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Otro incidente en un comedor del Zambrana se salda con una educadora agredida y dos bajas másVasos volando y patadas en un comedor del Zambrana. Fue la escena vivida el martes en uno de los comedores del centro de internamiento. El ... suceso tuvo lugar en una de las unidades más peligrosas, según señalan varias fuentes de la plantilla, cuando uno de los internos más conflictivos que acumula numerosos incidentes -también en un piso tutelado por el que pasó antes de recalar al Zambrana, que quedó «destrozado»- comenzó a proferir amenazas e insultos a los educadores.
Una actitud a la que se sumaron «otros tres o cuatro» de una unidad de 12, que en aquel momento estaban a cargo de cuatro educadores en un espacio de «unos 20 metros cuadrados». Fue entonces cuando el grupo comenzó a «lanzar vasos» contra el personal y profirió varias patadas a una trabajadora, sin que se haya podido identificar, debido al tumulto, al autor material de las mismas. El suceso obligó a intervenir al menos a cuatro guardias de seguridad y otros tantos coordinadores, que apartaron al interno que había encabezado el incidente.
Pese a la medida, el grupo continuó con una actitud hostil contra los educadores a cargo, espetándoles que «se iban a ir llorando a casa» al igual que la compañera agredida. Previamente, una segunda educadora del grupo de tarde tuvo que marcharse a casa con un ataque de ansiedad y permanece de baja por enfermedad común.
«No nos reconocen que sea por enfermedad laboral, por lo que encima nos cuesta dinero», critica la plantilla, que señala que «tampoco se sancionan las agresiones verbales» pese a que muchas veces son «amenazas de muerte». «A veces casi que prefieres que al menos te rocen un brazo para que tomen medidas y los aparten», confiesa una trabajadora, que explica que con anterioridad al cambio de rumbo emprendido por la dirección del centro hace dos años, un insulto suponía sanciones de «tres días sin ocio, que equivale a no ver la tele» y ahora por estos mismos comportamientos no se les expedienta.
La dirección del centro, según las mismas fuentes, está barajando cambiar al interno de unidad, pero consideran que «no soluciona el problema» y piden medios para poder aplicar «planes individualizados» a este tipo de internos.
Fuentes de la Consejería de Familia, de quien depende el centro de menores Zambrana, aseguran en cambio que el incidente en cuestión se saldó sin agresiones ni bajas de los educadores. El suceso, según explicaron, tuvo lugar cuando una educadora entró en el comedor y un interno le reprochó que se hubiera «cagado en sus muertos». En ese momento, siempre según la versión oficial, el interno lanzó una taza contra la pared, por lo que tuvo que ser reducido y conducido por parte de seguridad fuera del comedor. Fue la misma educadora la que, acto seguido, «según recoge el informe interno» (este periódico lo ha pedido sin éxito) aseguró: «Me he cagado en sus muertos y en los de todos vosotros, porque vosotros nos llamáis a nosotras hijas de puta». Junto con este incidente, la Consejería tiene también constancia de otro que se registró ese mismo día en el comedor entre una educadora que se despedía del centro y varias internas, «que tuvieron un intercambio de palabras».
No obstante este periódico ha tenido acceso a pruebas que refrendan la versión de los trabajadores en cuanto a la baja de ambas compañeras y de la agresión sufrida durante la hora de la cena por una de ellas, la educadora de referencia de la unidad durante los últimos turnos. Los hechos han sido denunciados, según las mismas fuentes, ante la inspección laboral y la plantilla lamenta que la coordinación del centro, lejos de «aportar estabilidad a las unidades para solucionar la situación de alta conflictividad», esté ejerciendo «presiones» sobre los trabajadores a la hora de elaborar los partes de incidencias para «culpabilizar» a la víctima de la agresión y «evadir responsabilidades» por una «mala praxis» a la hora de «salvaguardar la integridad física y mental de los trabajadores».
El nuevo incidente complica la situación del centro, que acumula en torno a 13 bajas, una cifra que fluctua por los incidentes constantes y que con la anterior adjudicataria llegó a la treintena. Sí bien los afectados señalan que el descenso se debe a los cambios constantes en la plantilla, dado que ahora muchos los educadores «duran una semana».
Ante está situación, el personal lamenta que no se les esté escuchando y piden de nuevo a la consejera de Familia que visite el centro y se reuna con los trabajadores, porque si bien en otras ocasiones han sido recibidos por los técnicos, no ha sido así con Blanco, mientras que la situación lejos de mejorar es «peor que con la anterior adjudicataria».
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