Castilla y León
La ley logra reducir a la mitad el consumo de tabaco pero crece el vapeoSecciones
Servicios
Destacamos
Castilla y León
La ley logra reducir a la mitad el consumo de tabaco pero crece el vapeoAunque la falta de regulación dificulta precisamente una contabilidad exhaustiva del consumo de cigarrillos electrónicos y del detalle de sus muchas variedades, a los expertos no les cabe la menor duda de que su uso es exponencial y, aunque varían los datos según encuestas e ... investigaciones, sí coinciden en que el vapeo y otras alternativas crecen de forma llamativa y simplemente están sustituyendo a las formas clásicas –cigarrillos y de liar– en la forma de consumir la nicotina y cientos de sustancias tóxicas y perjudiciales para la salud y en la adicción al tabaco. Así lo denuncian organizaciones científicas como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) o las de Cardiología, la Castellano Leonesa y Cántabra de Patología Respiratoria (SOCALPAR), la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) o el propio Ministerio de Sanidad. Los especialistas confían en la revisión de la ley anunciada para este 2023 y que las elecciones parecen haber retrasado.
Sin embargo, «carece de regulación y ni siquiera tiene una etiqueta que muestre con exactitud que estás consumiendo», explica el doctor Santiago Juarros, neumólogo delHospital Clínico de Valladolid y jefe de la Unidad de Tabaquismo de la zona Este de Salud.
Noticias Relacionadas
Ana Santiago
La legislación frente al tabaco ha tenido un gran efecto sobre su consumo, tanto la que entró en vigor en enero de 2006 como la que endureció las restricciones y arrancó en 2011. Ambas lograron un claro descenso no solo para el fumador sino para el pasivo al no tener que respirar humo en el trabajo o en la hostelería, entre otros espacios. Y en los primeros años además lo del cigarrillo electrónico era anecdótico; ahora tiene un enorme peso. Los datos muestran un gran descenso en el consumo de tabaco en todas sus variedades, aunque el de liar dibuja un uso cambiante, más de montaña rusa, –el precio más barato aumentó su demanda para compensar la subida del pitillo– y también los puros, en los primeros años crecieron. Asimismo la pandemia trajo un repunte de consumo que luego cedió;pero el balance global de estos 16 años es de un descenso notable en Castilla y León, de casi la mitad en cigarrillos (49,76%) al pasar de 226.070.185 cajetillas de 20 unidades vendidas en diciembre de 2005 a 113.588.719 al cerrar 2022. Las cifras aumentan solo en el caso de los puros hasta las 135.870.124 unidades. El tabaco de liar descendió un 63% entre las dos primeras normativas desde los 555.923 kilos a los 204.262 y repuntó casi un 22% hasta los 260.776 kilos a finales de 2022 pero sin llegar al consumo de 2005. Por último, el de pipa baja un 24,25% en dieciséis años y de aquellos 72.440 kilos de venta anuales se ha llegado a los 44.707, según los datos del Ministerio de Hacienda.
Y con este descenso drástico, que comparte esta comunidad con toda España en porcentajes similares, la industria tabacalera ha buscado nuevos nichos de negocio. Los expertos lo tienen claro y los datos confirman la importancia del vapeo y similares y también sus efectos negativos sobre la salud pública. Además se transmite el «falso mensaje» de que al ser vapeo es más sano al no llevar tabaco y jugar con el concepto de agua; pero llevan nicotina que se extrae del tabaco», recoge el informe de la Administración central.
Los datos del Ministerio de Sanidad muestran que la prevalencia de consumo de cigarrillos electrónicos, entre 2015 y 2019, ya reflejaba aumentos en la población de hombres y mujeres del rango de edad 15 a 64 años, del 64,4% y del 41,3%, respectivamente, una diferencia de uso que se mantiene. Entre los consumidores de cigarrillos electrónicos, la preferencia es por los cartuchos o líquidos con nicotina (48,9%), frente a los que no contienen nicotina (26,7%), para toda la población adulta. Según datos de la encuesta EDADES 2020, el 10% de la población de 15 a 64 años (12% de los hombres y 8,9% de las mujeres) ha consumido cigarrillos electrónicos (con o sin nicotina) alguna vez en la vida.
Varían los porcentajes según estudios pero no la tendencia marcada al alza. Y aunque no hay datos autonómicos, los nacionales son extrapolables a lo regional.
Además, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha sacado este año un estudio nacional que muestra un grave problema paralelo: Nueve de cada diez jóvenes españoles han estado expuestos en el mes de estudio al tabaco o cigarrillo electrónico a través de las redes sociales y de las plataformas de vídeo bajo demanda. Los adolescentes son grandes consumidores de medios sociales –el 97,5% están presentes en ellos– y de influencers y series por lo que los mensajes que llegan por todo este mundo tienen una fuerte influencia. Los datos de la AECC muestran que el 57% de los jóvenes cree que vapear está de moda porque lo hacen actores e influencers. El 75% de los encuestados afirmaron haber visto alguien fumando cigarrillos y el 76%, vapeando.
El ambiente favorable a su venta está servido a la par que acompañado del mensaje de que además es útil para dejar de fumar. Sin embargo, «lo cierto es que para nada se ha demostrado que ayude en ningún sentido a abandonar el hábito», apunta el doctos Santiago Juarros.
En cuanto al consumo de tabaco por calentamiento aunque todavía es minoritario en España, según el Comisionado para el Mercado de Tabacos, su consumo se ha multiplicado desde que se lanzó. Sin embargo, al ser un producto reciente, todavía no hay datos sobre los patrones de su consumo. Y, respecto a las pipas de agua, según un reciente estudio de la Universitat Oberta de Catalunya, uno de cada cinco jóvenes españoles fuma con alta frecuencia cachimbas o shishas. «No se trata de algo ocasional: el 20% de los jóvenes españoles que fuma en pipas de agua lo hace a diario y otro 35% enciende al menos una pipa de agua cada semana». El estudio concluye que se ha convertido en un hábito.
En definitiva, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advierte que los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco para calentar son adictivos, no son seguros y no sirven como método de reducción del daño. «La reducción del daño es una falsa solución, al representar una estrategia comercial de la industria tabaquera para incrementar sus ventas dificultando el control del tabaquismo, ya que retiene a los fumadores en el consumo e impide que estos hagan intentos serios de abandono». Además, estos productos son «una puerta de acceso a los adolescentes en el tabaco». La estrategia de reducción de daño del tabaco, mediante el uso del cigarrillo electrónico y tabaco calentado, propone la reducción como mecanismo para disminuir la prevalencia del tabaquismo. Sin embargo, «este efecto no se ha demostrado y puede, incluso, ser el contrario» según diversos estudios que recoge la SEPAR.
Los fumadores que recurren a ellos para abandonar el hábito «dejan de utilizar los tratamientos que sí han demostrado eficacia y seguridad», añade.
Además la edad de inicio es anterior en el vapeo, hacia los 12 años que en tabaco, hacia los 14.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.