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«La precariedad laboral mata», decía la pancarta que abría la manifestación que este sábado por la tarde, desde San Pablo a Portugalete, alertó «de ... los recortes y la explotación» que sufren los profesionales que desempeñan su funcion en el sector social. Son psicólogos, abogados, trabajadores sociales, personal para la integración, auxiliares... Personas como Belén Cortés, la educadora asesinada en un piso tutelado en Badajoz.
«Belén somos todos», recordaban varios carteles, exhibidos en una marcha en la que también podían leerse mensajes como «que la vocación no me cuesta la vida». «Bajo el paraguas de la vocación, no pueden desatenderse los derechos de los trabajadores», recordaban varios de los participantes en una manifestación celebrada bajo un tremendo chaparrón, para subrayar que, en su sector, llueve sobre mojado.
«Sufrimos contratos inestables, incumplimientos continuados en las ratios de los profesionales, falta de recursos, enormes cargas de trabajo y problemas de seguridad», enunciaba Patricia Estébanez, portavoz de un colectivo que reúne a 550 personas. La situación más extrema en Valladolid es quizá la que se vive en el centro de menores Zambrana. «Pero hay problemas también en otros muchos ámbitos de nuestro trabajo, como albergues o centros de atención a mujeres maltratadas, donde la falta de personal lo complica todo», indicó Estébanez.
Participantes con camisetas negras recordaban la delicada situación que atraviesa el Zambrana, donde esta misma semana ha tenido lugar una nueva agresión a una trabajadora. Precisamente este sábado, la sección sindical de UGT anunció que «va a estudiar» la presentación de una «posible querella criminal» por la «desprotección a los trabajadores». El sindicato entiende que «se ha cruzado una línea roja desde el momento en el que se culpabiliza a los trabajadores de las agresiones que soportamos», sin que «ninguna administración, entidad o empresa esté velando por la seguridad, dejándonos en una situación de indefensión total y riesgo evidente».
Al término de la concentración –en la que pese a la lluvia participaron decenas de personas– se leyó un manifiesto en recuerdo de Belén y en defensa de los derechos laborales del sector. «El asesinato de Belén evidencia unas situaciones de desprotección en las que llevamos años insistiendo. El problema no radica en la conducta de los menores, sino en las condiciones estructurales en las que trabajamos. Solo se están poniendo parches sin ofrecer una atención eficaz y en condiciones dignas, lo que cronifica el problema«.
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«No queremos convertir a la población vulnerable con la que trabajamos en los chivos expiatorios de un problema que les trasciende y que es complejo. Culpar a las víctimas de un sistema de servicios sociales desmantelados es echar balones fuera», recogía el manifiesto leído en Portugalete.
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