![Juan Fernández Aldana, presidente de la Asociación de Vecinos Zona Centro.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/07/28/1469589480-kPYF-U200890126688xZF-758x531@El%20Norte.jpg)
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Juan Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos Zona Centro
Valladolid
«Los clientes de los 'after' llegan a increpar y pedir dinero a los niños cuando van a clase»Secciones
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Juan Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos Zona Centro
Valladolid
«Los clientes de los 'after' llegan a increpar y pedir dinero a los niños cuando van a clase»El colectivo de vecinos de Zona Centro se reunió el pasado 14 de julio para abordar un problema que les quita el sueño, literalmente, desde hace tiempo: el ocio nocturno. Según explican, la situación les supone «una continua agresión» para su salud y les impide ... llevar una convivencia normal. Los vecinos aseguran haber llegado ya a un punto de «hartazgo máximo» y reclaman soluciones para revertir esta situación.
Una de las peticiones ya formalizadas es la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS), algo que, consideran, puede generar un alivio entre los vecinos, al menos en lo que corresponde a los ruidos. Además, solicitarán a la Junta de Castilla y León que revise la legislación acerca de los horarios y licencias, así como la anulación de la opción de dobles licencias. También reclaman medidas para acabar «con las peleas, la inseguridad ciudadana y la suciedad que se acumula en las calles».
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Sergio García
Los vecinos, molestos, denuncian que de manera asidua siguen los botellones en plazas y calles, sin que se llegue a percibir un «mínimo control»por parte de la Policía Municipal. Una situación que achacan a que «de forma sorprendente» se renueven y se otorguen nuevas licencias en estas zonas «acústicamente muy saturadas». Los vecinos aseguran que esta situación viene dada por una legislación regional y municipal «que desatiende y se olvida de la salud y bienestar de sus vecinos».
Entre el resto de medidas que reclaman para las zonas ZAS serían, entre otras, no conceder nuevas licencias a establecimientos como bares especiales o panaderías (algunas abren a las cinco de la mañana), la pérdida de licencia en caso de cese de actividad, adelantar los horarios de cierre de estos locales, la prohibición a estos establecimientos de colocar barreras externas, con el fin de controlar el acceso a los recintos, y el incremento del rigor en las sanciones conforme a las ordenanzas municipales.
Juan Fernández Aldana, presidente de la Asociación de Vecinos Zona Centro, comenta que, con su «lucha», ya han conseguido dos zonas ZAS, las correspondientes a Poniente y San Miguel. Por el momento, es pronto para valorar los resultados, especialmente en esta última por su reciente creación, y más si se tiene en cuenta que ha coincidido con un periodo estival en la que la intensidad del ocio nocturno se ve muy reducido. Por ello, existe un «compromiso», al menos con el anterior equipo de gobierno y que esperan que se mantenga con el nuevo, para reunirse después de fiestas y evaluar los resultados de las medidas aplicadas hasta ahora. Unos resultados que, como adelanta Juan Fernández, en la zona de Poniente no son los esperados. «Tenemos claro que no está siendo efectivo, se mantienen los niveles de ruido». Por ello, confían en llegar a nuevas soluciones en la siguiente reunión, a mediados de septiembre, ya que por el momento ni les han propuesto ni se han valorado otras opciones.
La zona ZAS, «ocio nocturno descontrolado», en palabras de Fernández Aldana, no solo está enfocada a solucionar el exceso de ruido, especialmente en la zona de los Arces, ya que en Coca o en la calle San Lorenzo el problema se centra en las terrazas o locales de ocio nocturno. «En los Arces, aparte del ruido, existe otra problemática mayor. Debido a los 'after' y demás negocios, «se han incrementado los altercados», una situación que los vecinos achacan a los conflictos generados «por las dobles licencias, o lo que se conoce como 'falsos afters'», que causan problemas como el vivido hace escasos meses, cuando en la calle Doctor Cazalla se produjo un altercado que se saldó con navajazos, explica el portavoz de Zona Centro. Las terrazas, que con la covid aumentaron en número, se han ido reduciendo paulatinamente. En la actualidad, tienen licencia hasta la 1:30, un «pequeño avance» que se ha logrado con la zona ZAS. «A esa hora están cerrada, a diferencia de lo que sucedía antes, cuando a partir de ese momento se comenzaba a cerrar, algo que se alargaba más de media hora«.
Para acabar con estos problemas, los vecinos solicitan ampliar el intervalo entre las diferentes actividades en los locales de doble licencia hasta las seis horas, ya que actualmente son cuatro. Y una mayor presencia policial «que actúe bajo las ordenanzas y en base a la ley; es lo que pedimos, que se cumpla la ley, no buscamos más».
En lo que se refiere a la limpieza, se solicitó un incremento, que sí se ha producido. Pero los vecinos van más allá y propondrán al equipo de gobierno que encabeza Jesús Julio Carnero que los propios establecimientos se encarguen de la limpieza del exterior de sus locales, «algo señalado en las ordenanzas municipales».
Desde 2019, la relación con los hosteleros siempre ha sido «muy fluida». Incluso se han llegado a plantear campañas conjuntas de concienciación. Es «una relación abierta» en la que ambas partes entienden que cada una tiene que defender sus sus intereses. «Dicho esto, habrá que llegar a un equilibrio, solo pedimos dormir y descansar».
Conciliar el sueño se ha vuelto un suplicio para muchos residentes: «No hay ningún negocio que esté por encima de la salud». Ante esta situación, numerosos vecinos, asegura Juan Fernández Aldana, «se han visto obligados a acudir a urgencias, especialmente por ataques de ansiedad, estrés e incluso depresión». Son muchas las personas que cuando llega el fin de semana «se tienen que ir a casa de los padres o de los hijos porque no pueden descansar», añade. El problema va en aumento, dice, y «cada vez son más las personas que se unen a la asociación, incluso de diferentes zonas, como por ejemplo los vecinos que residen en las inmediaciones de la catedral. «Se viven auténticos dramas, te tienes que encerrar en casa a cal y canto», recalca el presidente de la asociación, quien añade que la seguridad ciudadana también se ha visto afectada «hasta tal punto que los viernes por la mañanas los niños que van a clase no pueden ir solos porque los clientes de los 'after' se meten con ellos y les piden dinero».
Un problema que también se extiende a los adultos. Los vecinos que acuden a sus puestos de trabajo los días laborales «si coinciden con ellos, se cambian de calle por evitar problemas». También se han visto obligados a privarse de hacer diferentes planes, «como salir a cenar un sábado, para evitar cualquier situación incómoda». Además, los comercios cercanos en más de una ocasión han sufrido desperfectos, relata Fernández Aldana. Una de las pequeñas soluciones que han ido adoptando los vecinos ha sido reforzar las ventanas para intentar aislarse del ruido, «algo que resulta imposible si no vives en un bunker; no te aíslas al 100%. Y nosotros también tenemos derecho a abrir la ventana cuando queramos».
«Los que vivimos en el tramo desde San Lorenzo hasta aquí (San Miguel) al final nos hemos acostumbrados a abrir el portal y encontrar de todo, orines, vómitos…». Según explica, cuando bajan a primera hora de la mañana a la calle, los vecinos no sabén qué se van a encontrar y si van a tener que llamar a empresas de limpieza. También es habitual toparse con personas que han dormido en el interior de los portales. «No sé cómo abren, pero se meten y hacen lo que hagan».
Los vecinos argumentan que el principal problema está en la vía pública. «Al final, los locales tienen que cumplir con una normativa de ruidos y si no lo hacen rápidamente Medio Ambiente los cierra», comenta Juan. «Como en todo, hay excepciones, pero por lo general se cumple». En la calle se llevan a cabo microbotellones y «algunos bares, aunque digan que no, dejan sacar las copas a pesar de estar prohibido». Los más jóvenes ya llegan con sus propias bebidas « y se crean estos pequeños botellones, algo que genera suciedad, los vasos tirados, botellas rotas....».
Las bocaterías también ocasionan quebraderos de cabeza a los vecinos porque «muchas de ellas cuentan con horario de panadería cuando no lo son». Desde la asociación han solicitado que se les aplique la licencia de bocaterías, que está regulada en la Junta. «Lo que hacen es abrir hasta las tantas de la mañana», algo que deriva en que la actividad en la calle «se alargue hasta las 6-7 de la mañana». Debido al tipo de licencia que tienen, esta situación puede alargarse hasta las 12 de la mañana.
En cuanto a las terrazas musicales, aquellas que sacan los altavoces a la calle, «deben tener un servicio más especial, aunque es una actividad que con la zona ZAS no está permitida». «Tener música todos los días, sea la hora que sea, es un trastorno serio, en cuanto pones sonómetros se descubre que el ruido ambiental es superior al que permite la ley», concluye Juan Fernández Aldana.
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