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Hay miles de variedades setas. En España están catalogadas más de 1.500 especies y son tóxicas entre cincuenta y setenta y unas diez son potencialmente letales. La intoxicación habitualmente viene de la mano de la confusión con los hongos comestibles y, además, en una ... misma ingesta se pueden combinar distintas variedades, causando cuadros clínicos de diferente gravedad. El diagnóstico y la intervención temprana son fundamentales y en los casos graves pueden reducir ese 50% registrado como resultado de muerte a solo el 10%, según fuentes de Sanidad.
El consumo de setas ha aumentado considerablemente en las últimas décadas por un mayor valor gastronómico donde además se apuesta por las novedades para el paladar y por el incremento de la afición a la naturaleza y a la micología que aunque tradicionales para la población rural muy acostumbrada y enseñada a distinguir especies son una pasión más reciente, y menos entrenada, entre los urbanitas, con el aumento tanto de las intoxicaciones, como de las reacciones adversas y las patologías relacionadas con las toxiinfecciones alimentarias.
En España se producen entre 200 y 400 intoxicaciones por setas al año, según los datos que maneja la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio. Aunque las cifras varían mucho según fuentes y estudios, fundamentalmente porque en función de su gravedad, si requieren o no ingreso, varia el registro. El Instituto de Toxicología recogía en 2022 176 consultas por hongos, suponían en 0,3% del total de la información requerida al mismo dependiente del Ministerio de Justicia. En Castilla y León lo habitual es una veintena pero cambia mucho según años y circunstancias. Aunque comparte con Cataluña, la Comunidad de Madrid, el País Vasco y Andalucía la pasión por la recolección y el consumo.
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En Valladolid, el año pasado, se produjeron cuatro ingresos por envenenamiento por el consumo de setas tóxicas. Tres las atendió el Hospital Río Hortega, muy especializado en los casos graves además –entre otras cosas por disponer del programa de trasplante hepático–. Entre 2005 y 2015 atendió a 35 intoxicados. De loa afectados de 2022, fueron dos mujeres, una de 66 y otra de 55 años y un hombre de 60 años. Y en el Clínico hubo una hospitalización de un hombre de 45, según datos facilitados por Sacyl. De estas cuatro casos, dos fueron graves con ingreso en UCI por hepatitis grave y otras dos sufrieron síntomas digestivos y más leves. Explican fuentes de la Consejería de Sanidad que, aunque los datos específicos del resto de la región pueden variar de un año a otro y según las condiciones climáticas, hay ciertas características generales sobre la intoxicación por setas en la comunidad». Así explican que «la incidencia de intoxicación por setas puede variar anualmente y está influenciada por factores como el clima, la abundancia de las mismas y la participación de personas en la recolección. En Castilla y León, al ser una región con áreas rurales y boscosas, la recolección de setas es una actividad común, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones».
Apuntan asimismo a que la gravedad de las intoxicaciones «puede variar desde síntomas leves hasta casos graves que requieren hospitalización. Algunas setas contienen toxinas potencialmente mortales, por lo que las intoxicaciones pueden ser muy serias».
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Ana Santiago
Indica asimismo que a menudo ocurren debido a la confusión entre setas comestibles y venenosas. «Las personas a menudo recogen setas sin conocimiento adecuado y las consumen sin estar seguras de su inocuidad. Además, las intoxicaciones pueden deberse a la ingesta de setas contaminadas con pesticidas u otros productos químicos. La educación pública sobre las setas comestibles y venenosas, junto con la promoción de la recolección responsable y segura, son medidas clave para prevenir intoxicaciones».
El rango de edad más frecuente entre los intoxicados es la cincuentena y ligeramente más habitual entre los varores, según precisa el Instituto de Toxicología. En ocasiones se dan brotes como el año pasado que de una sola cocina salieron seis afectados, según recoge el informa de Intoxicación Alimentaria de la Junta.
La CECU (Confederación de Consumidores y Usuarios) ha elaborado este año una guía de orientación y prevención. En ella destaca que «no hay ningún método directo simple para diferenciar unas de otras. Por ello, se ha de evitar la ingesta de todo ejemplar desconocido o ante un mínimo grado de sospecha». Indica asimismo que las setas de parques, jardines o caminos no son aptas para el consumo humano, «puesto que pueden estar contaminadas por absorber sustancias y metales pesados, pasando a ser tóxicas» y que «algunas se pueden comer crudas y otras deben tener una cocción y secado suficiente para que las toxinas termófilas puedan desaparecer».
La Junta de Castilla y León coincidiendo con la temporada micológica ha difundido una campaña de recomendaciones para el consumo y la recolección de estos hongos.
En primer lugar, insiste también en «asegurarse de estudiar bien las setas y recolectar únicamente aquellas que se conozcan. Es conveniente asistir a cursos y exposiciones, comparar las setas recolectadas con las descripciones de libros y guías de hongos. Se deben consultar publicaciones sobre la materia y pedir la opinión de un experto o acudir a alguna asociación micológica cuando se trate de especies que pueden dar lugar a confusión. Es aconsejable recolectar las setas completas para su mejor identificación».
Como se explica en la web SaludCastillayLeón.es y en los dípticos divulgativos, también se debe evitar consumir setas recogidas por otras personas, salvo que se tenga absoluta seguridad de que son expertos en el tema, así como la recolección de aquellas que crezcan en los bordes de las carreteras o las proximidades de los campos de cultivo o zonas industriales ya que podrían acumular sustancias peligrosas.
En lo relativo a la recolección, se recomienda recoger solo la cantidad de setas que se vayan a consumir, ya que son alimentos perecederos y no pueden conservarse mucho tiempo en el frigorífico. Tampoco deben consumirse grandes cantidades de setas ya que pueden ser indigestas y es mejor consumirlas en las comidas que en las cenas. «Las setas demasiado maduras pueden ser indigestas y se deben dejar en el monte para que diseminen sus esporas mientras que las muy jóvenes son difíciles de identificar y se pueden confundir fácilmente».
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