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Tomás de Torquemada, el vallisoletano que dominó la Inquisición
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Tomás de Torquemada, el vallisoletano que dominó la Inquisición

Los Reyes Católicos pusieron en sus manos el proceso más radical de la Iglesia en España, lo que llevó al país a lo que se ha denominado como Holocausto Medieval

Domingo, 7 de julio 2024, 08:29

Muchos aseguran que Tomás de Torquemada, el inquisidor por excelencia, nació en Valladolid alrededor del año 1420. Azote de los legos y de los iconoclastas, condujo a la sociedad española de finales de la Edad Media a lo que se ha llegado a catalogar como el Holocausto Medieval.

Empapémonos de su historia de la mano de algunos testimonios, como los recogidos en 'Ilustres Varones de Castilla' o 'Personajes de la Ilustración'. Pero debemos aludir primero a otro famoso Torquemada: Juan, quien naciera en 1388. Su fisonomía podría ser descrita como la de un hombre alto, delgado y de venerable gesto. Otros estudios también aducen que su procedencia podría estar relacionada con la ciudad de Burgos. Curioso es que sus abuelos, o agüelos, como les llaman en 'Ilustres Varones de Castilla', fueran conversos, transformados al cristianismo por parte del islam o del judaísmo. Fue criado en las virtudes de la fe cristiana, siendo casto y obediente, implementando axiomas de limpieza espiritual y pulcritud en su día a día.

Juan de Torquemada en una ilustración contenida en 'Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana', de Lucas Alamán.

Recibió el grado de Magisterio en París y volvió a Castilla para ser elegido, por su honestidad y por su «buen seso» como Prior de San Pablo de Valladolid; después fue prior de San Pedro Mártir en Toledo. Fue años después, en la Congregación de Letrados en Roma, cuando Don Juan le nombrase Cardenal Torquemada.

Es curioso encontrar estas alabanzas en los testimonios documentales de 'Ilustres Varones', pues comenta la historiografía que fue un gran teólogo y que fue manso y caritativo, ganando la honra para sí y dando ejemplo a los demás de su virtud. Deleitábase en las obras del entendimiento. Fundó en Roma el Monasterio de la Minerva y reedificó el Monasterio de San Pablo de Valladolid. Sus gestos clericales y su diligencia convencieron a la sociedad de su valía y a sus epígonos del camino recto que el individuo había de seguir. Sus pasos inspiraron a su sobrino, Fray Tomás de Torquemada, al que muchos de ustedes seguro que ya conocen como el Inquisidor General de España.

Tomás de Torquemada

Litografía de Tomás de Torquemada. Biblioteca Nacional

Tomás de Torquemada estudió, enseñó y lució el hábito negro y blanco, desde el solitario claustro hasta la sacristía y el confesionario, llegando a ser prior del convento dominicano de Segovia, dominando la vida secular sin grandes atisbos de grandeza hasta que, veinte años después, comenzara a llamar la atención de las grandes órdenes. Los cronistas de la época rescatan su incorruptible pureza y su eficacia como hombre de acción, siguiendo el camino pautado por la estricta doctrina católica.

Tomás de Torquemada Avilaturismo

El camino de Torquemada hacia la Inquisición fue bendecido por Isabel la Católica, quien fue una esperanza para la religión y luz para los canónigos y los priores, viendo en su figura una salvación divina para la fe. Torquemada se hizo su confesor, pues su reputación le precedía por encima de cualquier historia y, aunque este negó el trabajo en un primer término, debió de ser la Reina quien intercedió para solicitar la presencia de Torquemada.

Después de varios años, Fernando e Isabel desearon mantener la estabilidad católica que habían conseguido encumbrar en una España multicultural. Por ello, escucharon los consejos de Fray Tomás de Torquemada, quien impuso su deseo puritano sobre la sociedad española, instaurando la famosa Inquisición. Pero fueron muchos los antecedentes que convergieron en la creación de esta organización. Por ejemplo, las claras diferencias entre las religiones judías y cristianas que habían conducido a las matanzas de 1467 bajo el motu de «matadlos a todos, esta no es una iglesia, sino la congregación de hombres viles».

El gran inquisidor español, Fray Tomás de Torquemada, entre los reyes católicos Fernando II e Isabel I de Castilla.

Estas contiendas entre conversos, judíos o cristianos llevaron a Isabel a buscar una única solución de manutención de la paz regia. La idea no fue oficialmente de Torquemada, sino del Cardenal Pedro González de Mendoza, quien fuera protector de Cristóbal Colón y quien solicitase al Papa Sixto IV que nombrara cuatro delegados para trabajar en unión de los obispos y así acabar con la herejía de la conversión.

Pero los esfuerzos por aplicar esta previa inquisición fueron frugales y apenas se consiguió implantar el dominio católico sobre los dudosos. A decir verdad, se tenía constancia de que los conversos aún practicaban el judaísmo a escondidas. Fue en este punto donde se debió recurrir a Torquemada, el azote vallisoletano de los impuros, para aconsejar a la reina y a Fernando, solicitando la anuencia del Papa Sixto IV para emprender esta empresa.

Retrato del papa Sixto IV (después de Melozzo da Forli) Titian Vecelli

Aunque el papado estuviera de su lado, los infructuosos esfuerzos siguieron sin tener éxito sobre la sociedad española, que veía como el ejército de Mohamed II seguía avanzando, conquistando el territorio e implantando su religión allí donde vencía con sus huestes.

Fue entonces, en Valladolid, hastiados los reyes de las noticias de la victoria de las religiones contrarias al catolicismo, cuando publicaron un decreto, exactamente datado el 26 de septiembre de 1480 en la ciudad de Medina del Campo, haciendo efectiva la Inquisición Española. Su decisión, no falta de controversia, daba comienzo al periodo más negro de la cristiandad, en el que se produjeron cientos de miles de muertes bajo las promesas puristas católicas.

Cuadro de R. Balaca que representa a Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en Barcelona tras su primer viaje al «Nuevo Mundo».

Los reyes Católicos se sirvieron de la bula papal, escrita en 1478, para escudarse en la construcción de este nuevo grupo que reunía las condiciones para llevar a convertirse en el azote de los contrarios a la religión católica. La bula decía lo siguiente:

«La genuina devoción y manifiesta profunda fe que muestra, en su reverencia hacia nosotros y la Iglesia Romana, requiere que accedamos a sus requerimientos en todo cuanto podamos a la vista de Dios, particularmente en aquellos que conciernen a la exaltación de la Fe Católica y a la salvación de las almas. Nos enteramos de que en varias ciudades españolas se reproducen costumbres judías en secreto, no temiendo incurrir en las censuras, castigos y practicando la perversa herejía. (Por lo tanto) podéis seleccionar de varias provincias y diócesis de los dichos reinos, accionen rectamente sobre los acusados de crímenes y quienes les esconden y ayudan o apoyan, bajo la usual jurisdicción y autoridad que la ley y las costumbres permiten a ordinarios Inquisidores de herejía depravada«.

Palacio de la Mota, en Medina del Campo. El Norte

Con el citado decreto, los Reyes Católicos convirtieron al vallisoletano Fray Tomás de Torquemada en el primer miembro de la Inquisición Española. En ella destacaban otros como el Cardenal Mendoza, Fray Miguel Morillo o Juan de San Martín.

'La expulsión de los judíos de España', por Emilio Sala Francés.

Ese fue el comienzo de la Inquisición Española, tras varios esfuerzos por unificar la religión en Castilla. De aquí surgieron movimientos contrarios que fueron aplacados por la fuerza secular.

Sobre la firma

León (1996). Graduado en Educación Primaria por la Universidad de León. Realizó el Máster en Arte, Literatura y Cultura Contemporánea en la Universidad Oberta de Catalunya. En Leonoticias desde 2023. Articulista de opinión. Responsable en Leonoticias de 'El Odonista' y 'Edificios Emblemáticos de León' y en El Norte de Castilla de 'LiterArte'.

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