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Explica Jesús Guinea, secretario de la Asociación de Vecinos del Centro, que muchos negocios del entorno de la plaza de San Miguel mantienen sus puertas cerradas con llave hasta bien entrada la mañana de los viernes y los sábados por precaución. Solo las abren cuando ... reconocen a un cliente. El deambular de los que han culminado una noche de fiesta en alguno de los 'after' que recogen en sus barras a los que no tienen prisa por irse a dormir y quieren continuar la jarana aún de día les genera inseguridad. Miedo. «Es gente que no está en buen estado, salen en muy malas condiciones y siguen allí hasta las doce del mediodía o la una de la tarde, ya pedimos a la Policía que los viernes reforzara su presencia porque muchas familias que llevan a sus hijos al colegio a primera hora se encuentran con situaciones muy desagradables», explica el representante.
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A pesar de haber sido declarada como Zona Acústicamente Saturada (ZAS), su impresión es que esta calificación sigue siendo, por lo general, papel mojado allá donde se ha implantado. Este lunes, la entidad celebra una asamblea abierta a las 18:30 horas en el colegio de las Teresianas, en la calle Felipe II, con el objetivo de reactivar unas acciones con las que quieren garantizar su derecho al descanso y a la seguridad, más tras las continuas y violentas peleas que se han registrado en las zonas de copas del cogollo de la ciudad en los últimos meses. «Siempre hemos actuado de buena voluntad, intentando llegar a acuerdos, pero hemos visto que no da resultado y ahora nos planteamos ir a los tribunales», avanza Guinea. «Ya estamos esperando una inminente sentencia tras haber recurrido la licencia municipal para ampliar un bar musical con una zona de restaurante en un área que está declarada por ellos mismos como saturada», desvela refiriéndose a un negocio muy cercano a la Plaza Mayor.
Las buenas palabras ya nos le valen. «Parece que los responsables municipales tienen más empatía con la hostelería que con los residentes; no somos, como algunos piensan gente malhumorada que no quiere dejar disfrutar al resto, pero nosotros vivimos aquí y también tenemos derechos», reitera el portavoz, quien considera que la manga es más ancha para unos que para otros. Hostelería, sí, pero con un orden, sería la máxima que plantean. «No se puede beneficiar a un ocio irresponsable», puntualiza Guinea, quien pone el ejemplo de una discoteca de Pasión «que ahora ha comenzado a abrir también hasta altas horas de la madrugada entre semana.
Jesús Guinea
Secretario de la Asociación de Vecino Centro
«Dormir y descansar es una necesidad vital humana y fisiológica. Las personas afectadas por el ruido también trabajan, generan empleo, son contribuyentes y votan», subrayan en la entidad.
La asociación tiene en el punto de mira también una «privatización del espacio público» consentida con la expansión exagerada de las terrazas. «Sabemos que el Ayuntamiento está elaborando una nueva ordenanza para limitarla, pero la que está en vigor no se cumple, esas ocupaciones inciden negativamente en la vida del vecindario por los elevados ruidos, limitación de la movilidad en la calle, y la suciedad que generan», expone.
El entorno de la plaza de Coca, también zona ZAS, está entre esos paisajes urbanos que consideran inadmisibles. «La calle Campanas, por ejemplo, se ha convertido en un restaurante al aire libre y eso no puede ser», valora. Ahora esperan que termine la tramitación de otra ZAS, la de Cantarranas, otro de los espacios sensibles para el que se reclaman medidas de contención del ocio nocturno.
La asociación exige actuaciones firmes para los que incumplan las normas. Nada de tibieza. Suspensión de licencias de actividad, restricción de horarios, reducción de los límites de emisiones, sancionar con clausuras temporales, precinto de equipos musicales y coto a la expansión de las terrazas son algunas de las medidas que proponen. Guinea llama la atención sobre un problema que ya comienza a entenderse en algunos lugares. «¿Quién iba a pensar que en el Bernabéu se iba poner límites a la celebración de conciertos por la molestias que generan a los vecinos del entorno? Pues han llegado», subraya.
La asociación esperará a las decisiones que tomen en la asamblea para preparar una batería de medidas y volver a la carga para que los responsables municipales y regionales tomen cartas en el asunto. «El ocio que genera ruido, suciedad, altercados, en definitiva que contamina y dificulta la normal convivencia ciudadana, no es un derecho. Y los poderes públicos tienen que visualizarlo y actuar en consecuencia, por muchos intereses económicos que existan detrás de esta actividad», zanjan.
Que no se quede en el papel. Eso es lo que esperan los vecinos del centro de las regulaciones que prepara la Junta y el Ayuntamiento para frenar los problemas que generan las noches de empalmada en el primer caso y para evitar que el espacio público siga colonizándose con macroterrazas permanentes, en el segundo. El Ejecutivo autonómico impondrá un mínimo de seis horas para poder reabrir un local hostelero entre el cierre de la noche y su siguiente apertura, además de limitar el inicio de actividad los fines de semana en negocios de las ZAS. El Consistorio, por su parte, encargará un plan director de terrazas con el objetivo de evitar ocupaciones masivas de las calles y con obligaciones estrictas para su recogida y limpieza.
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