas al final de su vida, paralizada desde septiembre, pone sobre la mesa la idoneidad de dejar constancia de lo que se desea en tal situación.
Publicidad
Noticias relacionadas
El año pasado, 1.753 castellanos y leoneses se inscribieron en el registro, la cifra más alta desde que existe, 2008, con la excepción de 2019. Supone un 26,4% más en un solo año y un 56% desde la pandemia. No obstante, significa que solo un 0,85% de los mayores de 18 años ha tomado tal decisión en la región. El aumento realmente lo disparan las manos femeninas que aportan el mayor incremento de testamentos, 231 más frente a los 135 masculinos. En general, es más propio de las mujeres redactar estas instrucciones, el 65,4% lo son y la edad media en estos 15 años de registro es de 60 años, crece considerablemente la demanda desde los 50 y vuelve a caer desde los 80 años.
Valladolid, León y Burgos son las provincias que tienen más otorgantes de este documento con el 24,9%, 18,6% y el 17,9% de los documentos inscritos respectivamente.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.