Castilla y León

La caída del consumo de tabaco se frena en pleno debate de su prohibición en terrazas

Y en este contexto, vuelve encima de la mesa el debate de endurecer de nuevo la normativa, regular bien el empleo de cigarrillos electrónicos y, sobre todo, prohibir el tabaco también en las terrazas de los establecimientos hosteleros. Algo que durante el covid ya estuvo vetado por su relación con el contagio del coronavirus dada su transmisión por inhalación; pero, pese a las voces de expertos que reclamaron aprovechar tal restricción para favorecer la reducción del hábito y proteger a la par al fumador pasivo, no se llevó a efecto. La Consejería de Sanidad de Castilla y León fue de las que no avaló prorrogar tal prohibión.

Las sociedades científicas, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y los especialistas en Neumología o epidemiólogos llevan años presionando para avanzar en los efectos de la ley y no permitir el estancamiento de sus logros. En base a sus grupos de trabajo sobre el tabaco, el Ministerio de Sanidad elaboró en 2021 un borrador de un plan que contempla aumentar espacios libres de humo, subir los impuestos a estos productos –algo que con anterioridad ya ha demostrado su efectividad en la disminución de las ventas– y regular las nuevas formas de fumar, como el vapeo. Un documento que lleva dos años en un cajón y que ahora de nuevo vuelve al debate.

Y de entre todas sus variedades, el cigarrillo sigue siendo el protagonista, el que más se consume pero también el que mayores descensos ha registrado.

El pitillo domina el mercado cada año, tanto evaluado en euros como en números. De los más de doce mil millones de euros de volumen de ventas de tabaco en 2022 en toda España, el 83,8% corresponde a este producto.

En Castilla y León, antes de que entrara en vigor la normativa, en diciembre de 2005, el número de cajetillas de 20 cigarrillos que se vendieron fue 226.070.185. Después, a finales de 2011, tras un año de esta segunda versión normativa, ya había bajado a 159.955.412 cajetillas y el cerrado 2022 contabilizaba 104.565.603 paquetes de pitillos. Son los datos del Ministerio de Hacienda. La comparativa con 2023, solamente hasta cerrado el mes de noviembre, constata un descenso con respecto a 2022, un retorno a una mayor moderación tras la subida posterior al covid, pero con unas cifras que mantienen la tendencia a congelar los datos.

La factura de la comunidad por cigarrillos fue de 500.879.690 euros en 2005. Quince años más tarde, con casi la mitad de ventas, la cifra sube a 526.826.018 euros. La subida de impuestos, el encarecimiento de cada cigarrillo ha contribuido a la disminución de las ventas.

La segunda variante más vendida es la del tabaco de liar que, en esta historia de casi 18 años, ha tenido muchos vaivenes porque cuando el pitillo subía de precio, este producto encontraba mercado al resultar más barato. Y, además, durante algún tiempo, se interpretó de forma errónea que era menos dañino. Mientras al finalizar 2005 se constatan 555.923 paquetes de kilo de tabaco de liar en Castilla y León, en 2011 fueron 204.262. Y el último año completo de balance, el de 2022, hay cierta recuperación en ventas, sin llegar al punto de partida previo a la ley, de 238.587 unidades de kilo. Los primeros datos del año que ahora se acaba apuntan a un cierto incremento. Su cuota de mercado venía aumentando en los últimos años, desde el 1,7%, en 2005 al 9,7% en 2022 y desplazando, desde 2011, a los puros, cuya participación en los ingresos se mantiene prácticamente estable en los últimos años en torno al 4%. En estos años, en la autonomía han pasado de 93.131.159 unidades a 135.870.124 el año pasado y en el presente ejercicio, a falta de un mes en el balance, se constata un descenso.

Por su parte, las ventas de picadura de pipa suponen el 2,5% del total de los ingresos por ventas de tabaco. Y su consumo ha bajado en la región desde las 72.440 hasta los 44.707 en 2022 tras haber logrado bajar en 2015 a 29.779.

Por detrás del alcohol, el tabaco es la segunda sustancia psicoactiva más consumida en España. La edad media de inicio de este consumo en Castilla y León son los 14 años, apenas hay diferencias entre comunidades, según la encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España, ESTUDES 2023. Según este trabajo, el 69,6% declara haber fumado tabaco alguna vez en la vida. Evolutivamente, existe mucha estabilidad con respecto al año 2020 y hay un mayor consumo por parte de las mujeres; ya que, «mientras ellas admiten consumirlo en un 36,8%, entre ellos el consumo desciende a un 30%. Esta tendencia se ve afianzada si se analizan los consumidores en los últimos 12 meses, ya que mientras que uno de cada tres estudiantes mujeres fuman algo menos (30,8%), tan solo uno de cada cuatro estudiantes hombres consideran que fumaron en ese periodo de tiempo (24,7%)».

La prohibición en terrazas, que en realidad con la ley en la mano muchas ya tendrían que tenerlo vetado al no estar suficientemente abiertas, parece ser algo no solamente bien aceptado por la población sino deseado. Según una encuesta de la semFYC, un 84,2% de los participantes consideraba que estaba expuesto al humo ambiental de tabaco y un 72% estaría a favor de prohibir fumar en las terrazas de hostelería. Además, un 28,2% ampliaría la restricción de no fumar incluso hasta al menos ocho metros alrededor de las mismas.

La prevalencia de consumo de tabaco aumenta con la edad. Se observa un incremento desde el 13,8% de los estudiantes de 14 años que reconocen haber fumado durante este periodo, hasta el 36,2% a los 17 años y en los estudiantes de 18 años, se llega a un valor del 40,8% de prevalencia para el consumo en el último año.

Los cigarrillos convencionales contienen tabaco, sustancias químicas añadidas, un filtro y una cubierta de papel. Las personas que los fuman se exponen a más de 7.000 sustancias químicas al inhalar el humo. Mientras los gobiernos han combatido con leyes restrictivas y más planes de salud pública esta adicción, las tabacaleras han buscado otro nicho de mercado, el del cigarrillo electrónicos en sus muchas variedades. Pero el vapeo, insisten los especialistas, ni es más sano ni ayuda a dejar ed fumar. ünicamente sustituye el tabaco tradicional por estas nuevas formas. La citada encuesta ESTUDES recoge este avance del vapeo que impide que realmente desaparezca el hábito de fumar.

Según sus datos, entre los 14 y los 18 años, el 43,6% de los castellanos y leoneses ha probado el cigarrillo electrónico alguna vez en su vida y el 20,22% lo ha hecho en el último año y mucho más los varones que las chicas.

La misma encuesta recoge que el cigarrillo electrónico ya había sido probado por el 43,6%, casi seis puntos más que el tradicional en cuanto al inicio en esta práctica, es decir, que supera al pitillo normal. La pregunta sobre los últimos doce meses aún mantiene el mayor peso en el tabaco 'normal', algo que fuman ese 30,7% frente al 20,22% que vapea.

El Ministerio de Sanidad advierte en un informe al respecto que, en general, estos productos se publicitan como inocuos, sin embargo «suponen un riesgo para la salud, asociado tanto al uso como a la exposición al aerosol que emiten».