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Vivir solo o sentirse solo. Una opción elegida o que la existencia ha impuesto. La soledad no deseada conduce a una rutina de sufrimiento de la que es difícil escapar. No son pocas las noticias que saltan a los medios de comunicación de personas mayores ... que murieron solas y se las encuentra pasados días por sospechas de los vecinos o, incluso, llamada al 112 de familiares que no logran contactar con ellas. Algunos son casos en los que viven solos pero no están abandonados, otros han dejado a todas sus gentes por el camino. También se asoman a los titulares los afectados por el síndrome de Diógenes, un mal que camina de la mano de la soledad.
Todas las comunidades antes o después, también otras administraciones, han puesto en marcha planes de intervención. Castilla y León no es ajena a esto y cuenta con su Plan de Acción contra la soledad no deseada y el aislamiento social 2022-2025, que aborda esta problemática a través de 30 acciones organizadas en tres áreas que desarrollan 13 objetivos específicos.
Difícil cuantificar cuántas personas viven inmersas en una soledad no deseada porque habitar una casa sin compañía no significa no tener relaciones familiares y sociales e, incluso, al revés puede convivirse con alguien y sentirse abandonado. Y, además, cada vez más personas optan desde jóvenes y de forma voluntaria por vivir solos.
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Castilla y León tiene una población marcadamente envejecida y además muy dispersa; lo que dificulta enfrentarse a estas situaciones tal y como recoge la estrategia autonómica. Hay más de 145.000 personas mayores de 65 años que viven solas. Es un dato que obliga a valorar recursos. La región ocupa el segundo puesto entre las comunidades más envejecidas de España, supera ampliamente tanto el dato estatal (19,4%) como el europeo (20,6%). El 25,6% de los castellanos y leoneses tiene 65 y más años, acompañado, además, de un gran sobreenvejecimiento (el 36,4% de los mayores tienen 80 o más años). Además, los datos de dependencia y afectados por patologías neurodegenerativas es muy alto: Más de 60.000 personas padecen alzhéimer y otras demencias y el 41,3% de las personas con dependencia reconocida tiene deterioro cognitivo.
Con el aumento de la edad, crece el porcentaje de personas que viven solas. Una realidad que afecta a cerca de la tercera parte de los mayores de Europa y a la cuarta parte en España. En el caso de Castilla y León alcanza al 25,5% de las personas mayores. Y esta situación llega especialmente a las mujeres mayores (el 30,8% viven solas frente al 19,1% de hombres).
El 30% de los hogares de la comunidad son unipersonales y las estimaciones calculan que, en 2035, este porcentaje será del 34,6%. La comunidad es la segunda, después de Asturias, con un mayor porcentaje de población viviendo en soledad (13,2%). Del total de estos hogares, el 47,3% están compuestos por una persona mayor. En España, la población que vive en soledad es del 10,4%.
Recoge esta estrategia de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades datos del informe 'Un perfil de las personas mayores en España' que pone de manifiesto cómo en los últimos años hay un incremento de los hogares unipersonales entre la población que supera la sesentena. La proporción es mayor entre las mujeres que entre los hombres (31,0% frente a 17,8% en datos de 2018) pero en los varones ha ido al alza no obstante. La forma de convivencia mayoritaria entre los hombres de 65 y más años es la pareja sola, sin descendencia ni otros convivientes, y en el futuro se espera que aumente, y tenga consecuencias en la redistribución de los cuidados dentro del hogar, con el hombre con algo más de protagonismo como cuidador, un peso que actualmente recae fundamentalmente en madres y esposas.
Una inversión de 100 millones de euros para cuatro años destinada a distintas acciones busca paliar estas situaciones. Diez de ellos, para servicios nuevos. Una treintena de medidas dirigidas a prevenir, detectar e intervenir mejor en situaciones de aislamiento social y soledad no deseada. Entre ellos, un teléfono gratuito (900 264 812) o un servicio de apoyo a las personas en situación de soledad no deseada, enmarcado en la Teleasistencia avanzada o en una red de detección formada por entidades del Tercer Sector. Además, contarán con prestaciones sociales específicas, aunque no tengan ninguna otra necesidad económica o social.
A través del servicio 'Cerca de ti' (cercadeti@cercadetijcyl.es) no solo se informa a los mayores sobre recursos y actividades que faciliten su integración en la sociedad, sino que se analizarán las necesidades de las personas que viven en tal situación para derivarlas a su centro de acción social y recibir ayuda profesional cuando lo requieran, ya que se pone a su disposición un servicio de apoyo psicosocial.
La soledad no deseada es la que, en definitiva, se percibe como una situación negativa que genera un malestar que interfiere en la consecución de sus objetivos vitales y no permite desarrollar una vida con significado. «Es una experiencia subjetiva negativa y desagradable resultado de una evaluación cognitiva en la que existen discrepancias entre las relaciones sociales que desean las personas y las que poseen realmente», recoge la Junta. Es decir, la soledad no deviene del hecho de estar solo, sino de la falta de relaciones tanto significativas como íntimas, así como por la carencia de vinculación comunitaria. Los expertos, recoge el plan, señalan que las personas que viven en mejores condiciones, libres de enfermedad y discapacidad asociada, son las que tienen un buen funcionamiento social y un alto compromiso con sus relaciones. Y para ello es preciso estar ocupado o involucrado en actividades o proyectos, que se relaciona con la frecuencia y la calidad de las actividades formales como actividades religiosas, asistencia a reuniones, voluntariado… e informales como contactos telefónicos, quedar con amigos… que una persona realiza con los miembros de su red social, y en cuya participación se siente comprometida.
La familia es la fuente central de apoyo para las personas mayores, teniendo la vida en pareja un efecto protector tanto en la salud física como en el bienestar psicológico, pero no la única. Vecinos y amigos tienen su papel.
Y el apoyo social, lo demuestran numerosos estudios, reduce el sufrimiento psicológico –depresión, ansiedad...–; promueve la adaptación a situaciones de estrés crónico, como enfermedades coronarias, diabetes... y protege de enfermedades neurodegenerativas durante la vejez, entre otras muchas virtudes. Hasta se relaciona con menor mortalidad y menor probabilidad de muerte prematura.
Las mujeres invierten más en sus relaciones sociales, y se implican e involucran más en el cuidado de otros que los hombres y también saben más pedir ayuda. Concluye este trabajo que «el estrés, el sufrimiento y el dolor que la soledad genera correlaciona ampliamente tanto con la salud física, como con la salud psicológica; constituyendo por lo tanto un problema de salud serio, prevalente».
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