Valladolid
El veterano bar Esgueva cierra por «jubilación» después de sesenta añosValladolid
El veterano bar Esgueva cierra por «jubilación» después de sesenta añosEn el número 4 de la céntrica calle San Benito de Valladolid, junto a la iglesia del mismo nombre, se encuentra el bar Esgueva. En su interior, una pizarra con las palabras «hay caracoles» destaca entre las paredes de madera, repletas de estantes con ... botellas de vino y bebidas espirituosas. Diferentes tapas y chacinas se exponen en el mostrador ante los parroquianos que allí acuden a diario.
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A cargo de este local se encuentran los hermanos Carlos Barros y Álvaro Gutiérrez, quienes sirven cafés, vinos y tapas desde su juventud. «Me he dedicado toda la vida a la hostelería. Empecé cuando tenía 14 años, pero ya nos jubilamos porque mi hermano y yo cumplimos los 65 en breve», afirma Carlos. «Aunque en este local trabajamos de maravilla y hay días en los que te encuentras con la moral más alta, cada vez se notan más los años».
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Sin embargo, no siempre trabajaron en el local de San Benito. «Empezamos en el bar Cajón, cerca de aquí, en la calle Zapico». Dicho establecimiento abrió sus puertas en 1933. «Los comienzos fueron muy duros en aquellos años, aunque eran nuestros tíos quienes llevaban el bar. Después se jubilaron y lo cogimos mi hermano y yo».
Carlos Barros
Bar Esgueva
Álvaro y Carlos regentaron El Cajón hasta hace dos años. «Tuvimos que cerrar el local por un problema de salida de humo en la chimenea. Fue entonces cuando hubo que buscar otro sitio y vinimos al 'Esgueva'». «Aquí estamos fenomenal», dice Carlos Barros, mientras muestra diferentes fotografías del antiguo establecimiento de la calle Zapico.
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El Esgueva, por otro lado, cuenta con su propia historia. «Desde 1965», reza su toldo negro con letras blancas. «Este establecimiento lleva aquí más de 50 años, aunque anteriormente se encontraba en la Plaza Mayor, donde ahora se ubica el Banco Santander», recuerda Carlos.
Aunque el bar Esgueva no sirve comidas, cuenta con un amplio repertorio de tapas de mostrador que hace las delicias de los amantes de la casquería. Especializado en la cocina de fuego lento; caracoles, sardina, anchoas, asadurilla, callos, cresta, oreja o morro de ternera son solo algunas de las comidas que salen todos los días de sus fogones directas a la mesa. Todos estos platillos son el principal reclamo del Esgueva y se podrán disfrutar hasta el sábado 11 de mayo, día en el que los dos hermanos —únicos trabajadores en la plantilla del local— bajarán la persiana de manera definitiva.
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De este variado repertorio de tapas, al igual que de sus vinos (o cafés) disfruta su clientela, a la que, afirman, «tienen mucho que agradecer». «Contamos con todo tipo de clientes, la mayoría de ellos son trabajadores de la Administración o funcionarios». «Son gente muy maja y estamos muy contentos con ellos», reconoce Carlos Barros con una sonrisa. «Ya conocen la noticia del cierre y desde entonces nos insisten en que sigamos, dicen que les da mucha pena». Prueba de ello son las palabras proferidas por un cliente en ese preciso instante: «¡A ver si os quedáis un tiempo más!».
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