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David Serrano tiene 28 años y es maquinista ferroviario. Este fin de semana se ha trasladado a Algemesí, Catarroja, Paiporta y otros pueblos de Valencia afectados por la DANA y asegura que lo que allí ha vivido no lo olvidará jamás. Junto con 21 amigos ... de 7Vidas Motoclub ha trasladado 7 vehículos 4x4, un 'buggie', un camión y dos furgonetas. «Sabíamos que la situación era catastrófica. Todos hemos visto cientos de imágenes en televisión, en redes sociales… pero nada se compara con vivirlo en persona. Es sobrecogedor. Nada más llegar nos pegó un golpe de realidad. El olor impresiona mucho. Hay lodo estancado por todos los sitios y, sobre todo, en los garajes, el olor es fortísimo», comenta David. A su llegada, el impacto fue inmediato. Calles enteras anegadas, vehículos atrapados y cientos de familias desbordadas por la incertidumbre y el desconcierto. «El 90% de la gente que está allí trabajando son voluntarios y aún así, hay zonas a las que todavía no ha llegado ayuda», añade.
David y sus amigos enseguida se pusieron manos a la obra. Allí han ayudado a numerosas comunidades de vecinos a vaciar sus parkings de vehículos enfangados. «Al principio nuestra intención era ir a llevar ayuda humanitaria en furgonetas, pero por los medios nos enteramos de que lo que más hacía falta era ayuda para desatascar las calles y garajes, así que decidimos llevar nuestros 4x4. Fuimos muy cargados de comida y material teníamos como punto de recogida el bar La Ruta de La Cistérniga. Nos sorprendió mucho la aportación de la gente. Tuvimos que alquilar una furgoneta a mayores para poder llevar todo», indica.
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Al ser tantos, se distribuyeron las tareas. Unos iban repartiendo los alimentos y productos de higiene casa por casa, mientras el resto trabajaba con los vehículos. «Algunos vecinos no querían que les sacásemos los coches porque estaban pendientes de los peritos del seguro. Trabajamos en equipo. Fue muy gratificante y muy duro a la vez. En algún garaje el agua nos llegaba a la rodilla. Sacamos del fango todos los vehículos que pudimos», prosigue. «En Algemesí los bomberos nos pidieron colaboración. Todo lo que estuvo en nuestras manos, lo hicimos. Allí estuvimos en contacto con una asociación de 4x4 y también les prestamos nuestra ayuda», subraya.
Esta experiencia le ha cambiado la vida. «Cada persona a la que ayudábamos venía con una historia. Algunos nos agradecían entre lágrimas; otros nos ofrecían un café, una botella de agua o incluso una ducha como muestra de gratitud. Nos daban lo poco que tenían y se preocupaban porque nosotros estuviéramos bien, a pesar de lo que ellos tenían encima. Lo que más me ha impresionado es la gente mayor. Cuando les dábamos comida o productos de higiene era algo emocionante. Muchos de ellos no pueden salir a la calle y gracias a los voluntarios han recibido ayuda. Se querían desahogar con nosotros y nos contaban su historia. Necesitaban sentirse escuchados«, añade. Para este joven ferroviario, el valor de estos gestos no tiene precio y aunque este fin de semana quedará marcado en su memoria, su compromiso no termina aquí; está dispuesto a regresar en cuanto pueda. «Hemos regresado a Valladolid con una mezcla de tristeza por lo ocurrido y con la alegría de ver a todo el mundo unido por una misma causa», concluye.
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