Día Mundial Sin Tabaco
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Día Mundial Sin Tabaco
Los adolescentes ya vapean mucho más que fuman cigarrillos tradicionales en la regiónLa ley antitabaco, que entró en vigor en 2006 y en 2011 apuntaló algunos flecos endureciéndola aún más, ha logrado sin duda unos grandes efectos en el consumo del tabaco, en todas sus presentaciones convencionales. Pero precisamente la falta de normativa ha permitido a las ... nuevas formas como la del vapeo o el cigarrillo electrónico encontrar sus huecos para abrir mercado y ha sustituido sin complejos, con la falsa fuerza de que es más sano e incluso de que ayuda a dejar de fumar, al cigarrillo tradicional y al de liar. Y es precisamente su falta de regulación, a la espera de que este 2024 la traiga y «sea exigente y garantista», apuntan los especialistas, lo que además impide conocer al detalle su venta y consumo.
Así como cigarrillos, puros, tabaco de pipa o de liar están bajo la lupa del Ministerio de Hacienda, el vapeo se escapa. Por ello, solo las encuestas y trabajos de investigación de diferentes ámbitos como la universidad o el Plan Nacional de Drogas y la Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España ESTUDES permiten acercarse a los números. Pero en ninguno parece discutible que conforme ha descendido, en los últimos años, el consumo de tabaco convencional han crecido, incluso lo han superado, estas nuevas fórmulas con escasísima normativa.
Un estudio de la UVA entre estudiantes de Medicina –una tesis de Beatriz Villaescusa González, dirigida por el doctor Santiago Juarros– detectaba una baja percepción del daño de estas presentaciones electrónicas o de vapeo: El 47,7% cree que es más sano que el tabaco y el 41,5% que sirve para ayudar a dejar de fumar. Revela que tienen falsas creencias al respecto y que reconocen que lo consumirían influenciados por su entorno social.
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Ana Santiago
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Los registros más recientes en este sentido los aporta la ESTUDES de 2023. Este trabajo pone en evidencia como los adolescentes ya vapean mucho más que fuman.
Los datos de tabaco tradicional muestran cuántos estudiantes de entre los 14 y los 18 años lo han probado alguna vez en Castilla y León, en los últimos doce meses y en los últimos 30 días. Y así recoge un 36,4%, un 31,1% y un 23,9%, respectivamente. Pues bien la proporción de los que han probado el cigarrillo electrónico es muy superior y alcanza al 53,1%. Y los que ya lo han catado alguna vez baja algo pero es once puntos más que el convencional, al 42,3%, entre los que en el último año ya se han hecho con ello. No pregunta la encuesta por el último mes en esta variedad de tabaquismo.
108.814.533 cajetillas de cigarrillos
fumaron los castellanos y leoneses en 2023, un 52% menos que en 2006.
227.433.669
se fumaban cuanto entró en vigor la Ley Antitabaco en la comunidad.
Pero es que una comparativa con el mismo trabajo del año anterior, el cerrado en 2022, ofrece un resultado desolador dado que sube 10 puntos en un solo año los que alguna vez lo han probado y duplica, desde el 20% al citado 42,3% actual, los que en los últimos doce meses lo han consumido. El tabaco, en general, es la segunda sustancia psicoactiva, después del alcohol, con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes.
Los datos del consumo tradicional registran un drástico descenso. Los castellanos y leoneses se fumaban 227.433.669 cajetillas de pitillos en 2006; 143.602.578 tras un año de aplicación del refuerzo de 2011 y actualmente, datos de diciembre de 2023, recogen solo 108.814.533, un 52% menos y solo en el último ejercicio completo descendió el 4,20%. Los datos del primer trimestre de este 2024 comparados con el mismo periodo anterior mantienen la tendencia con un nuevo descenso. Y en similares términos ocurre con los puros, el de liar o la pipa.
Y mientras la industria tabaquera impulsa el consumo en sus nuevas modalidades, hospitales y centros de salud, y organizaciones como la Asociación Española Contra el Cáncer, trabajan en ayudar a dejar de fumar.
Sacyl realiza talleres de deshabituación tabáquica en todas las zonas de salud de la comunidad. En Valladolid, los centros de salud de Casa del Barco, con grupos de 20 pacientes en el Este y Parquesol y Tordesillas, con 13 y 8 respectivamente, en la zona Oeste. En 2023 llegaron a formarse dos grupos en Casa del Barco, dos en Parquesol y tres grupos en Tordesillas.
Este año se incorporan a esta tarea los de Huerta del Rey, Zaratán y Parque Alameda-Covaresa. Son talleres liderados por enfermeras en colaboración con médicos y residentes de enfermería y medicina.
Y los hospitales tienen sus unidades para los casos más rebeldes con con enfermedades cardiacas, oncológicas, neurológicas o respiratorias, entre otras, asociadas. La de Burgos y Salamanca son de alto nivel. La del Hospital Clínico de Valladolid está certificada por la SEPAR y atiende un centenar de pacientes anuales con pluripatologías derivados de diferentes servicios o de Primaria y con grandes dificultades para abandonar esta adición. Creada en 2005, los resultados han mejorado mucho desde 2010 cuando lograban dejarlo el 38% hasta la actualidad que alcanza al 48%;pero «si cumplen bien» puntualiza su coordinador, el doctor Santiago Juarros, «los resultados son buenos y ahora tenemos un buen arsenal de fármacos de apoyo». No oculta su especial preocupación por el «mal llamado vapeo porque no emite agua evaporada sino aerosoles y es claramente perjudicial para la salud y no ayuda a dejar de fumar; pero la industria tabacalera ha logrado crear la percepción de que son menos dañinos».
Su homóloga en el Hospital Río Hortega, la doctora Tania Álvaro de Castro, también neumóloga, coincide en que el tabaquismo hay que considerarlo como una «enfermedad crónica, adictiva y recidivante, que en el 90% de los casos se inicia a edades muy tempranas, antes de los 20 años. Es la primera causa de muerte evitable en los países desarrollados, siendo la tercera el tabaquismo pasivo». Añade que «su consumo está ampliamente relacionado con enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer». Repasa y coincide con el doctor Juarros en que los nuevos dispositivos (tales como el cigarrillo electrónico, el IQOS o el JUULS), son «todos ellos perjudiciales para la salud y crean adicción». Además, «no existe evidencia de que sirvan para la deshabituación y su consumo se da entre los más jóvenes, dado que tienen una baja percepción del riesgo, con el peligro de que puedan convertirse fácilmente en fumadores duales».
En el Hospital Universitario Río Hortega, «disponemos de una consulta de deshabituación tabáquica, perteneciente al área de rehabilitación cardiaca con la colaboración del Servicio de Neumología, desde 2019. Actualmente se programan unos 10 o 12 pacientes semanales, distribuidos entre primeras visitas y revisiones. A estos pacientes los seguimos entre tres y seis meses diferentes especialistas pertenecientes al programa, tales como cardiólogos, equipo de enfermería, rehabilitadores… Son pacientes que además acuden a nuestro gimnasio dos o tres veces por semana y a numerosas charlas de formación».
«Nuestro futuro –añade– es seguir creciendo en este campo y disponer de una consulta de deshabituación tabáquica general, abierta desde otras especialidades, así como de Atención Primaria, para dar la importancia que merece al abandono de este hábito.
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