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Julio Pichoto coloca las urnas fúnebres en una sala del tanatorio La Soledad de Medina. Fran Jiménez
Coronavirus en Valladolid

El último viaje de 165 víctimas madrileñas de la covid fue en el crematorio de Medina

El propietario del tanatorio de La Soledad asegura que pensó que el horno «iba a reventar», las 24 horas del día en funcionamiento

Patricia González

Domingo, 20 de diciembre 2020, 08:08

Fue una de las decisiones más complicadas que ha tomado en su vida. El miedo y la incertidumbre de enfrentarse a un virus hasta el momento desconocido hicieron que su negativa fuera errática. Ese vaivén, imprevisible y caprichoso de emociones fue acompañado de multitud de ... llamadas «angustiosas» y «desesperadas» de otros tanatorios madrileños que pedían ayuda a voces. Estaban sumergidos en una guerra silenciosa. Los cuerpos se acumulaban. Cada día eran más y más los fallecidos por el coronavirus y los crematorios no daban abasto. Una mañana se armó de valor, descolgó el teléfono y entonó un sí rotundo por «responsabilidad y solidaridad». Ese día todo cambio. Ese día empezó a vivir la pandemia en la primera línea y reconoció una muerte que hasta el momento jamás había explorado. «El coronavirus lo ha cambiado todo. Hasta la muerte. Ahora estamos aprendiendo a marchas forzadas a enfrentarnos al fin de la vida de otra manera, desde otra perspectiva. Las despedidas son más rápidas, más íntimas y con menos días de duelo. Creo que esta nueva visión ha llegado para quedarse y la tendencia, a parte de las restricciones, será esta», asegura el propietario del tanatorio medinense de La Soledad, Julio Pichoto, que desde el pasado marzo y hasta mayo incineró a más de 165 fallecidos por la Covid-19 procedentes de tanatorios de Madrid.

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