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La primera vez, en 2011, probaron la bancada de la oposición. A la segunda, en 2015, formaron parte del gobierno. Y para la tercera andadura por la política municipal, en 2019, los miembros de la lista de Valladolid Toma la Palabra –Manuel Saravia, María Sánchez ... y Alberto Bustos– pidieron a sus bases una ampliación extraordinaria del límite de dos mandatos que fijaban los estatutos de la formación. Se la concedieron y repitieron como ediles con área de gobierno tras una negociación ardua con el alcalde socialista Óscar Puente.
Ahora, Valladolid Toma la Palabra convoca su asamblea para «consolidar» el proyecto «apuntando a la necesidad de crear una candidatura renovada».Cuando se les ha preguntado a los tres concejales, la respuesta siempre ha sido la misma: remitirse a los estatutos. María Sánchez incluso acudió a la cita con las urnas autonómicas como número dos de la candidatura de Unidas Podemos, pero no obtuvo el escaño que le hubiera permitido cambiar de escenario y dar cabida al siguiente nombre en la lista municipal de 2019 (María JoséLarena).
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Hay que comprobar, además, si ese pacto con Podemos –formación reducida al mínimo hoy en día en Valladolid– se reproduce también en los comicios locales. No será sencillo. Es cierto que la nota con la que Toma la Palabra llama a la asamblea señala «el afán de conformar una única papeleta electoral de la izquierda transformadora en las próximas elecciones», pero la negociación tendrá que acometerse caso a caso. Por poner otro ejemplo, en Zamora gobierna Izquierda Unida con Francisco Guarido, que tampoco contempló en elecciones anteriores concurrir con Podemos.
«En las próximas elecciones nos jugamos mucho y construir una propuesta electoral rigurosa, convincente e ilusionante va a necesitar mucha inteligencia colectiva, algo que hemos demostrado que nos sobra en Valladolid Toma la Palabra», presumen en la formación.
Un cambio de cartel electoral tan drástico, sin que esté claro además quién ocuparía el lugar de los tres concejales, que suman ya 11 años en el Ayuntamiento de Valladolid, puede ser una maniobra arriesgada en un tiempo cuajado de incertidumbres electorales. Con la incógnita de cómo se establecerá la correlación de fuerzas a la derecha, con Ciudadanos, PP y Vox disputándose votos que pueden suponer perder algún concejal en el juego de sumas y restas. Con la Plataforma por el Soterramiento, según algunas fuentes, como amenaza si finalmente la asociación se decide a concurrir con una papeleta. Y con el PSOE pendiente de no pagar el desgaste del Gobierno central y tratando de capitalizar los logros de la gestión municipal.
La asamblea de Valladolid Toma la Palabra, este miércoles en el centro cívico El Campillo (19:00 horas), será la primera ocasión de ver en qué sentido avanza la coalición IU-Equo.
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