Mercedes Cantalapiedra y Pilar del Olmo lideran la carrera en el PP para optar a la Alcaldía de Valladolid

Jesús Julio Carnero es el preferido por los encuestados, dicen fuentes del partido, pero el consejero de Presidencia no contempla este escenario. Carnero ha pasado en poco tiempo de padecer un intento de defenestración política amparado por Pablo Casado y Teodoro Egea a erigirse en hombre fuerte de Alfonso Fernández Mañueco en unos momentos tan relevantes electoralmente como los actuales. Y el que fuera líder del PP provincial no quiere renunciar a esto. De hecho, su papel en la confección de las candidaturas clave, y entre ellas está Valladolid, será tan relevante que por ahora Conrado Íscar, actual presidente provincial, queda relegado a un plano discreto.

En segundo lugar entre las preferencias de los encuestados aparece Mercedes Cantalapiedra, que parece cada vez más proclive a meterse en un jaleo electoral del que no hace mucho huía. Desde su puesto de senadora, una campaña contra Óscar Puente (PSOE) se antojaba demasiado incómoda, áspera y de final incierto. Pero empieza a recibir apoyos desde dentro del partido y eso cambia la situación de partida.

Tras ella figura Pilar del Olmo, actual líder del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento, que esta semana pasada se dejaba querer en Onda Cero. El clásico «estoy a lo que diga el partido», pero con condicional incluido: «Quiero poder hacer mi lista». Del Olmo gana porcentaje en sus opciones conforme pasa el tiempo sin una alternativa clara o sin que se designe a un cabeza de cartel. Algunos en el partido creen que jugará la baza de la cercanía con Alberto Núñez Feijóo -vía su relación con Juan Vicente Herrera-, pero también hay quien considera que será Alfonso Fernández Mañueco quien tendrá la última palabra y, en ese caso, le conceden pocas opciones.

Eduardo Carazo, que sonó como posible candidato sorpresa en su momento, está a la cola de este cuarteto en la encuesta del partido. Con tan poco margen de actuación, el diputado en el Congreso parece quedar descartado salvo que haya que encontrar una figura de consenso a última hora. Francisco Blanco, que ya es concejal y que gusta mucho como parte de una línea de relevo cara al futuro, después de que la lista presentada en 2019 haya sufrido varias bajas a lo largo del mandato, debería entrar en puestos de salida, pero no se baraja como aspirante.

En esta tesitura se ha estudiado incluso un nombre alternativo, el de Nacho Tremiño. El que fuera diputado en el Congreso es ahora director de Atención a Personas con Discapacidad de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid. Un puesto goloso, con 93.855 euros de retribución anual, según el portal de transparencia del Ejecutivo madrileño. Salir de allí para jugársela a un cara o cruz con Óscar Puente es mucho apostar. Tiene a favor una trayectoria experimentada, incluso en el Ayuntamiento, al que perteneció como concejal de Servicios Sociales con Javier León de la Riva. En contra, un currículo muy centrado en Madrid en los últimos tiempos, lo que le aleja de la política más pedestre, clave en unos comicios municipales. Tremiño, eso sí, podría contemplarse como una tercera vía si las opciones de Cantalapiedra y Del Olmo se enquistan, al modo en que Pablo Casado accedió al poder en el PP cuando se embarró la batalla entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.

Estas disquisiciones reflejan el tono general del PP en Valladolid, que atraviesa una fase extraña. Fuentes de la formación consideran que se ha dejado de lado a los militantes, que durante un tiempo se mantenían apegados gracias a iniciativas como los cafés con la militancia. Unos quinientos afiliados -incluidos muchos de esos concejales de pueblos pequeños que movilizan el voto y que resultan fundamentales- participaban con regularidad de esos encuentros. Conrado Íscar, presidente provincial, sí participó sin embargo en algunos encuentros celebrados en agrupaciones locales, una ronda que comenzó en septiembre de 2021 en Boecillo. El presidente provincial ha encargado a Víctor Alonso, su mano derecha en la Diputación, la preparación de las listas en la provincia, en la que el PP no solo tiene como objetivo reconquistar Valladolid, sino también crecer en el alfoz y evitar el mordisco de Vox.