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Ocho meses intensos y un desenlace incierto por mucho que el principal partido de la oposición municipal dé por amortizado a Óscar Puente. Hasta el ... pitido final del escrutinio todo será una incógnita. La cita electoral del próximo mes de mayo marca desde ya la política municipal, unas elecciones en las que no se sabe cuánto pesarán el supuesto arrastre Feijóo y el presunto Sánchez hacia el abismo que pronostican las encuestas a nivel nacional. Porque estos comicios van, o deberían ir, de lo doméstico. De las cosas que se sufren o se disfrutan a diario. En la calle. Tráfico, servicios a los vecinos, proyectos de futuro para la ciudad, empleo, limpieza, redes de asistencia o educación... Y para eso Madrid queda algo lejos. Con los unos o con los otros.
En esta carrera, de momento, solo hay un participante cierto: el regidor socialista, que opta a un tercer mandato para cumplir doce años en el cargo. Mientras en el PP siguen dando vueltas a nombres de aspirantes que puedan enfrentarse con solvencia al candidato del PSOE –Mercedes Cantalapiedra, Ignacio Tremiño, Pilar del Olmo...–, Puente ha iniciado su labor de balance y despliega comparativas con los veinte años de su antecesor. En inversiones, en política fiscal...
En eso parece que se empeñará. En promocionar lo hecho, en recoger lo sembrado, aunque para algunos, incluidos veteranos compañeros de partido que lideran la plataforma para enterrar las vías, ese cultivo, sin la semilla de soterramiento, les resulte baldío. El equipo de gobierno, sin embargo, parece haber asumido el coste político que podría suponer esta renuncia y se mantiene firme en su plan de pasos y pasarelas con la vía en superficie. Pájaro en mano, argumentan, frente a una aventura sin plazos, que los que le precedieron en el Consistorio no terminaron de rematar. Desde hace unos meses, el PP ha vuelto a la carga con este proyecto, que también reclaman Vox y Ciudadanos, estos últimos con un enterramiento por fases.
Inicia Puente este último trecho entre la incertidumbre. Porque esa coalición con Toma la Palabra que le ha permitido gobernar con comodidad desde 2019 cambiará de caras. Manuel Saravia, María Sánchez y Alberto Bustos darán, en principio, el relevo tras cumplir el límite de dos mandatos que la plataforma de izquierdas marca en sus estatutos. La mayoría ahora en el salón de plenos está en catorce ediles, los once socialistas y los tres de VTLP. La formación que ha sido el bastón del socialista empezará en los próximos meses sus procesos asamblearios para preparar la candidatura. Hablan ya con movimientos a la zurda del PSOE para buscar confluencias en un escenario complejo, con IU, Podemos y ese Sumar de la vicepresidenta Yolanda Díaz. ¿Repetirán el nombre y las alianzas? De momento, no hay respuesta.
En este panorama tan abierto también se mira a Vox, un posible aliado de los populares para hacerse con el bastón de mando. Habrá que esperar si aquella meteórica subida de los ultraconservadores (trece procuradores en las autonómicas), atemperada ahora por el fiasco en Andalucía y la marcha de la icónica Macarena Olona, se traduce en más concejales. Su protagonismo en la Junta de Castilla y León ha venido marcado por mensajes con una carga ideológica muy acusada. ¿Calarán entre el electorado moderado de la urbe las cruzadas contra el socialcomunismo o el talibanismo ecologista o las críticas a la hipersexualización? Tampoco está claro aún si el actual representante de la formación será el candidato.
Incierto es también el futuro de Ciudadanos, a la baja en todas las plazas, y que con tres ediles pasó de apoyar unos presupuestos a la coalición de izquierdas a sumarse al bloque que ha puesto en Puente el punto de mira, con duras críticas a los problemas de tráfico en el centro –el Ayuntamiento ha tenido que llevar a cabo varias rectificaciones–, la reclamación del soterramiento o la limpieza como principales azotes a la gestión municipal.
Puente hará valer las obras realizadas. Entre ellas, las del primer paso del plan de integración ferroviaria entre Panaderos y Delicias, pero también las inversiones en los ascensores de Parquesol o el nuevo centro de mayores en el mismo barrio, entre otras intervenciones menos vistosas. Y también pondrá en valor su papel en la llegada de la factoría de autobuses eléctricos de Switch Mobility y esgrimirá datos que sitúan a la ciudad con una cifras de empleo por encima de la media y un tirón turístico y de presencia nacional que va a más, argumentos que está manejando en los últimos meses.
La carrera ha empezado y todos son optimistas. Los que están en el poder porque creen que seguirán y los que aspiran porque, aseguran, ha llegado el momento de un cambio de ciclo. La solución, en mayo.
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