Valladolid afronta sin tregua otra ola de calor con máximas de hasta 41 grados

De momento, se ha activado para el jueves la alerta amarilla y se avecinan cinco jornadas consecutivas por encima de los 36,9 grados, que es el umbral que las autoridades sanitarias han fijado para Valladolid a partir del cual el calor tiene efectos sobre la salud. La previsión habla de 36 grados el jueves, de 38 el viernes, de unas máximas de 41 el sábado y, de una ligera bajada para el domingo y el lunes, con 38 y 37 grados, respectivamente. Eso sí, a finales de la semana subirán las mínimas y se situarán por encima de los 20 grados, la frontera a partir de la cual se puede hablar de noche tropical. Serán 23 grados en la noche del sábado al domingo y de 20 para amanecer el lunes.

De este modo, Valladolid se prepara para un nuevo episodio de calor que llega sin apenas dar tregua. La capital encadena, de momento, 15 jornadas consecutivas (desde el 22 de julio) con las máximas por encima de los 30 grados. Si se suman estas previsiones de la Aemet hasta el lunes, ya serán 22 días seguidos por encima de los 30. Y no parece que, de momento, el calor vaya a aflojar.

Hasta ahora, estos 15 días consecutivos en los que las máximas no bajan de 30 grados se sitúan entre los once periodos de calor más prolongados en lo que va de siglo. El récord está en 2022, cuando se registraron 37 jornadas consecutivas con el termómetro disparado más allá de los 30 grados. Ocurrió desde el 8 julio hasta el 13 de agosto. Cinco semanas de calor sofocante en los que la media de las temperaturas máximas estuvo en 36,39 grados. El segundo episodio más largo de calorina se vivió en el año 2014, con treinta jornadas seguidas, desde el 25 de junio al 24 de julio, con una media de 34,3 grados. En estas quince jornadas seguidas que llevamos (desde el 22 de julio), la media de las máximas está en 35,99 grados, con seis días (19, 23, 24, 26, 26 y 28 de julio) por encima de los 36,9 grados que el Ministerio de Sanidad fija como umbral en Valladolid.

En lo que va de año, la capital ha visto cómo el mercurio sobrepasaba los 30 grados en 37 jornadas. Falta todavía casi todo agosto, pero estos 37 días de 2024 ya son más que los 29 de todo el verano de 2007 o los 28 de 2008 (el año más fresco en lo que llevamos de siglo). El récord se vivió en 2017, cuando hubo 75 días en todo el año en los que se rebasó la frontera de los 30 grados.

De hecho, Valladolid roza los registros del año más cálido de su historia, ya que la temperatura media entre enero y julio alcanza los 13,7 grados (más de un grado por encima de lo habitual). Las previsiones auguran una temporada más cálida de lo habitual hasta octubre y julio cerró con unas temperatura media casi dos grados por encima de lo habitual para el periodo de referencia 1991-2020 (24,6 grados, frente a 22,7 de media).

Otro indicador significativo es ver durante cuánto tiempo se prolonga la temporada de calor. Es decir, a qué altura del año se alcanzaron por primera vez los 30 grados y cuándo fue la última jornada en la que se machacó esa temperatura. El año más madrugador fue 2023, cuando el 27 de abril se registraron 30,1 grados. Este 2024, este primer día inaugural del calor se ha hecho esperar y no fue hasta el 29 de mayo cuando se registraron 30,7 grados. En el otro lado del calendario, destaca 2017, cuando la temporada de calor se prolongó hasta el 15 de octubre (30,1 grados ese día). En número de jornadas, la mayor amplitud se dio el año pasado. Pasaron 164 días desde el primer día por encima de 30 grados (el 27 de abril) y el último (8 de octubre).

Y otra cifra más, la de las temperaturas máximas de cada año. El récord está el 15 de julio de 2022, cuando se consignaron 41,1 grados en laa estación oficial de la Aemet en Valladolid. El 22 de agosto de 2023 fueron 40. De momento, el máximo de este año está en 38,9 grados (el 28 de julio). Para el sábado se anuncian 41, pero si no se sobrepasaran estos 38,9, se situaría en el octavo año con la máxima más alta.

Por encima estarían 2003, 2012 y todos los años desde 2019, lo que da muestra de cómo el mercurio suda cada vez más, con temperaturas más extremas.